Capítulo 10. Incomodidad, ¿o no?

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La familia no solo te ayuda, también te hace morir de vergüenza con la cantidad de ideas estúpidas que te obligan a hacer. En la familia Madrigal, esas situaciones eran el pan de cada día, especialmente desde que la mayoria había decidido juntar a Bruno con Luciana. 

6to mes.

Tras casi tres meses, la familia ya habia terminado sus respectivas actividades y tareas. Julieta junto con Isabela y Dolores, practicaron más de lo necesario los platillos para esa cita, y todos en el pueblo agradecían por tan deliciosos regalos sin saber por qué habían hecho tanto de cada comida. Los jovenes también tenían guardado en sus habitaciones varias decoraciones de estrellas para ser usados como faroles y velas. A pesar de lo eficaz que intentaron actuar, las diferentes tareas de cada uno de los involucrados en el Encanto los retrasaban, sin embargo, un punto a su favor fue que Luciana ahora trabajaba junto con Pepa e Isabela en los cultivos. Por eso mismo, y tras varias semanas de planeación, finalmente pudieron convencer a su tío de reunirse para ayudarlo con sus nervios, o al menos eso pensaban.

Ahora estaban en una de las habitaciones del primer piso: Bruno, Dolores, Julieta, Mirabel, Camilo y, posteriormente, llegó Pepa tras terminar sus deberes, dejando a Isabela con Luciana, manteniéndola lo más lejos posible de la casa.

-¡Ya llegué!- exclamó mientras trataba de respirar por haber corrido desde los huertos -Muy bien, ¿cuál es el plan?

- Práctica de baile y confesión – respondió Mirabel mientras escribía en su libreta - ¡Camilo, te toca!

-Espera, ¿cómo que Cami...?- al instante, el joven se transformó en la chica ante la mirada nerviosa de su tío -Nop, estoy fuera.

-Vamos, tío Bruno – trató de convencerlo la de lentes.

-No voy a hacer esto, es raro.

-Solo te vamos a enseñar a bailar, pero para eso necesitamos que no te pongas nervioso con Luciana, así que Camilo nos va a ayudar en eso.

-No – volvió a negar el mayor sin dejarse convencer – Y cuando yo digo que no, ¡es que no!

-.-

-Muy bien, ahora derecha. 1, 2, 3 e izquierda – indicaba Julieta mientras Dolores y Pepa tocaban algunos instrumentos. Mirabel observaba todo y escribía en su libreta.

-Lo haces muy bien tío – exclamó Camilo con la voz de Luciana.

-Cállate por favor, Camilo- sollozó el mayor tratando de no desmayarse y con un gran sonrojo en el rostro.

-Y listo, ahora dale una vuelta y recuéstala contra tu pecho – empezó la mayor de los Madrigal.

-¡EH!- gritó Bruno mientras soltaba a Camilo y se alejaba caminando hacia atrás. Pepa dejó su instrumento y se acercó a su hermano.

-¡Vamos! Así será más romántico, que estén bailando y de repente pum... la giras hacia tu pecho, tú a su espalda mientras la acercas cade vez más hacia ti y luego de dices en su oído.... "Te amo mi amor, sé mía" – Y ante esa declaración, tanto ella como Dolores y Mirabel, chillaron al imaginar esa escena. Sin embargo, tanto Bruno como Camilo, ahora como él mismo, lucían muy pálidos.

-Sabes que mamá, creo que mejor me voy a...

-Tú te quedas ahí Camilo, y vuelve a transformarte en Luciana – ante esa voz autoritaria, el menor hizo caso a su madre – Muy bien, pónganse en escena.... ¡AHORA!

Y así estaban los dos, Bruno con un gran sonrojo mientras sostenía a Camilo, o más bien Luciana, desde atrás, con una mano en la cintura y la otra sujetándole la mano. El menor estaba pálido, lamentándose por haber aceptado, él solo quería que su tío fuera feliz, no estar en una situación incómoda con él.

La visión del destino (Bruno x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora