Capítulo 12. Miedos y aceptación

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Algunos meses habían pasado desde la boda de Dolores y Mariano. Fue una gran celebración, con un hermoso día soleado, cortesía de Pepa; ahora la pareja vivía en casita y la puerta de la morena había cambiado a una con sus nombres y figuras. Las mañanas eran aún más ruidosas que de costumbre, sin embargo, tanto Luciana como Bruno agradecían que las constantes bromas sobre su romance ahora fueran hacia los recién casados. Ambos lucían incluso más enamorados que antes y la felicidad era palpable en cada miembro de la familia.

Cómo pasa el tiempo cuando uno es feliz, ¿verdad? Nuestra pareja principal lo sintió cuando cumplieron su primer aniversario, para ese tiempo, Bruno seguía trabajando como vidriero y con el consejo de los hombres de la familia se decidió por pedirle matrimonio a Luciana, por eso mismo, había trabajado en un anillo con decoraciones de vidrio.

-¿Qué tal?- preguntó cuando su trabajo fue terminado. El diseño era sencillo, de un color plateado, con decoraciones de piedras alrededor del mismo, siendo la del centro un poco más grande y de color esmeralda. Se había decidido por ese diseño ya que era muy parecido al collar que también le regaló a su pareja cuando ella cumplió años. Quería recrear el momento de felicidad que la joven sintió al ser su primer cumpleaños con regalos y bendiciones sinceras de gente a la que le podría llamar familia, y claro con un novio que la adoraba.

-Se ve precioso – aprobó Agustín con alegría mientras Félix levantaba el pulgar.

-Una joya creada con los sentimientos que tú le tienes a la joven que próximamente adornará su mano con tal distinguido regalo – agregó Mariano con un tono poético.

-Se la daré esta noche, recreé nuestra primera cita detrás de casita y le declararé que quiero casarme con ella- declaró con alegría Bruno mientras guardaba el anillo en un estuche.

De repente las puertas de la tienda se abrieron mientras un grupo de hombres entraba, uno de ellos hablo con tono burlesco al mayor.

-Perdonen... no pudimos evitar escuchar el chisme, pero... ¿no crees que estas muy viejo para casarte, Bruno? Aunque, tal vez quieran hacerlo antes de que mueras por la edad y dejarla viuda antes que soltera – exclamó con sorna y sarcasmo mientras sus acompañantes reían por tal maliciosas palabras. El mencionado miró con melancolía su anillo, provocando más risas en los recien llegados.

-¿Hablan por malicia o por celos?- preguntó con fuerza Mariano, buscando proteger a su nueva familia política – Porque si es el primer caso solo prueban que son unos idiotas porque no soportan ver felices a una pareja que se quiere; si es en el segundo caso, me dan lástima que ninguna persona los soporte lo suficiente para que quieran casarse con ustedes, al menos él tiene una mujer que lo adora y lo ama por quién es, al contrario de otros.

Y con esa respuesta los recién llegados bajaron la mirada avergonzados, algunos soltando disculpas y saliendo rápidamente del lugar. Mariano sonrió con orgullo al igual que Félix al notar como su hija eligió a una persona digan de ella.

-No les hagas caso Bruno – empezó Agustín para después abrazar al trigueño con apoyo – Luciana está enamorada de ti, ten confianza y verás como todo saldrá bien.

-.-

Al otro lado de Encanto, las chicas se encontraban con la costurera. Dolores, Isabela y Pepa habían insistido a Luciana en tomar sus medidas para un vestido, justificando que era para la cita de esta noche. Lamentablemente un grupo de mujeres mayores que ya estaban en la tienda susurraron al verlas llegar, y una de ellas expresó sus sentimientos en voz alta hacia las recién llegadas.

-Miren quién llegó, la moza del joven Madrigal – ante esas palabras su grupo se rio -Veo que aún no se cansan de ti jovencita, ¿qué se siente ser apreciada solo para que el raro tenga con quién...ya saben? De seguro eras la única opción para él y por eso te tolera.

La visión del destino (Bruno x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora