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Haruto trataba de entablar, aunque sea, una mínima conversación con el pelirrojo, pero como siempre, era ignorado olímpicamente.

"Oh, lo siento Haruto, tengo que ir a peinar a mi perrito", "lo siento Haruto, hoy debo hacerle un queque a la señora Kang", "debo ir a cuidar a la paloma de el amigo de Doyoung".

Todas esas eran las excusas diarias, que no eran realmente una mentira, pero que aparecían cada vez que Haruto intentaba hablarle luego de saludarle.

Se comenzaba a rendir, pero Hyunsuk le seguía diciendo que aún era pronto. Quizá Junkyu necesitaba un tiempo para pensar, mientras que Haruto solo lo estaba hostigando.

Aunque hoy, parecía ser su día de suerte.

-Si quieres, podemos ir a comer juntos.

-¿E-Enserio? - el menor asintió, borrando su alegría, para ahora fruncir su ceño.

-¿Qué? - preguntó seco - ¿Acaso tengo cara de chiste?

El rubio solamente negó, pero sin dejar de sonreír. Estaba feliz, realmente feliz.

Extrañaba aquellas bromas que hacía el menor, las extrañaba como nunca. Deseaba tanto poder hablar de otra manera que no fuera solo un saludo.

-Oh vamos, deja de sonreír así, me pones...nervioso - dijo en un hilo de voz a penas audible, pero Haruto lo escuchó.

El rubio estaba literalmente soltando brillos a través de sus ojos marrones, deslumbrantes y cálidos, tal cual amaba verlos Junkyu.

El menor lo miró y rodó los ojos, caminando discretamente con un leve color rojo en sus mejillas. El comedor ya estaba cerca.

-¿Te gusta la pasta?

-Corrijo, me gusta la comida - el menor señaló con su dedo índice al comedor.

-¿Puedo invitarte a comer un helado a la salida?

-Eh, cuidado camaroncito - respondió divertido - Las cosas con calma, chico japonés.

Haruto lo miró levemente entristecido.

Bueno, cualquier estupidez que saliera de la boca del menor sería, literalmente, arte a los oídos de Haruto. Incluso un insulto lo pondría feliz, aún más si incluía esa linda sonrisa.

Oh, Dios.

Se sentía realmente idiota, pero un idiota enamorado.

Estaba intentando hacer las cosas bien. Como debió hacerlo desde un inicio.

Sonrió pequeño, mirando al chico llenar su plato.

Junkyu comía de todo. Podía comerse la comida de su perro, siempre y cuando tuviese un buen sabor, de hecho, había probado cerca de diez marcas diferentes, todo porque su madre le reprochaba a Gus que nunca se comía su comida. Junkyu lo intentaba defender con que la comida era demasiado barata, pero su madre solo le dijo "entonces cometela tú".

Junkyu lo hizo, no precisamente una vez.

Su madre cada vez que lo veía comiendo eso, solo lo miraba con una mueca y seguía su paso, ya no era raro, al menos no tanto como antes.

Por ello, su exigencia era extrema incluso, en una única lechuga rellena de pollo y cebolla.

Junkyu miró el plato y sonrió feliz.

-Joven, su plato, reciba - soltó una señora, que miraba con el ceño fruncido a Haruto, porque llevaba bastante rato sosteniendo el plato y el rubio está más interesado en lo que hacía el otro chico.

-O-Oh, perdón... - recibió el plato y rascó su nuca avergonzado.

-Hoy andas despistado, Haruto - dijo el menor riendo, aunque se encontraba algo nostálgico.

No era por estar realmente con Haruto, pero la situación había cambiado, el ambiente entre ambos chicos era menos incómoda y más amigable.

Haruto parecía feliz y atento ante cada mínima acción realizada por Junkyu. Podía decirse que estaba feliz, no del todo, pues una parte de él intentaba arreglar las cosas.

Ambos chicos disfrutaban en un silencio extrañamente cómodo sus almuerzos.

Una cabellera castaña pasó y chocó con la mirada de Junkyu, quien inmediatamente se levantó emocionado.

-¡Jihoon hyung! - dijo alegremente el menor, llamando la atención del nombrado. Haruto bufó silenciosamente, casi por inercia.

-Kyu, no pensé que estarías tan temprano - musitó dulcemente - Recuerdas que iremos a mi casa hoy, ¿cierto?.

-Claro que sí, tampoco subestime mi memoria, señor responsabilidad - bromeó Junkyu, pero a los ojos de Haruto, no parecía ninguna broma la cual reírse.

Ahora que tenía sus sentidos de vuelta recordó.

Oh, mierda

Se reprochó mentalmente, pero haber visto a Jihoon y a Junkyu besarse como si sus vidas dependieran de ello.

¿Y si eran pareja?

Quizá solo estaba intentando hacer algo cuando ya era tarde, podía incluso que ambos chicos ya estén en una relación y Junkyu se haya olvidado por completo de él.

De todas formas, se sentía algo mal por tener celos, después de todo, ni siquiera eran nada.

Siguió comiendo de su plato, intentado sonreír de vez en cuando, pero sentía una pequeña molestia al ver como el castaño se acercaba demasiado al menor, aunque rápidamente trataba de cambiar su cara de pocos amigos a una sonrisa.

๑❥๑

Era la hora de ensayo. Quedaba exactamente dos semanas, tomo el libro que le dio Junkyu.

Cada vez que tomaba ese libro, sentía un poco de rabia hacia sí mismo.

De todas formas, gran parte de su orgullo se había ido por la borda hace bastante tiempo, aún más si ese tiempo incluía a Junkyu.

Miró el reloj y vio entrar corriendo a un chico de cabellos rojizos ondulados, totalmente agitado.

-Llegué un poco tarde, rayos.

Ambos rieron, pero Seulgi llegó, llamándole la atención a todos los integrantes.

-Chicos, mañana les tomarán las medidas para hacer los vestuarios - cambió su seria expresión a una divertida - A menos que ya no quieran actuar.

Felizmente, o quizá, tristemente, no había ningún papel extraño como el de una piedra o un sol. No eran un jardín de críos, porque les tenían que poner nota a todo y sería bastante estúpido ponerle un diez a una piedra.

-Repasaremos los guiones desde el inicio, así que a posiciones.

Todos inmediatamente acataron la orden, comenzando a ensayar su parte de la obra.

Casillero🍇 Harukyu (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora