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Jihoon había terminado de dejar a Junkyu en su casa, seguro, sano y salvo.

Su madre lo vió con sus ojos rojos y llorosos (también bastante borracho) , pero solamente lo abrazó, repitiendo "todo estará bien" seguidas veces. Intuía la situación, además de ver como el castaño lo había traído así.

Su pequeño y extraño hijo, que solía sonreír hasta por caerse, no era el mismo. Últimamente, se la pasaba en su habitación leyendo o durmiendo. Ella ya había tenido el corazón roto innumerables veces, así que sabía lo que era eso.

También había notado, como, de un día para otro, el tal "Haru", había desaparecido de la faz de la Tierra. Junkyu ya no lo nombraba a cada rato, ya no llegaba casi gritando para contarle que aquél chico le había invitado a un helado o llevado un dulce.

Su pequeño era inocente y probablemente, era su primera vez en asuntos de amor, así que la mujer quería estar presente y apoyarlo con todo.

Algo que Junkyu agradecía, porque en estos momentos, los abrazos y cariños eran lo único que lo reconfortaba un poco de la situación.

Intentaba pensar que el día siguiente sería diferente, realmente lo hacía.

Pero ahí volvía a aparecer el rostro del rubio, enojado y quitándolo del regazo de Jihoon.

También recordaba perfectamente el beso, no se arrepentía para nada, el era libre de estar con quien quisiera, ¿no?

Si había besado a otro chico, era su problema, no de Haruto. Ya había hecho suficiente con su lastimado corazón. Quizá era algo extraño besarse con el castaño, pues era su mejor amigo, pero dejaría lo más claro posible que no le gustaba ni nada.

Solo era una especie de forma para volver más fuerte su amistad.

Conocía gente que lo había hecho, esperaba solo ser uno más del montón y que no afecte a su extraña amistad, que más parecía padre e hijo.

Pero el ver a Haruto así, cuando se estaba besando con otro, había dejado un poco de esperanza en su interior. Sabía que Haruto estaba plenamente jugando con sus sentimientos, pero aún así, una pequeña parte de sí mismo, le decía que quizá, solo quizás, podría algún día, ser algo más que un mocoso odioso de cuatro años.

Pero si el rubio le había dicho aquello, ¿por qué ahora se ponía así al estar con alguien más?

Haruto debería estar rebosando de felicidad hasta por sus poros, ya que, ya no tendría que lidiar con el "infantil" Junkyu.

No lo entendía. Haruto era un chico difícil y muy extraño.

Resfregó sus ojitos con ambas manos, tratando de asimilar bien la luz del día. Su cabeza dolía solo un poquito, comparado con la cantidad tomada, porque había sido una jodida bestia que no se supo controlar.

Tomarse casi media botella no había sido muy bueno. Ni si quiera recordaba lo que había pensado.

Su primera fiesta al menos, fue bastante decente, excluyendo lo de Haruto, claro.

También recordaba perfectamente, como Doyoung no necesitó su compañía, porque con solo unas dos latas de cerveza, él ya estaba bailando en medio de una mesa, gritando incoherencias que al aparecer, eran del agrado de los demás. El chico decía ser tímido y callado, pero se había "desatado" aquella noche; "a veces, las personas más calladas son las peores" , se repetía

Podía decir que había tenido un beso de adultos. Vaya logro.

Ya con una cara un poco más despierta, se paró lentamente de su cama, con intenciones de ir a devorar lo que sea en la cocina.

Casillero🍇 Harukyu (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora