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Junkyu corrió como un pequeño niño por todo el departamento. La ahora, casa de Jihoon, era bastante grande y hogareña. Podía sentir su toque en cada parte de la poca decoración.

—Así que, ¿se quedará a vivir aquí por un tiempo? — el mayor asintió, sonriendo y balanceándose como un pingüino.

—También comenzaré a ir a tu instituto — Junkyu chilló, dando pequeños saltitos en su misno lugar, sus calcetines blancos pasarían a formar parte de los sucios en tiempo récord — No estaremos en el mismo curso obviamente, pero aún así podremos estar juntos en los almuerzos y descansos.

Junkyu de la nada saltó a sus brazos, agarrándose cómo pudo de éste, mientras que el mayor intentó hacer el mejor esfuerzo por no dejarlo caer. Parecía un koala agarrado a un bambú; tierno de todas las formas posibles ante los ojos de Jihoon.

—Kyu...¿qué fue lo que pasó? — el nombrado lo miró, pero prontamente escondió su rostro en la curvatura del cuello del castaño, aspirando el relajante perfume de éste.

—Supongo que solo fui muy ingenuo y tonto. Me confíe de un chico que conocía de a penas casi un mes.

Jihoon frunció sus cejas, mirándolo triste y algo enojado.

¿Quién había sido el maldito imbécil que lo había dejado así?

Tenía muchas ganas de ir a molerlo a golpes, porque Junkyu era la persona más tierna y buena que conociera en el podrido mundo. Era un angelito, el cual quería proteger a toda costa de las cosas malas.

—No digas idioteces Junkyu, tu no eres tonto, tu eres un angelito — posó su mano en la mejilla contraria, sobándola con cariño.

—Sí, lo soy, hyung — suspiró — Pensé que le agradaba a Haruto, pensé que podía quererme de la misma forma que yo a él. Supuse que lo que yo comenzaba a sentir, también lo hacía él, pero no fue así.

Abrazó con fuerza al mayor, sintiendo sus ojitos picar y su corazón apretarse.

—A-Al final solo era un estorbo y un mocoso que se ilusionó, él mismo lo dijo... — había hablado con la voz casi quebrada, pero aún conservaba algo de seguridad — Supongo que es momento de dejarlo en paz, por mí y por él.

Creía que alejarse un poco del rubio, probablemente sería lo mejor.

Sí, estaba triste, se sentía horrible, pero era lo suficientemente consciente como para saber que no debía andar rogando por un pedacito de amor a alguien que no estaba dispuesto a darlo.

No iba a obligar a Haruto a quererlo. El amor no se compra ni se fuerza.

Aún así, le dolía un poquito la manera de cómo se habían dado las cosas.

Repentinamente, sintió unas manos acariciar su esponjoso cabello, relajándolo casi al instante. Un truco que Jihoon siempre usaba cuando quería transmitirle tranquilidad al menor.

Lo único bueno que había ocurrido, era la llegada de Jihoon, pero incluso eso no lo hacía vomitar arcoíris y muchos potes de brillitos como quizá hubiera ocurrido.

—Vamos pequeño, tenemos muchas series que acabar, la comida de la mesa no se acaba sola.

Ambos sonrieron, gustosos ante la compañía de ellos.

—Lo quiero hyung, gracias por estar conmigo — dijo mientras era bajado por éste, sentándose en el sillón de color marrón a la vez que Jihoon.

—No tienes nada que agradecer, pequeño — ambos reposaron sus cabezas en las contrarias.

La tarde pasó rápido, ayudándolo a olvidarse un poco de lo ocurrido.

Pudo reflexionar y pensar correctamente acerca de su relación con Haruto. Había sido simplemente un muchachito más, que había soñado inconscientemente con un final de película adolescente de fantasía.

...

Los días pasaban, como también lo hacía Junkyu de Haruto.

Cuando el rubio había intentado hablar con el menor, el chico solo habría respondido "está bien, no tienes por qué justificar tus palabras, está bien Haruto".

Ambos seguían ensayando, pero la relación entre los dos chicos se había ido por la borda.

Haruto sentía la necesidad de hablarle, pero quizá solo estaba pensando de más. Junkyu actuaba como si no le hubiera afectado, como si esas lágrimas que Haruto vió, nunca hubieran salido.

No entendía, ¿acaso Junkyu no sentía nada?

No, a Haruto no le gustaba el menor. No, no y no.

Si el pelirrojo pasaba de él como si nada, el también podía. A él no le gustaba Junkyu, no entendía el por qué de su extraño comportamiento.

Bueno, eso hasta que vio al menor siendo abrazado cariñosamente por un chico alto y castaño.

—¿Qué mierda?

Hyunsuk solo rió, el sabía perfectamente lo que le ocurría a Haruto, pero era terco, no iba a servir de nada más que para pelear sus consejos.

—Junkyu me comentó algo de que llegaba un viejo amigo de vuelta a Corea, creo que se va a quedar a estudiar aquí — el contrario únicamente frunció sus cejas, gruñendo por lo bajo mientras miraba la escena de los chicos, los cuales se abrazaban contentos y con cariño — ¿No me digas que andas celoso?

—No digas estupideces, no es gracioso.

Para Hyunsuk era todo lo contrario, se estaba muriendo de risa al ver la carita que tenía su amigo.

—Bueno, supongo que estás feliz de ya no tenerlo merodeando encima tuyo, ¿no? — fue ignorado por un enojado y serio rubio — Kyu es lo suficientemente maduro como para no insistir, es un gran chico.

—Voy a ir al baño, te veo luego.

Triste fue su sorpresa, que al encaminarse a los baños, encontró a la parejita de amigos, que no le hacían gracia alguna, conversando y riendo alegremente.

El menor chocó sin darse cuenta contra él.

—Oh, lo siento hyung — dio una sonrisa y una reverencia educada — ¿De qué hablábamos Jihoon-ah?

Sí, fue ignorado olímpicamente por Junkyu.

Y extrañamente, le había dolido más de lo esperado. Su corazón sintió una punzada, a la vez que volvía sus manos en forma de puños.

Pensó que el día mejoraría, pero claramente no lo hizo, pues el desagradable y sonriente chico que acompañaba a Junkyu, ahora, era su nuevo compañero de clases.

Casillero🍇 Harukyu (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora