Axel
—¿Carolina eres tú?
Mi padre le había preguntado hace unos instantes y yo aún no sabía cómo sabía quien era ella, todas las veces que ella iba a casa él nunca se encontraba ahí, era demasiado extraño pero intrigante saber de donde se conocen.
Todo se había detenido en ese preciso momento en el que ella caminaba hacia nosotros, la conocía ala perfección que cuando bajaba la vista o se mordisqueaba el labio, se encontraba incómoda y un tanto nerviosa.
—Claro que eres tú— Afirmó mi padre. — Han pasado varios años.
Ella termino de caminar hacia donde yo me encontraba y se pudo por detrás de mi, quedando yo como un pequeño escudo entre la mirada penetrante de mi padre que seguía cada movimiento de ella.
—¿Lo conozco?—Pregunto ella tomando mi mano.
La forma en la que la miraba produce en mi sistema una enorme furia, me molesta que la mire de esa manera tan descarada, como si quisiera desnudarla.
—Oh claro que nos conocemos bien— Responde de manera juguetona y ríe con descaro— ¿A caso te ha contado lo que su mamá hacía con ella?.
Esta ves se dirigió a mi, despegando su fría mirada de ella, por mi expresión de enojo y confusión supo que no.
—Lo imagine.
—No estamos aquí para hablar de otro tema, solo dime cuánto quieres para que dejes de jodernos la vida.—Finalice molesto.
—No me hables de esa forma Axel— Sentenció mi padre. —Te dejare de joder el día que regresen a casa suplicando que te ayude, ahora largo de mi casa.
Se giró para caminar hacia las escaleras, lo conocía y sabía que no podía convencerlo ahora, ¿pero porque es así?. Antes de subir nos regalo una última mirada y hablo:
—Que bien te moviste esa noche Carolina.
Sentí como Carolina se contrajo en asombro y sus ojos buscaba los míos, yo me quede en mi lugar parado y con la respiración agitada.
El muy infeliz después de soltar la bomba, subió a su habitación, la solté de la mano y caminé hacia la salida, donde una chica de limpieza me detuvo y puso algo sobre mi mano.
—Te servirá de algo— Trato de sonreír y se perdió por uno de los pasillos de la enorme casa.
No le tome mucha importancia a la chica, mire mi mano y en ella se encontraba una pequeña memoria, la metí en el bolso de mi pantalón y salí de casa.
Carolina corría detrás de mi para que la esperara, subí al auto azotando fuertemente la puerta, y ella subió en su lugar, ninguno de los dos habló.
Por su rostro corrían pequeñas gotas de lágrimas, no quería preguntar, quería que ella me subiera lo qué pasó y no ser yo quien lo pida.
Encendí el radio para llenar el vacío, apreté con fuerza el volante, mi sangre ardía, y mi cabeza y Laguna a escenas de ella y mi padre.
¿Que hacía su mamá con ella? ¿Porque nunca me lo contó? ¿No que nunca nos ocultaríamos nada?. Rebase un coche y acelere el auto el cual respondió al instante, no sentía la fuerza del auto ni la velocidad haya que ella atrajo mi atención.
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Deseo más oscuro [En proceso]
Teen FictionAmérica reúne todas sus fuerzas para comenzar la venganza contra quienes mataron a su amado, y ara todo lo posible para descubrir donde está su hijo.