Baby Trombone

2K 113 20
                                    

Thomas abrió los ojos a eso de las cuatro de la tarde, había dormido como un bebé durante horas y ni siquiera eso le daba motivos suficientes para levantarse del colchón. Enseguida se le vino a la mente el mensaje que le había mandado a Dylan así que se puso de pie en una fracción de segundo y tomó su celular para leer la respuesta de su amigo.
Nada.
El muy cabrón no le había respondido nada aún, ni siquiera un puntito que le indicara que al menos estaba molesto con él. No sabía en dónde andaba y el hecho de que estuviera con Tyler, su mejor amigo de años, le ponía furioso.
Volvió a teclear algo, procurando no sonar muy insistente, y llamó a Bella para que se apresurara en llegar.

Dylan se la había pasado todo ese tiempo con Tyler, en el cine, en un parque, comiéndose un helado, charlando..., etc.
-¿Me esperas un poco? –le preguntó educadamente a su mejor amigo. Tyler asintió con la cabeza, lamiendo su helado de vainilla como un niño pequeño.
El castaño se puso de pie y se alejó un poco de la zona pública para revisar el mensaje que le había llegado hace un rato.
"Tenemos que vernos, pero que sea ahora. Quiero verte" de un tal Sam O'Conner. O'Brien rebuscó en lo profundo de su memoria algún amigo, conocido, vecino que pudiera llamarse así pero nada vino a su mente. Bajó un poco más y leyó el siguiente mensaje que le había mandado la misma persona.
"¿Por qué me bloqueaste en Facebook? ¿Te hice algo muy terrible para que me hagas algo así?", entonces supo de inmediato de quién se trataba. Sus vellos se erizaron y su corazón comenzó a latirle más deprisa. Estaba tan enojado con Thomas que ni siquiera quiso responderle, juntó toda la fuerza de voluntad que le quedaba y apretó el botón de atrás para salirse de su bandeja de entrada.
Unas manos lo tomaron de la cintura, provocándole un sobresalto, y se volteó tan rápido como sus pies le permitieron. Tyler lo abrazaba desde atrás con tanto cariño que a Dylan se le hizo casi imposible no corresponderle.
-Me has asustado... -le dijo, llevándose una mano al pecho para regular nuevamente sus latidos, aunque algo le decía que no se debía a su amigo. Cada cambio de humor, por muy mínimo que fuese, que lo impactaba era provocado por alguien que tenía nombre y apellido: Thomas Brodie Sangster.
Una luz le dio justo en la cara y tuvo que pestañear un par de veces para poder ver con claridad.
-Mierda.
Eso había sido todo lo que salió de su boca al ver que un paparazzi lo había captado en aquel momento, con aquella persona y en ésa bendita situación. Grandísima mierda.

Dos horas después, Thomas volvió a revisar si Dylan había leído su mensaje, llevándose una desagradable sorpresa.  Visto a las 18:53. Sin poder explicárselo, un recuerdo de las grabaciones de The Scorch Trials se proyectó en su mente.
-Chicos, de nuevo. Hagámoslo otra vez... -les dijo Wes debido a que la escena no lograba salirnos.
-Vale –le respondimos Dylan y yo al mismo tiempo.
Wes levantó su dedo pulgar, haciéndonos señas de que ya habían comenzado a grabar. Antes de hacer nada, notó cómo el director se acomodaba su gorra favorita hacia atrás para poder ver todo aún mejor.
Dylan se rascó el cuello, justo debajo de la nuca, y el rubio entró en acción.
-¿Qué dice el mío? –le preguntó Sangster. Dylan, con manos temblorosas, deslizó sus dedos por dentro de su playera y le levantó la prenda para quitársela del todo.
-Propiedad de CRUEL, Sujeto A5... el pega... pegamento... -tartamudeó O'Brien. Sus piernas estaban casi rodeando la cintura del rubio, ambos sentados sobre la cama y con expresiones de pánico en sus rostros debido a la tensión del momento. Todo estaba saliendo horrible.
-¿El pegamen...to? –murmuró Thomas con un hilo de voz. El calor había comenzado a apoderarse de su cuerpo y no tenía fuerzas para seguir luchando contra la excitación que le provocaban las manos de su amigo sobre su cuerpo.
-Sí, debe ser porque eres como... como la persona que nos mantiene a todos los... ah, quiero decir, eres el que nos mantiene unidos.
-¡Corte! –Gritó Wes desde el otro lado de la habitación–. Ustedes saben que los quiero mucho pero, por lo mismo, seré sincero con ustedes: están haciendo un trabajo de porquería. ¿Pueden echarle un poquito más de ganas al asunto?
Thomas miró a su amigo que estaba igual o peor que él pero, que por un extraño motivo, nadie más parecía notarlo. Compartieron miradas cómplices y se separaron un poco para no aumentar aún más la tensión.
-Tadashi, ya no nos resultó. ¿Por qué no haces algo para quitar esta escena de la película? Sabes, tampoco es algo muy relevante en la historia –intentó convencerlo el castaño.
-Dos cosas. La primera, no vuelvas a llamarme Tadashi.
-¡Pero si sois igualitos! –se echó a reír Dylan. Thomas lo observó con admiración, siempre le había encantado su sonrisa y más cuando mostraba su blanca y perfecta dentadura.
-Dylan, basta. La segunda, esta escena es una de las más importantes para las admiradoras de la trilogía porque es un momento tenso entre Thomas y Newt.
-Dímelo a mí... -dijo el rubio sin poder contenerse. Las personas se lo quedaron mirando, extrañados por ese comentario aparentemente sin sentido, pero Dylan le dio un abrazo disimulado al entender a qué se refería, puesto que estaba pasando por lo mismo.
-Bueno, como sea –dijo Wes, sacándolos a ambos de sus pensamientos–, no podemos seguir perdiendo más de nuestro valioso tiempo con esto. Ensañen en privado y mañana volveremos a repetirlo. ¿Okay?
-Dos cosas –le dijo divertido el castaño–. La primera, esto es Maze Runner... no Bajo la misma estrella pero, okay, mi amor.
Wes dudó un segundo. Tenía ganas de darle un coscorrón para que no volviera a faltarle el respeto. Tener casi la misma edad no significaba que pudieran pasar por encima de él.
-¿La segunda cosa? –fue todo lo que pudo preguntarle, ocultando en vano su mal humor.
-Es que, Wes, tengo el vago presentimiento de que mañana tampoco nos saldrá. Ni pasado, ni en una semana o en el mes sub siguiente. No saldrá nunca.
-Pues no habrá película hasta que os salga, ¿okay, Hazel Grace? –le devolvió la broma el hombre, retirándose de la habitación. Thomas se echó a reír, tomando a Dylan de los hombros para que volviera a su estado de relajación.
-Creo que te ha jodido, Dylan –volvió a estallar en otra carcajada.
-Aggh, cállate Trombón.
O'Brien lo empujó lejos para luego ponerse de pie.
-No me dijiste el baby... -le reclamó el rubio, haciéndose el ofendido.
-No te lo mereces. Debieras defenderme más–le respondió su amigo, acomodándose la ropa. Eso sí que le había dolido. Algo le decía que Dylan estaba molesto de verdad.
-Entonces, ¿perdón?
-No te arrepientes, Tommy –lo encaró O'Brien, volteándose en forma desafiante.
-No me gusta que me llamen así, Dylan, por favor.
-Sólo bromeaba, baby trombone... -Dylan le rodeó el cuello al rubio, lanzándose a sus brazos. Tuvo que mandar al carajo sus ganas de rodear su cintura con sus piernas porque eso podría cambiar algo entre ellos, así que simplemente se conformó con aspirar de cerca su aroma, o de sentir el roce de su piel, o sus manos aferradas en sus caderas. Sus latidos chocaron contra su pecho provocándole un leve rubor en las mejillas.
-Dyl, ¿puedes..., ya sabes, bajarte?
La misma emoción que lo había envuelto y llevado a actuar tan impulsivamente ahora estaba abandonándolo con aquellas palabras. Thomas no quería tenerlo cerca y no había nada que le doliera más en el mundo que eso. Se bajó de encima, rozándole la nariz en el descenso y se fue de la habitación con las lágrimas picándole los ojos.
-Pero, ¿por qué te vas? –le preguntó sin comprender.

Alguien golpeó la puerta, trayéndolo de vuelta a la realidad. Movió la cabeza de un lado al otro para quitarse la imagen de Dylan con los ojos llorosos. Qué idiota había sido en ese entonces. Nunca lo había valorado hasta entonces, incluso fue sólo ayer cuando se dio cuenta de lo obvio que era el castaño con respecto a sus sentimientos...
-Ya voy –le anunció a aquella persona que lo esperaba detrás de la puerta.
Envolvió sus dedos alrededor de la manilla y la giró. O'Brien lo miraba con el ceño fruncido y los labios apretados.
-Dyl –le dijo en un susurro, con una pizca de esperanza en su tono de voz sumado a una extraña alegría por el hecho de que él estuviera aquí y no con su mejor amigo Tyler. El castaño entró sin pedir permiso y le mostró en plena cara la pantalla de su celular.
-¿Me puedes explicar por qué te has hecho una cuenta falsa?
-... -su manera tan agresiva de reaccionar le causó escalofríos, obligándolo a retroceder.
-Responde. ¿Quién te crees? Deja de jugar a esto conmigo... de venir a mí y luego pedirme que me aleje de ti. ¿Qué mierda quieres conseguir?
Thomas levantó la vista del suelo. Ni siquiera se había dado cuenta de que la vergüenza lo había impactado con tanta fuerza hasta el punto de hacerlo temblar de la timidez.
-A ti... mierda... ¡Te quiero a ti!
-Mentiroso. Eres una horrible persona. Primero me intentas seducir, estás todo el tiempo buscándome y, cuando llego a ti, me apartas y me pides que te deje solo porque tienes novia. Yo igual tengo a Britt pero... no sé. No puedo evitar quererte como lo hago.
-Perdóname si te he hecho sentir mal. Dylan, ven aquí.
El castaño, en vez de marcharse como lo hubiera hecho cualquier otra persona al ser lastimada de esa forma, lo tomó de las solapas de su chaqueta y le plantó un beso en la boca. Thomas tardó en reaccionar pero, cuando lo hizo, llevó sus dos manos a la cintura de Dylan para tomarlo en brazos y luego recargarlo contra una de las paredes de su habitación. Le lamió el cuello con desesperación, enterrando sus dedos en su blanca y tibia piel.
-Te quiero –le dijo el castaño entre besos, pero nuevamente el rubio no le correspondió a sus sentimientos. Era casi inhumano lo que pasaba dentro de su cabeza. No podía ver a Dylan como su pareja, ni tampoco podía verse con él paseando en un parque tomados de la mano. Pero sí podía verse a sí mismo embistiéndolo o besándolo hasta dormírseles los labios.
Le apretó el trasero, juntándolo aún más con su cuerpo, y se lo llevó a su cama para recostarlo sobre las mantas. Dylan buscó con sus manos indecisas más piel por tocar, llegando a parar en la espalda de Thomas. Le quitó la ropa que llevaba encima y la arrojó al piso, volviendo a él.
-He dicho que te quiero –repitió entre jadeos mientras le besaba el cuello a Thomas, quien sólo asintió con la cabeza para que no pensara que no lo había oído–. Me gustas.
-Y tú a mí.
No lo quería de esa forma, ni mucho menos lo amaba, pero sí le gustaba... le encantaba y no podía ocultarlo así que le importó bien poco confesárselo.
Dylan no lo malinterpretará, se dijo a sí mismo... Sólo me gusta sexualmente. Nada más.

*          *          *          *          *        
 *
Thomas Sangster es muy malo, en la vida real también :c
Mentira, lo amo. Sangster es un cosito tierno <3

Dylmas (Dylan y Thomas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora