Tyler Hoechlin

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Frío. Tristeza. Incertidumbre... Son los tres sentimientos predominantes ahora mismo. El piso de baldosas me congela los pies así que estiro la pierna y arrastro lentamente la alfombra que hay a un lado del cuarto de baño.
Prendo de nuevo la pantalla del celular y chequeo la hora. 08:43.
Estuve toda la noche viendo entrevistas de Dylan y revisando hasta en la página más poco confiable de la web algo sobre él. Cualquier cosa que me quitara esta sensación de que nadie lo conocía en realidad. Pero resultó ser que estaba en lo cierto. O'Brien es un desconocido para todos, incluso para su círculo de amigos más cercano.
Lo único que pude adivinar fue que ama desesperadamente el pollo (cocinado de la forma que sea) y que en su vida tuvo que mudarse un par de veces. No sé por qué retener esa información me hizo creer que importaba una mierda, cuando en verdad no parece tener relevancia alguna. Pero diría lo que fuera con tal de no admitir que estaba volviéndome loco por no estar al tanto de nada que hubiera ocurrido con él.
Los párpados me pesan, mi cuerpo permanece tenso y el cansancio amenaza con consumirme por completo. Las ojeras que tengo no deben sentarme nada bien, pero esa es la mínima de mis preocupaciones.
-¡Thomas! ¡Sal del baño, maldita sea! Estás asustándome –grita Bella desde el otro lado de la puerta. Me pongo de pie de un salto y le quito el seguro para que ella pueda entrar.
-Lo siento, cariño. Se me pasó la hora –lo cual no era del todo mentira.
-¿Ah sí? ¿Y en qué te entretuviste tanto, eh? –me escruta con la mirada, pero su expresión de enojo se borra de inmediato cuando deja salir un exagerado bostezo.
Miro a mi alrededor para buscar algo en qué perder tiempo, pero solo veo un par de toallas arrumbadas en una esquina y un cesto de ropa sucia.
-Yo... Es que... Kaya me recomendó un juego y no había decidido jugarlo hasta ahora. No soy fanático de la tecnología, pero debo reconocer que Candy Crush es atrapante y obsesivo.
Mis ojos dieron a parar al suelo por enésima vez. Ese comentario fue tan realista que me provocó retorcijones en el estómago. Si bien Candy Crush era una mentira, el tema de mi obsesión con Dylan parecía ir muy en serio.
No quiero convertirme en esos hombres que celan a su pareja con cualquier persona que les dirija la mirada. No quiero tener que seguir a Dylan y verme en la obligación de averiguar con quién sale, come y habla. No va conmigo y nunca lo hará..., o eso espero.
-Ya. ¿Y en qué nivel vas?
-En el –me rasqué la barbilla pensando qué responder, ¿cuántos niveles máximo tendrá esta cosa? Qué va, quizás Bella ni siquiera lo ha jugado. Solo tengo que decir un número cualquiera– treinta y seis.
-Vaya, eres bueno. Pero, de todas formas, ya ven a la cama.
Me agarró del brazo y tiró de él para arrastrarme por el lugar.
Levanté las frazadas con mi mejor cara y me dispuse a dormir. Total, lo necesitaba y de verdad estaba muy cansado.
Dejé el celular sobre la mesita de noche y me acurruqué junto al cuerpo de mi novia en busca del calor que emanaba su cuerpo. Isabella me rodeó con uno de sus brazos y me acercó aún más a ella, depositando un sonoro beso en mi frente.
El sueño me fue atrapando poco a poco, llevándome con él. Me quedé dormido pensando en el por qué era tan importante para mí saber más sobre Dyl.
Yo no quería solo ganarme su perdón y ser amigos como antes. Nada es como antes. Quiero a Bella, pero ya no estoy tan seguro de que lo que siento por ella sea amor. Tampoco creo que pueda surgir algo con alguien como Dylan; es decir, él es un chico encantador, pero lo que me produce es arriesgado. Insano.
No puedo estar con alguien que me haga vivir en la inseguridad. Estar en una relación con él sería un día sí, y al otro no. Un día te quiero, y al siguiente te odio.

Con el paso de la mañana, otras pistas fueron apareciendo poco a poco.
Soy esa clase de persona que siempre que está feliz, rebusca entre su mierda hasta volver a deprimirse, comentó Dylan una vez hace un tiempo atrás. Me pregunto si rebuscará entre su mierda estando con amigos. Digo, en esos momentos en donde todo gira en torno a las risas, juegos y bromas, es casi imposible sentir tristeza por algo, ¿no? La mente de las personas permanece ocupada y...
Entonces caigo en la cuenta de que él siempre está con amigos o junto a Britt.
Claro, ¿cómo es que nunca lo vi antes? Dylan siempre se mantiene en constante movimiento para mantener su mente ocupada.
Y, por muy pequeña que haya sido mi conclusión, algo me desgarra por dentro. Como si estuvieran encestándome puñaladas justo en el centro del corazón, dejándolo adolorido dentro de su caparazón, pero no me resulta indiferente. Para nada. Puedo imaginarme la sangre brotando de la herida, de mi pecho, de mi cuerpo y, quizás, de mi alma. No tengo muy claro a qué se debe, pero deduzco que debe ser por él.
La imagen de un niño bailando una canción de las Spice Girls, sumada a otra de un muchacho buscando fervientemente algo en qué gastar su tiempo inundó mi perturbada mente, destruyéndola.
Todavía podía verlo: su pelo castaño bien corto, su camiseta de un color sandía y esos ojos grandes y brillantes. Ese momento, que forma parte de su pasado, quedaría grabado por siempre en mi memoria.
De pronto, cuando creí que sería enviado a otra dimensión dentro del sueño, la alarma comienza a sonar.
-Timmy, apágala –balbucea Bella, empujándome en dirección a la mesita de noche.
-Vale, vale, pero deja de hacer eso –aparto su mano con cuidado y tomo el despertador entre mis dedos torpes, apagándolo con un golpe. Son las nueve y media, pero no tengo intensiones de levantarme en un buen rato más ya que no he dormido casi nada.
-Mi amor –la voz de la pelirroja suena por encima de las imágenes fugaces que pasan delante de mis narices como diapositivas– tengo que salir ahora. ¿Podrás cuidarte tú solo?
-¡Bella! –exclamo seriamente, pero luego una risita se escapa de mis labios.
-Es broma, Timmy. Sé que puedes cuidarte solo. Voy a ducharme y salgo de inmediato.
-Vale.
-Te quiero –dice, y me da un imperceptible beso en los labios.
El sonido de sus zapatos chocando contra el suelo me avisa que va en dirección al baño. Entonces escucho la puerta cerrarse y el agua cayendo desde el grifo.
-Tendrás el día solo para ti. Podrás hacer lo que gustes –me anuncia una voz dentro de mi cabeza. Sé que es mi voz. Es la persona que me habla cuando mi yo interior, que ama tener todo bajo control, no sabe qué diablos hacer.
Algo comienza a vibrar a pocos centímetros de la cama, y sé que se trata de mi teléfono. Dejo salir un par de maldiciones, porque a todos les dio por solicitarme cuando no quiero estar con nadie y lo único que deseo es dormir en paz, y contesto la llamada entrante.
-¿Hola? –pregunté.
-Thomas, soy yo, Kaya.
-Ah, Kaya. Qué bueno escucharte.
-Estamos en lugares diferentes así que no sé qué hora es allá, pero necesitaba hablar contigo. Espero no molestarte.
Hice a un lado mi repentino enojo hacia el mundo entero, y hablé con ella con el tono de voz más agradable que poseía.
-Descuida, no molestas. ¿Para qué quieres hablar conmigo? ¿Pasó algo?
-Es sobre Dylan –respondió ella con preocupación.
Me levanté de la cama de un salto y agudicé mejor el oído. ¿Había escuchado bien?
Mi corazón comenzó a latir muy deprisa. No iba a perdonarme nunca si algo malo le sucedía y yo no estaba ahí para ayudarlo en lo que fuera.
-¿Está enfermo? ¿Se pelearon?
-No y no. Y, más bien, eso debería preguntártelo yo a ti. Sé que no es de mi incumbencia conocer vuestros problemas, pero me preocupa lo que pueda estarle pasando. Él... ya no es el mismo. Está diferente, mucho, y nadie sabe qué fue lo que le ocurrió.
-Ah.
-¿Eso es todo lo que dirás? ¿Tan indiferente eres?
-Disculpa, no quise sonar así. Es que todo esto me ha tomado por sorpresa –mentí.
Yo más que nadie sabía que Dyl se había aislado de todo el equipo de Maze Runner, en especial de mí. Ya no me contestaba los mensajes ni me dedicaba estados en su cuenta de Facebook. Yo ya no existía para él y, al parecer, nadie más lo hacía.
-¿Y vas a hacer algo al respecto? Will ha estado intentando marcarle, pero él no atiende las llamadas. Hemos organizado una junta con Rosa, Jacob y los demás, pero no se ha aparecido por aquí. Es como si hubiésemos sido una especie de carga para él. Ya sabes, como esos compañeros de producción que solo intentan llevarse bien para disfrutar del tiempo de trabajo, pero nada más –su voz fue apagándose al final, lo que incrementaba aún más mi interés por saber la clase de persona que era él–. Pensé que esto sería distinto. Que la amistad perduraría a pesar de...
-Kaya.
-¿Sí? –preguntó la chica, regalándome toda su atención.
-Está bien. Hablaré con Dylan.
-¿Hablas en serio? Thomas, te lo agradezco mucho. Si sabes algo, nos lo dirás ¿no?
-Sí, pierde cuidado. Hoy mismo iré a verlo.
-Gracias. Entonces... ahí me dices qué tal te fue con él.
-De acuerdo. Adiós –sin esperar que ella agregara algo más, finalicé la llamada.
Me senté en la orilla de la cama, repasando todo lo que mi amiga había dicho. No me gustaba ninguna de las dos opciones que tenía delante de mí.
La primera era que Dylan no hubiese alcanzado a formar lazos sólidos con nosotros y el resto del cast.
Y la segunda... que todo lo que pasó entre nosotros haya determinado su comportamiento en el presente con los demás, siendo que yo era el único culpable.
Me rasqué la cabeza con desesperación, desordenándome el cabello. Detestaba perder el control de las cosas y no saber con claridad hacia dónde me estaba dirigiendo. Mi vida había dejado de seguir el plan que le tenía preparado con anticipación desde el momento en que me dijeron que O'Brien sería mi compañero de trabajo, más precisamente cuando sus ojos se encontraron con los míos por primera vez.
Dylan no podía creer que yo tuviese un año más que él, y se lo veía emocionadísimo porque iba a trabajar con un actor que había participado en la serie Juego de Tronos. Me decía que amaba el personaje de Jojen.
Aún podía recordar aquel estado en que dijo que la quinta temporada no sería lo mismo sin él. Sé que solo lo dijo por hacerme un cumplido, ya que mi papel no era tan relevante como otros, pero no podría negar la felicidad que sentí al leer aquello.
Y ahora todo eso, y mucho más, se había desvanecido por mi inmadurez. Por no saber cómo afrontar las cosas como corresponde.
Pensar siquiera en la posibilidad de verlo hoy... era una locura. De solo imaginarlo en frente de mí, aun sabiendo que ya no es el mismo... es insoportable.
-O quizás nunca fue como se mostró en el set –habló otra vez la voz de mi consciencia. Pero era algo que no podía descartar del todo.
La puerta del baño se abrió y apareció Bella ya vestida.
-Timmy, ¿con quién hablabas por teléfono?
-Hum... con Kaya. Creo que también saldré hoy.
-Me alegro. Yo ya me voy –dijo, acercando su cara a la mía. La tomé de las mejillas y le planté un beso en los labios.
-Te quiero –le digo antes de que ella cierre la puerta del departamento y desaparezca por un par de horas.
Tomo el celular con una mano y enciendo la pantalla por milésima vez en el mismo día. Hay un video sin reproducir. Iba a verlo antes de que el sueño me ganara, y antes de que Bella interrumpiera mi agonía dentro del baño. Quizás podría verlo antes de ir con Dylan...
Sin pensarlo mucho más, le doy un toquecito a la pantalla y observo con atención cuánto detalle se me aparece por delante. Salen Hoechlin y Dylan sentados en una mesa, hablando de cosas al azar. Nada realmente muy importante. O'Brien luce cansado, pero no deja de ser el mismo chico divertido de siempre. Aunque esto es muy, muy extraño. Tyler lo mira a los ojos casi todo el tiempo y solo lo ignora cuando él empieza a decir cosas graciosas.
-¿Por qué...? –no termino de formular la pregunta, puesto que Tyler le sonríe con tanto cariño que me hace sentir como un estúpido. Debí haberme dado cuenta antes de lo que él sentía por mí. O, mejor dicho, debí haber asumido desde un principio lo que yo sentía por él.
El ojiverde termina algunas frases por él, y Dylan pareciera agradecerle con risitas. Se ve agotado, pero eso no le impide reírse a carcajadas con su amigo.
Luego de unos minutos, caigo en la cuenta de que Tyler le presta más atención cuando Dyl adopta una expresión de seriedad e intenta dar a conocer sus ideas.
-Es él –digo en voz alta, parándome de la cama por segunda vez. Una amplia sonrisa aparece en mi rostro debido al nuevo descubrimiento: Hoechlin es la única persona que debe de conocerlo en verdad. Él debe ser a quien Dylan le ha puesto toda su confianza.
Y apostaría lo que fuera a que estoy en lo cierto.

Me visto rápidamente, agarro mi chaqueta de cuero y me guardo el celular en el bolsillo trasero del pantalón. Hace semanas que no me sentía tan animado como lo estaba hoy, y eso que ni siquiera había dormido como se debe.
Abrí la puerta del departamento con un objetivo en mente, ir a la casa de Tyler a buscar respuestas.
Tenía todo el día para ir a visitar a Dylan, pero lo vital era averiguar quién era él en realidad.

*Ki, vas a estar contenta con este capítulo, y eso que ni siquiera lo hice con esa intención kjsahdkjashkds

Dylmas (Dylan y Thomas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora