Bueno, pensé. Son las once recién. No pasa nada.
Hoy era la Comic Con y ninguno llegaba aún. Pero no era eso lo que me tenía preocupado, sino Dylan. ¿Hace cuánto que no lo veía? Después de que me fui de su casa, me estacioné unas cuadras más lejos para buscar la nota que iba a dejarle en su refrigerador, pero no la encontré. Ojalá no la hubiera pillado él, aunque... ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Qué la hubiera leído? No tenía nada que ocultar, ya le había dicho minutos antes que lo quería.
Tranquilo, me repetí por millonésima vez. Iba a aparecer en cualquier momento y lo que menos necesitaba era que me viera nervioso.
-TBS ¿qué tienes que andas todo tiritón?
Me volteé sorprendido al escuchar su ruidosa y alegre voz. Todavía no me acostumbraba del todo a la poca anestesia que tenía Rosa para decir las cosas. Y Dylan es igual. De hecho, parecen hermanos en muchos aspectos.
-Nada. Estaba esperándolos -dije cuando vi a Ki aparecer de la nada.
-Hermano, te extrañé.
-Yo igual.
Ki me pasó un brazo por debajo del mío y el otro por encima de mi hombro, y me apretó muy fuerte contra su cuerpo. Reí despacio y lo abracé también, pero no tan efusivamente como él.
-Wes viene más atrás -nos dijo Rosa a ambos.
-¿Es que acaso ustedes se han venido juntos? -les pregunté confundido una vez que estuvimos los cuatro.
-Claro que no. Lo que pasa es que nos dijeron que llegásemos puntuales. Tú has sido el que ha llegado tres horas antes -me respondió Wes, dejando su maleta a un lado.
Me encogí de hombros. No iba a admitir que sí me había excedido con eso de la hora por culpa de Dylan. No quería llegar y que él ya estuviera aquí.
-Lo cual es una sorpresa, ¿eh? ¿Qué te ha dado que ahora andas llegando puntual a todo, si siempre somos nosotros los que tenemos que estar esperándote?
-Esto es diferente -dije.
Rosa rodeó los ojos y me dio un suave puñetazo en el brazo izquierdo.
-¡Ella tiene razón! -se quejó Wes-. Siempre llegas tarde para las grabaciones y ahora...
-Está bien. ¿Vinimos aquí para hablar de mí?
-¡Y aparte de llegar tarde siempre, te enojas! -rió Ki.
Sus ojos se achicaron tanto que terminaron volviéndose dos líneas finísimas. Dudo que pudiera ver algo así, pero no se lo comenté. Dylan ya le había gastado muchas bromas a Ki con eso y, una vez, le hartaron tanto sus comentarios que lo echó del grupo de whatsapp que teníamos. Aunque no fue solo por eso. Dylan fue muy grosero con todos nosotros aquel día, pero aún más con Will, quien fue el que propuso sacarlo del grupo para que dejara de generar discordia entre los chicos. A mí también me había mandado mensajes groseros, pero preferí ignorarlo hasta el punto en que fue él quien me bloqueó para llamar mi atención.
-¡No estoy enojado! -me defendí.
-¿Entonces para qué frunces el ceño? -se sumó Rosa, señalándose su propio entrecejo.
-¡Yo qué sé! -reí-. Me sale natural.
-Ya -dijo ella y puso los ojos en blanco. Iba a agregar algo más cuando noté cómo sus ojos se abrían de la emoción-. ¡Pero mira quién viene ahí!
Ki y Wes se pusieron a reír de algo y me volteé para ver qué era lo que les causaba tanta gracia. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos, entendí a lo que se refieren las personas cuando dicen que es como si el mundo a tu alrededor se congelase. Las risas dejaron de escucharse, sus cuerpos se volvieron siluetas borrosas, al igual que todo lo demás, y él se iluminó como si te invitase a seguir observándolo.
Dylan caminaba como si ya estuviese acostumbrado a todo esto: miraba directamente al frente, a mí, y saludaba a todos con la mano que tenía libre. Pero su momento de gloria acabó cuando una ruedita de su maleta se atascó en un agujero que había en el piso, haciéndolo tropezar.
-¡Sí, buen trabajo! -le gritó Rosa, que estaba parada al lado mío y se reía con la compañía de los otros dos.
-¿Por qué no grabé eso? -preguntó Ki en voz alta más para sí mismo.
Negué con la cabeza e intenté no reírme mientras caminaba hacia él para ayudarlo. Llevaba una camiseta suelta de color azul y unos vaqueros negros ajustados, como los que vestía siempre. Se arrodilló en el piso para ver de cerca la forma de sacar la ruedita de allí, y me hizo un asentimiento de cabeza cuando llegué donde él.
-¿Qué hay? -me preguntó.
Al parecer, yo no era el único nervioso de vernos otra vez. Dylan trataba de no mirarme a la cara y se cubría constantemente los ojos con la gorra que llevaba puesta sobre la cabeza. Unos mechones de cabello oscuro sobresalían por detrás, lo que me hizo pensar que se había dejado crecer el cabello al igual que la barba.
-Bien, ¿y tú? ¿Cómo estás de tu herida en la mano?
Dylan me enseñó su mano derecha y me coloqué de cuclillas junto a él para examinarla más detenidamente. Tomé sus dedos con los míos y le acaricié el dorso con el pulgar, haciéndolo reír.
-Ya no me duele... y está desapareciendo. ¿Ves? -me puso la mano más cerca para que viera la pequeña costra que tenía a un costado. Asentí con la cabeza y él la apartó.
-Déjame ayudarte con lo de la maleta -le dije.
Me senté en el piso, dándole la espalda a la maleta y comencé a empujarla hacia atrás para soltar la rueda. Dylan tomó el mango de arriba y lo jaló hacia su cuerpo con fuerza.
-Esto no va a funcionar. Espera -volvió a agacharse en el suelo y pasó las manos por debajo del equipaje para empujar hacia arriba desde otro punto más estratégico-. Va, a la cuenta de tres. Uno. Dos. Tres.
Cuando la ruedita salió del agujero donde estaba atascada, pasé de largo hacia atrás, pegándole a Dylan en la cara con su maleta.
-Lo siento, lo siento -le dije, riéndome más por la expresión que había puesto que por el daño en sí. Pero mi risa se detuvo de golpe cuando la gorra se le cayó al piso, revelándome su cabello-. ¿Qué te hiciste en el pelo?
-Sabía que ibas a decirme algo así.
Tomó su gorra, avergonzado, y se la puso rápidamente sobre la cabeza. Recogí su almohada y se la extendí para que la recibiera. Dylan estiró su brazo con mala cara y me arrebató el objeto de las manos. Después, agarró la maleta y empezó a caminar en dirección a los chicos, alejándose de mí.
No era mi intención hacerlo sentir mal, pero es que parecía que no le hubiera dado el tiempo de arreglarse para venir aquí. Y no es que se viera mal, de hecho, lucía bastante bien. Es solo que me tomó por sorpresa verlo así.
-¡Espérame! -grité, haciéndole señas para que se detuviera.
Cuando llegué con los demás, Dylan ya les había enseñado su peinado de Tarzán, pero con ellos sí que se lo tomó para la risa. ¿Por qué le molestaba entonces que yo me hubiera reído si ahora se reía a carcajadas con ellos?
De manera inexplicable, extrañé la presencia de Bella. De estar ella aquí, no tendría que pasar malos ratos por las exageraciones de Dylan.
-Chicos, vamos a tener que viajar por separados. Ki, Rosa y yo iremos juntos. Ustedes dos irán en otro jet -nos avisó Wes, señalándonos a cada uno.
Todos asentimos con la cabeza y nos dirigimos hacia el avión que nos correspondía.
-¡Vamos a la Comic Con, vamos a la Comic Con! -gritó Rosa emocionada, caminando al lado de Ki, que grababa y sacaba fotos por montones.
-¡Si te muestras tan emocionada, te van a confundir con una fan y te echaran del recinto! -exclamó Dylan, burlándose de ella.
Rosa le mostró el dedo del medio y se subió en el jet detrás de Wes y seguida por Ki, quien nos hizo una seña con la mano a modo de despedida.
Subí mi maleta un par de escalones y acepté la ayuda de otro hombre para ser yo quien ayudara a Dylan a subir la suya.
-No tenías por qué, tartita de fresa -me dijo él y arrugó la frente como lo hace cada vez que está molesto.
-Tienes veintitrés años y te comportas como un niño mimado -le comenté, sentándome al lado de la ventana. Dylan abrió la boca para protestar, pero la cerró enseguida al no saber qué decir. Se dejó caer junto a mí, rozando nuestras piernas por la cercanía.
-¿Qué nos darán para comer? -me preguntó, cambiando de tema-. Yo quiero pollo, ¿crees que hay una posibilidad de que nos bajemos a comprar antes de que...?
-Abróchense los cinturones. En cinco minutos más vamos a emprender vuelo -nos advirtió el mismo hombre que me ayudó a subir mi maleta.
Dylan bufó aburrido y se cruzó de brazos.
-Lo bueno es que viajaremos los dos solos... -comenté divertido, guiñándole un ojo a modo de broma.
Y no pasaron ni dos segundos desde que dije aquello cuando entró uno de los de producción y se sentó enfrente de Dylan y de mí. Ahora fui yo quién bufó con molestia. Al parecer, estaba más entusiasmado de quedarme a solas con él de lo que quería admitir.Me gustaría creer que ya se me había quitado el miedo a volar, pero no. El estómago se me revolvía cada vez que le echaba una ojeada al paisaje desde la ventana. Y Dylan ni hablar, se había acurrucado al lado opuesto para no tener que ver ni de reojo.
-¿Tan mal está? -me preguntó después de varios minutos de volar en silencio. Por un momento pensé que iba a estar enojado por todo lo que durara el viaje.
Lo miré a la cara, sin entender a qué se refería con aquella pregunta, y Dylan se quitó la gorra para que le viera mejor. Sus ojos se iluminaron a la espera de mi respuesta y sonreí con ternura.
-No. Está bastante bien -O'Brien hizo una mueca extraña y no pude evitar reír otra vez.
-Y después te quejas de que me enojo con rapidez. Has estado riéndote de mí desde que me viste -dijo él, empujándome con su cuerpo.
-Espera. Ven aquí.
Lo tomé de la barbilla y lo hice mirarme a los ojos. El hombre que iba delante de nosotros se nos quedó viendo y, a pesar de que no me gustaba estar así de cerca de él frente a otros, no me aparté ni un milímetro. Levanté mi mano libre y peiné su cabello hacia atrás, apartándoselo lo mejor posible del rostro. Dylan evitaba el contacto visual mientras yo me dedicaba a acomodarle unos últimos mechones detrás de las orejas.
-Antes de salir de casa, Britt me ha dicho que parecía un vagabundo y me fui corriendo a buscar una gorra de los Mets.
Hizo un casi imperceptible puchero y me miró a los ojos con una especie de tristeza.
-Pues a mí me gusta cómo te ves -confesé, fingiendo que le acomodaba el pelo cuando en verdad estaba acariciándole la cabeza como si fuera un cachorro.
-Sí, sí. Te gusta cómo luzco, pero me lo acabas de arreglar entero.
-Está bien. Corrección: me gusta cómo te he dejado -le dije, mirando para otro lado-. Eres la persona más pesada y rebuscona que he conocido.
Aprovechando que el hombre se puso de pie para ir al baño, Dylan se acercó a mi oreja y susurró muy despacio.
-Creo que tenemos que planear una estrategia para que no sospechen que estamos juntos. Por ejemplo, sentarnos separados o ignorarnos.
-Pero si tú y yo no estamos juntos -le dije entre risas.
-¡Me encanta que pongas en práctica el plan desde ya!
-Dylan... tú y yo no...
Pero no pude terminar de formular la oración ya que él juntó sus labios con los míos, tomándome por sorpresa al igual que siempre. Durante una pequeña fracción de segundo, sus ojos me miraron con intensidad, lo que me hizo reaccionar. Lo tomé de la nuca con una mano y profundicé el beso un poco más antes de escuchar la puerta del baño abrirse. Nos separamos bruscamente y miré por la ventanilla para disimular mientras recuperaba el aliento.
Dylan se puso a reír por mi reacción y me pegó suavemente en la pierna con la intención de que lo mirara otra vez, como si no acabara de suceder nada fuera de lo normal.
-No vuelvas a hacer eso, o ahí sí que van a sospechar -murmuré en su oído y me separé rápidamente con el miedo de que él pudiera intentar hacer algo más.
Dylan se encogió de hombros y dejó que una pequeña sonrisita se asomara por sus labios.
-¿Sospechar qué? No somos nada -me respondió divertido.
Soy la peor intentando ser constante con los capítulos. No es lo mío(? Ahora creo que se viene todo el salseo con lo que ocurrió en la Comic Con... ¿Hay algo que les haya parecido ultra importante de dylmas aquel día? ¿Pero que tenga una razón y que les haya llegado prácticamente al alma? Y que no sea la tomada de manos ni el "but I love Thomas... Brodie Sangster". Eso ya lo sé.
Pd: Dylan llegó antes a la CC porque tenía que presentarse con los chicos de Teen Wolf. Es que quería hacer una escena de todos ellos juntos en el aeropuerto y esa mierda.
Pd2: Dyl les manda a decir que "GO METS!!"
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Dylmas (Dylan y Thomas)
Fiksi Penggemar¡HISTORIA BASADA EN HECHOS REALES! -recuerden siempre leer las letras pequeñas- Después de un encuentro sexual entre Thomas y Dylan, donde el primero solamente deseaba aclarar si lo que sentía por él era amor o atracción, se desencadena una serie de...