Recuerdo que sus labios eran los más tentativos del mundo entero, del universo entero. Inconscientemente los tocaba y ella sonreía como si nada de lo que yo hiciera fuera malo.
- El color rojo le queda bonito señorita Ahn.
- Entonces lo usaré seguido para ti.No había entendido en esos momentos esas palabras, pero con el paso del tiempo me di cuenta que realmente cada vez que me visitaba venía con sus labios rojo pasión y no podía evitar dibujarlos en mi cuaderno de dibujo.
- La rosa tiene el mismo color que el de sus labios.
- Pero a ti no te gustan las rosas cachorra.
- Me gustan las magnolias.
- Así es. Lo recuerdo a la perfección.
- Usted huele a magnolias señorita Ahn.
- Debo comprar más seguido este perfume entonces.
Este dibujo lo hice gracias a ella, le dije que le haría un dibujo bonito, pero ella no quería algo bonito, quería algo más apasionado de mi parte.
- Encárgate de dibujar algo atrevido ¿Entendido?
- ¿Atr...atrevido? - aún era una niña así que comprendan mis nervios.
- Tú solo dibújame, yo hago de modelo.Ella tenía una rosa en su bolso con espinas, una rosa jodidamente roja al igual que sus labios y cuando la puso en su boca me quedé helada y más cuando lo mordió y comenzó a sangrar de sus hermosos labios.
Me había preocupado por ella cuando la ví así que me acerqué, pero me detuvo y con la mirada me dijo que hiciera mi trabajo y eso fue lo que terminé haciendo.
A ella le fascinó aquella obra de arte y a mí también, pero luego de ello terminé curando su herida porque no podía verla sangrar más.
Había tenido momentos con ella en los cuales sentía que me seducía, pero eso no era nada cierto, solo era un tiempo entre hermanas.