23 - When time and life shook hands and said goodbye

2 0 1
                                    


Lucille debió detener la pelea o algo. No lo recuerdo bien.
Recuerdo que ella me puso en un taxi de camino a un hotel y me dio dinero para pagarlo, para no regresar nunca. Ella no sabía lo que había pasado exactamente, solo sabía que yo había golpeado de mala manera a Thomas y que en su intento de defenderse terminamos rompiendo muchas cosas del departamento. La televisión, los videojuegos, creo que hasta el sofá sufrió un poco de nuestra falta de autocontrol.

¿He dicho "nuestra"? Quise decir, mía. No me controle, no hice nada para evitar que mis impulsos mas descarados y agresivos me dominaran, Thomas solo respondió. Debí agarrarlo a bastonazos, no lo sé. Lo que recuerdo que es que Lucille estaba enojada conmigo y no quería verme de nuevo en un tiempo, no podía culparla ni culpar a mi amigo por defenderse.

Durante todo el camino al hotel, aferre el lienzo a medio entintar que tenia el cuerpo de Lucille semidesnudo. Mi celular sonó varias veces y no me moleste en responder, pensé que sería alguno de ellos dos prohibiéndome la entrada al departamento que alguna vez compartimos, y no conteste porque quedaba implícito que no querían saber de mi por ahora.

Pagué, pedí mi llave, y subí a mi cuarto sin siquiera desempacar. El celular seguía sonando, insistentemente. Me di una ducha y simplemente me dormí, desnudo, en posición fetal mientras veía la televisión, sin nada que ver realmente.

Debieron de ser las cinco de la mañana o algo así, cuando escuche ruidos extraños y voces femeninas afuera de mi habitación. Me paré como pude y agarre mi bastón, con ganas de defenderme de quien quiera que fuera que entro sin avisar. Para mi pesar, era la británica, con una de las chicas del hotel que tenia llave, del personal de limpieza sospecho. Me vieron en un rincón del baño con el bastón en mano y completamente desnudo. Me vieron fijamente por alrededor de quince segundos antes de moverse, o hablar.
Era como la trama de una película porno, pero sin el porno.

La chica, enmudecida, salió del cuarto en silencio, preguntándose por la extraña situación que acababa de presenciar.

- ¿Piensas golpearnos con el bastón de tu mano o con el otro? -Preguntó Lucille con una pequeña sonrisa en su cara.

- Pensé que alguien intentaba robarme. -Contesté, enrollándome en una cortina del baño.

- ¿Quién intentaría robarte? No tienes nada ya, ni siquiera una pareja.

- Ya lo sé. Mira, si es a eso a lo que has venido...

- En tus sueños más húmedos. He venido por una emergencia, no porque quisiera.

- ¿Le pasó algo a Thomas? -Pregunte, mientras salía del baño e intentaba vestirme.

- Su amigo lo golpeo cobardemente nada más, pero aparte de unos moretones, creo que no tiene nada.

- No lo golpee cobardemente, pudo defenderse.

- Eso no significa que no fuera cobardemente. Y lo peor de todo: Por una mujer. Una mujer que abandono tu cojo trasero para irse a la frontera a vivir la vida loca.

- ¿Entonces sabes donde esta ella?

- No, ni tu deberías. No por nada te dejo.

- Solo quiero cierre.

- No necesitas cierre. Estábamos bien, tu y yo. Juntos, los dos, tu sabes a que me refiero.

- Si, pero necesito cerrar ese ciclo de mi vida. Necesito saber que ha pasado, necesito saber que hice mal para no hacerlo conti...

- Ya no podrás hacerlo conmigo. Si tanto necesitas cierre, siempre puedes quedarte con ese cierre entonces.

El teléfono vibraba. Lo raro es que Lucille estaba conmigo, así que era mas que obvio que ella no era la de las llamadas insistentes.

- La maldita cosa esta sonando, ¿no piensas contestar?

- A decir verdad, pensé que serias tu la de las llamadas.

- Oh, con que eso era. Vaya, admito que no me esperaba eso, pero la razón por la que vine hasta aquí es por las llamadas que no contestabas.

- ¿Sabes quién es entonces?

- Tu hermana lleva localizándote desde anoche. Es urgente, anda, responde.

Mire el teléfono, y efectivamente, era Angela.

- ¿Angie? -Respondí el teléfono en español.

- ¿Pablo? -Me respondió agitada, hablaba muy rápido. - ¿En dónde andas, pendejo? Llevo toda la noche intentando localizarte.

- He estado ocupado.

- Estoy en LA desde anoche, y mi vuelo sale en dos horas. Fui a tu departamento y tu amigo me dijo que ya no vivías ahí. La chica del acento raro dijo que te había mandado a un hotel, pero nunca me dio la dirección. Perra mentirosa, seguro que te esta cubriendo de algo. Carmelita dijo que habías dejado la escuela, que le mandaron un correo donde dijeron que te habían expulsado por faltas, y papá cree que estabas en drogas. ¿Estas en drogas? Olvídalo, no quiero saberlo...

- Ve al grano, babosa.

- Tienes que venir al aeropuerto, empaca tus tiliches y apúrate, el vuelo no tarda mucho y ya ves que desde que alguien se le ocurrió jugar tazos con las torres tenemos que hacer un montón de verificaciones y filtros. No se te olvide tu pasaporte...

- No iré. No me has dicho que ha pasado, no puedo solo dejar mi vida aquí ahora, sobre todo si es solo porque me expulsaron. Mira, tome un año sabático, eso es todo, pero no me llevaras ahí porque la subnormal de Lita dijo que era un drogadicto o lo que sea.

- Pablo, no es una negociación, hermanito. Es importante.

- Has berreado en el teléfono por putos cinco minutos, no me has dicho que pasó.

- La abuela ha muerto, Pablo. Lita me mando por moneygram el dinero para los boletos, vine solo a recogerte para ir a Tuxtla.

- ¿A que chingados vamos a Tuxtla?

- Ahí estuvieron viviendo los abuelos para que trataran a la abuela con lo del cáncer.

- Justo eso iba a decir, pensé que estaba en remisión, pensé que iba mejorando.

- Te cagas. No fue el cáncer.

- ¿Qué fue?

- Cruzo la cache a comprarle mandarinas a un vendedor ambulante, y un coche la atropello. El ojete se dio a la fuga, así nomas, y no identifican su coche, y el vendedor de mandarinas no vio nada.

- ¿Es puto en serio?

- Neta. El abuelo esta de la verga, y mi tío abuelo peor tantito.

- Chale, papá ha de estar fatal, ¿Estás en el LAX? Estoy relativamente cerca, igual y si agarro un taxi con suerte y llego en un rato.

- Si, date prisa, tienes que pasar los filtros de seguridad y ni loca voy a cancelar estos boletos, me cobrarían la cancelación.

- Los filtros de seguridad son inútiles. No secuestrare un avión con mi bastón.

Colgué. Esto estaba mal. Tenía este asunto pendiente con Lucille y Thomas y no tendría tiempo para arreglarlo en veinte minutos. Lucille me miro fijamente con una tristeza que nunca había visto en ella.

- ¿Tienes que irte? -Pregunto, con brazos cruzados.

- Sí. Mi abuela murió en un accidente de tráfico. Creo que tengo que ir al entierro, después de todo ella estaba pagando mi educación, y le falle.

- Tenemos que arreglar esto, tienes que disculparte con Thomas, tienes que hacer varias cosas, no puedes solo irte.

- Tengo que. Pero volveré, no sé cuándo, pero lo hare, sé que esto no se quedara así por siempre. Te quiero. Se que lo que hice estuvo mal y no puedo pedirle disculpas a él, pero te pido disculpas a ti, por fallarte, por caer en las trampas que no debí, por hacer cosas que no debí y por no saber controlar mis impulsos. Me has ayudado mucho y te debo mucho por eso.

Me dio un pequeño beso en los labios. Corto, y un abrazo.

- Eso es para el camino, y tal vez nunca se repita. Suerte en tu viaje.

Y suerte era lo único que no necesitaba ahora. Necesitaba agallas que no tenía, y sabiduría que ni conocía, pero así es como resulta el mundo, nadie tiene lo que quiere ni lo que necesita. 

El lineamiento de las emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora