24 - Este es un largo viaje para personas con nada en que pensar.

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Angie me recibió en la terminal con brazos cruzados, tenia unos lentes de sol enormes y un sándwich en una mano. Tenia poco equipaje, y podía ver que ella estaba enojada. En su bolsillo vi un discman que siempre llevaba consigo, le gustaba la música. Se quito su audífono del oído que le funcionaba al verme, y suspiro al verme tan mal.

Miro directamente al óleo cubierto y mis tres maletas que llevé al viaje, pues no pude dejar nada en el hotel.

Debía haber estado vestida de negro, como si el funeral hubiese empezado desde el abordaje. O a menos en mi mente siempre la recuerdo vestida de manera muy oscura, contrastando con todo lo que le rodeaba aquel día en el aeropuerto. Una figura negra en un paisaje colorido, rodeada de azul, amarillo y otros tantos colores brillantes.
Angie siempre sabia como destacar.

Caminábamos hacia el agente del aeropuerto para entregar nuestros papeles, y siento que debió haber quedado espantado de tal imagen que representábamos Angie y yo: Una gótica medio sorda y un cojo desaliñado que entregaban sus documentaciones al mismo tiempo.

- Tardaste mucho, taradito. -Me dijo, y señalo la maleta con la cabeza. - Veo que te mudaras de ciudad.

- Solo traje equipaje de mas en caso de que me haga falta. Ya sabes, mejor que sobre.

- También traes una barba enorme, a ver si no nos confunden con terroristas o una mierda así.

- No hables de terrorismo aquí, Angie, las cosas andan turbias aún.

- Ya sé, pero vamos a un funeral, imbécil, lo menos que podías haber hecho es afeitarte, tarado.

- Me afeitare luego, tenemos un viaje largo delante nuestro.

- ¿Tienes todos tus documentos? -Me dio mi pase de abordaje.

- Sí, al menos todos los que recuerdo haber tenido. La abuela eligió un momento horrible para morir, te lo juro.

- ¿Muchos pendientes?

- Demasiados, pero no importa, ya me las arreglare cuando vuelva.

- Si es que Carmelita te deja volver.

- No le pediré permiso, después de todo sigue sin ser nuestra...

- ¿Madre? Creo que estas siendo injusto con ella, hemos pasado mas tiempo con ella que con mamá.

- Ya, pero eso no termina de hacerla nuestra madre. Papá puede dormir con ella y vivir con ella todo lo que quiera, pero estoy bastante seguro de que eso no hará que pueda solo fingir que no ha pasado nada.

- ¿Al menos la recuerdas?

- Claro, es más alta que papá, y delgada, es bastante agradable a la vista...

- Hablaba de mamá, baboso, no de Carmelita, claro que la recuerdas, nos visitó el año pasado.

- No, creo que no recuerdo mucho de ella.

- Eso pensé, -Suspiró- yo pasé mas tiempo con ella que tú. Tan solo un añito, pero aun así también la empiezo a olvidar, a veces no recuerdo el sonido de su voz, o al menos el poco sonido que mi auricular puede escuchar. Tampoco puedo recordar correctamente la forma de su nariz, o de sus manos.

- Sus manos eran pequeñas.

- ¿Sí?

- Si, eso si lo recuerdo.

Hubo un silencio incomodo entre nosotros, la cosa con Angela es que nunca sabia cuales eran sus intenciones realmente. Es de lo más jodido de este mundo que puedas ser tan transparente para alguien pero que esta persona no lo sea contigo.

El lineamiento de las emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora