27 - Para recitar por el notario.

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A mis hijos, no les puedo dejar nada, ni tengo que dejarles nada. Los tres son señores adultos que han hecho sus vidas, han formado su propia familia y han sabido vivir cada quien por su cuenta. Dejarles dinero o propiedades sería maleducarlos de mi parte. Les he dado la educación, y la vida.

A mi marido, en caso de seguir vivo, solo le puedo dejar la casa del Distrito Federal, donde compartimos tantas memorias y cuidamos a nuestras tres bendiciones hace tantos años. Ánimo, mi amor, la vida sigue y tendrás que seguir sin mí.

En orden de edad, enlisto a mis nietos, luces de mis viejos ojitos. Los quiero mucho, mijitos.

A Francisca, mi preciosa Panchita, le dejo mis recetarios para que mi licenciada en gastronomía pueda usarlos en su negocio o en su vida, que están en la biblioteca del abuelo en la casa del terreno que se encuentra en San Pedro, en Tabasco. Junto a los recetarios están mis diarios de vida.

A Juan Carlos, le dejo mi camionetita Chevrolet C10 del 67. Sé que te puede servir en tu trabajo de mecánico, o puedes restaurarla para que quede como nueva, yo confió en ti.

A Rodolfo, le dejo mis libros de leyes. A lo mejor ya estén desactualizados, pero yo sé que les darás un buen uso, además tienen muchas anotaciones de importancia que hice mientras cursaba en la UNAM y ejercía en la oficina de mi tío. Haz ejercer bien la ley mijito, que Dios te compensara en el futuro.

A Angela, le dejo mi tocadiscos y mi colección de discos. Sé que podrá serte de buen uso a ti que te encanta la música, y aunque no todos sean de tu agrado al menos échales una escuchadita por mí.

A Pablo, que era el más retraído de todos, no tengo nada de valor que dejarle, no porque no le quiera, sino porque no conozco bien sus gustos, pero le dejo la mitad del dinero de mi cuenta de ahorro a cambio de que viaje por el mundo en cualquier lugar que sea de utilidad para que pueda encontrar su camino en la vida, mientras esparce la mitad de mis cenizas en las ciudades que dejo marcadas aquí. EXCLUSIVAMENTE PARA ESO, en caso de que no quiera o pueda cumplir ese deseo mío, ese dinero se lo queda mi esposo en ocasión de seguir vivo, si fallece antes que yo, deseo que ese dinero se done a la fundación del cáncer de mama, enfermedad que posiblemente me haya matado cuando para que ustedes puedan recibir esta última voluntad mía en voz alta.

Lagos de ciudades para esparcir la mitad exacta de mis cenizas:

Tanegashima, Japón.

Lago Cheongpyeong, Corea del sur.

Lahore, India. (Shalimar)

Estambul, Turquía.

La isla de Elba, Italia.

Paso de Calés, Francia. Del Ferry, para ser más específica.

Dublin, Irlanda.

Isla Bermeja, México.

Lo demás de este testamento, quedará estrictamente reservado para que solo mi esposo, o Carlos, mi hijo mayor puedan leerlo con el notario.

El lineamiento de las emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora