17 - Let Me Kiss You

16 1 1
                                    

Desperté alborotado, exaltado. No lo sé, algo estaba diferente en el aire, tal vez era el ambiente que dejó la borrachera de anoche. Odie pensar en Thomas cogiéndose a mi amiga... ¿Cómo podían hacerme eso? Mi mejor amigo y mi... ¿mejor amiga? ¿Cómo estaba celoso de ello?

Thomas estaba en el piso, junto con la mesa y las cosas que creo que la noche anterior estaban en la mesa. Sí, no era el mejor escenario de todos, y parecía tan poco romántico, anticlimatico a lo mucho. No pude evitar ver el ojo morado y el labio roto que tenía.

- Yo, viejo, por fin despertaste. -Dijo, y me ofreció media cerveza que recogió del suelo.- Ten, espabilate un poco.

- ¿Tú y Lucille... Ya sabes? -Pregunte, intentando no mirarlo mientras se acomodaba su ropa.

- No. Tal vez nos besamos un poco, pero se quedo dormida cuando la subí a la mesa. No pude hacer nada más, me hubiera sentido culpable, así que me quede dormido sobre ella. Cuando despertó en la mañana, se desato el infierno en la tierra, tipo. Creyó que la viole o algo así y me golpeo hasta cansarse, se vistió y se fue casi corriendo.

- El infierno no conoce furia como el de una británica enojada.

- No pensé que despertaras. Alguien te dio una golpiza de campeonato. Suerte que nosotros te estábamos siguiendo aquella noche.

- Espera... Repite eso.

- Suerte que nosotros te estábamos siguiendo aquella noche.

- ¿Cuanto ha pasado?

- Dos días. Te dejaron como a Jesucristo.

- ¿Saben quién fue?

- No exactamente, pero esa tipa te dejo ahí tirado y se fue con su novio a su departamento.

- Ella no tiene novio, Thomas.

- Pues se metió con un tipo a su departamento.

Lo vi a la cara directamente, no, no estaba mintiendo. Él era mi amigo, no podría mentir respecto a ello. Me miraba con una sonrisa como si no hubiera pasado nada y me dice que vayamos a algún lado. No sabía a donde ir, solo quería ir con ella en ese mismo instante, descansar en sus brazos... Tenía tanto tiempo sin salir con mis amigos.
Decidimos que iríamos a una plaza, de compras, aunque no sabíamos que comprar. Estuvimos hablando de la escuela, y del trabajo. Aunque yo ya no tenía ninguna de ambas, pero a él parecía irle bien. Era destacado en su clase, en el trabajo iba progresando, aunque tenía planeado cambiarse a un trabajo menos "light" pero mejor remunerado. Dios bendiga América y sus oportunidades... Me sentí alegre por él. ¿Pero qué hay de mí? Yo estaba viviendo el verdadero sueño americano: No hacía nada, salvo vivir de mi familia y drogarme todo el día mientras me tiraba a una rubia con acento sureño.

Me rascaba la cabeza mientras lo escuchaba hablar. Tenía sueño como nunca lo había sentido en mi vida, el menor sonido que venía del exterior me molestaba como si arañaran un pizarrón verde. Empece a respirar fuerte, algo me estaba pasando pero no sabía que era. Thomas puso su mano en mi brazo, y sentí escalofríos con su tacto. No era "algo" que no estaba bien, nada estaba bien.

- Te ves pálido, perro. -Me dijo, y sonrió.

- Estoy bien. -Dije e intente sonreír.

Siguió hablando, convencido de que no había nada malo conmigo. Esta sensación de desespero me invadía cada vez más, tenía miedo. Creo que era mi abstinencia, necesitaba a Abigail.
No, no era un efecto secundario de las drogas. No, no era adicto a los medicamentos. Era adicto a ella.

Por eso me mareé, porque sin ella mi vida no tenía brújula. Por eso el tacto de Thomas me causo escalofríos, porque no era el tacto de Abi.

Llegamos al Hollywood Boulevard. Era casi seguro que íbamos a Hollywood and Highland. Adoraba ese lugar... recién había abierto, poco tiempo atrás, y siempre estaba repleto de gente, aunque no era del todo molesto. Había tantos lugares a donde ir... Me encantaba ir con Andy a la parte de atrás, para poder contemplar Hollywood Hills con su enorme letrero y Downtown LA del otro lado. El poder contemplar las montañas desde aquí era un sueño hecho realidad. Eran tan grandes, como el letrero, y te hacían sentir... pequeño.
Había tantas cosas hermosas aquí afuera, y aunque me molestara vivir en Los Angeles, cada que duermo recuerdo eso, arrepintiéndome de no vivir más (Y mejor) en aquella época. Cuando el mundo era mio, y aun no lo sabía; pero siendo sinceros, cuando eres joven, ¿Realmente sabes algo?
Viviendo en LA, me perdí la mejor parte de LA.

El lineamiento de las emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora