Prefacio●

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𝕷𝖆 𝕾𝖊𝖗𝖕𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖞 𝖑𝖆 𝕷𝖊𝖔𝖓𝖆

Hace mucho tiempo, había una leona y una serpiente. Ambas criaturas eran orgullosas y fuertes a su manera. Y aunque sus vidas habían tomado caminos diferentes, el destino quiso que un día se encontraran. Poco después de ganar una gran y noble batalla, la leona cayó muy enferma. La líder de su manada estaba tan descorazonada que no sabía a quién recurrir. Buscó y buscó a alguien que ayudara a su cachorra.

Entonces, un día, encontró la serpiente. De la que sólo se habla en susurros. Porque era una serpiente muy poderosa, pero sus habilidades y talentos no siempre apaciguaban a los del reino. La líder de la manada sabía, sin embargo, sabía que la serpiente era un gran sanador. Pero también había sido traicionado muchas veces. Por ello, la poderosa serpiente se había escondido jurando no volver a usar su magia.

Cuando la líder de la manada finalmente localizó a la poderosa serpiente, la sacó de su agujero. Le rogó y suplicó, pero fue en vano. Finalmente, la líder estaba a punto de rendirse, cuando se le ocurrió una idea. Sabía que la serpiente valoraba su secreto y, a cambio de sus servicios, le prometió esconderlo aún mejor que antes. La serpiente consideró su oferta y le dijo a la líder que tenía tres días para entregar a su cachorra.

La poderosa líder de la manada sabía que si revelaba su secreto, la serpiente se escondería y su cachorra se perdería en la oscuridad. Así que en medio de la noche, se escabulló. Llevando a su cachorro a la guarida de la serpiente. La serpiente no fue amable con el líder de la manada, pero aceptó al cachorro de todos modos.

El tiempo pasó y la serpiente trabajó y trabajó tratando de encontrar una solución a la dolencia de la cachorra. Y cuando todo parecía perdido. Finalmente lo consiguió. La cría, que había caído en un profundo, profundo sueño, ¡despertó! Estaba muy agradecida a la serpiente por su bondad, pero por mucho que la leona intentara demostrárselo. La serpiente simplemente no podía ver.

Juntos, la leona y la serpiente salieron en busca del malvado monstruo que la había maldecido. Su viaje les llevó cerca y lejos. Todo parecía perdido hasta aquel fatídico día en que la leona y la serpiente decidieron utilizar sus talentos combinados juntos en lugar de contra el otro. Contra todo pronóstico, e incluso contra su naturaleza tan diferente, la leona y la serpiente fueron capaces de derrotar al poderoso monstruo.

La serpiente había cumplido su promesa. Pero la batalla había sido dura y cuando la manada se dio cuenta de todo lo que había pasado. Se llevaron a la leona lejos, muy lejos para mantenerla a salvo de la creencia del mal que la serpiente aún tenía dentro.

La leona se sintió muy confundida y herida. Buscó sin cesar a la serpiente. Día tras día, mes tras mes, buscó a la serpiente porque sabía que, independientemente de lo que se dijera en su contra, era un poderoso sanador. Finalmente, un día, la leona tropezó con su guarida. Él también había sido llevado a la compañía de su propia especie.

Ella esperó y esperó a que se diera a conocer. Pero al tercer día no había aparecido. Impaciente, la valiente leona entró en la guarida. Era una jugada muy peligrosa porque aunque la serpiente era bondadosa también era muy peligrosa. Porque se había sentido traicionado una vez más. No era tonto, sabía que la leona no era de su especie. Aunque habían compartido un poderoso viaje, su antigua naturaleza había regresado. Sin embargo, la leona había esperado lo suficiente y lo agarró por la cola y lo sacó. La serpiente se enfadó mucho y volvió a huir. Dejando a la leona triste, pero decidida. Porque la leona era muy astuta, ya lo había encontrado una vez. Ella lo haría de nuevo.

La leona persiguió tres veces a la serpiente de su guarida, y cada vez la serpiente se negó a escuchar sus súplicas. Hasta que finalmente un día, la leona atrapó a la serpiente, no con una jaula, sino con su mente. Le hizo una oferta que no pudo rechazar. Le prometió que si la dejaba quedarse en su guarida durante tres días y seguía sin desear que se quedara, ella se iría y no volvería a molestar a la serpiente.

La serpiente se creyó más lista que la leona y aceptó sus condiciones. Pero al atardecer del último día, la leona hizo algo que la serpiente no podía esperar. Así que sorprendida, la serpiente permitió a la leona quedarse un día más.

Un día se convirtió en una semana, una semana en un mes, un mes en un año y, poco a poco, la leona y la serpiente dejaron de estar separadas. El destino que los había unido selló su vínculo desde el cielo y la leona y la serpiente vivieron felices para siempre.

Pero como todos los cuentos de hadas, siempre hay algo más en la historia...

𝕷𝖆 𝕾𝖊𝖗𝖕𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖞 𝖑𝖆 𝕷𝖊𝖔𝖓𝖆 | 𝕾𝖊𝖛𝖒𝖎𝖔𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora