Capítulo 23●

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Día Tres

La luz de la mañana calentaba las figuras dormidas en la cama. Ambas se habían movido durante la madrugada. Su calor corporal combinado había provocado su reordenación. Hermione estaba ahora completamente tumbada encima de Severus. Cadera con cadera, las piernas de ella se abrían bajo las de él, que se habían movido para adaptarse a su cambio de posición. La cabeza de ella descansaba bajo la barbilla de él, apartada de la ventana; su pelo, un revuelto desorden, caía sobre parte de su cara y el brazo que permanecía estirado a un lado bajo la almohada.

Una mano descansaba sobre su corazón, bajo el de él, mientras que la otra se había metido debajo, sujetando el hombro del brazo extendido. Su camiseta de tirantes estaba torcida dejando su mitad de estómago fundida con la de él. Se movía al compás del profundo ritmo que proporcionaba su cuerpo dormido. La manta había sido tirada descuidadamente a un lado y se estaba cayendo parcialmente de la cama, pero a ninguno de los dos parecía importarle.

Severus gimió suavemente cuando un rayo de luz se coló por la polvorienta ventana y giró la cabeza en la otra dirección. Movió ligeramente las caderas para dar cuenta de su ajuste antes de volver a acomodarse. El peso en el pecho apenas le molestaba, pero el pelo que amenazaba su respiración era otra cosa. Levantó una mano a ciegas y apartó los suaves rizos de su cara antes de volver a apoyarla sobre su corazón. Los dedos bajo su palma se movieron ligeramente pero no hicieron ningún movimiento. La sintió suspirar profundamente contra él e hizo lo posible por quedarse quieto para su comodidad.

Estaba volviendo a caer en un sueño ligero cuando la mujer que estaba encima empezó a retorcerse y a maullar de incomodidad. Abrió los ojos sólo para asegurarse de que no estaba teniendo otra pesadilla.

La madre naturaleza había despertado a Hermione, su dichoso sueño interrumpido por la traviesa deidad. Se retorció intentando prolongar lo inevitable. Algo la presionaba en el bajo vientre y eso no ayudaba a su situación actual. Aunque cuanto más intentaba ajustarse, peor era la presión contra ella. Con un suave suspiro y la cabeza pesada, abrió los ojos frunciendo el ceño ante la brillante habitación que se burlaba del nuevo día.

Un gemido bajo pasó por su garganta y arrastró de mala gana los brazos a los lados. Tenía mucho calor. Desde la parte superior de la cabeza hasta los dedos de los pies. No quería moverse nunca. Tardó unos segundos en darse cuenta de que aquello sobre lo que estaba tumbada respiraba y eso hizo que su cerebro cobrara vida de forma vertiginosa.

Se había acostado sola. De eso estaba muy segura. Un tenue recuerdo se le presentó como un sueño y sus ojos se abrieron de golpe. Una carne pálida y rígida se encontró con su mirada y el lento ascenso y descenso de ésta confirmó sus sospechas. Estaba tumbada con Severus, corrección, estaba tumbada sobre él. Eso significaba que la presión que sentía en el bajo vientre era de él...

Todo su cuerpo se sonrojó de un color rojo intenso y, muy lentamente, inclinó la cabeza hacia arriba. Estaba despierto, ella podía ver sus ojos oscuros a través de las pequeñas rendijas de sus párpados. Parpadeó muy lentamente hacia ella antes de soltar un suave suspiro y cerrar los ojos por completo. Ella sintió que él intentaba acomodarse, pero lo único en lo que su mente podía concentrarse era en algo que se negaba a reconocer.

Con toda la gracia que pudo reunir con unos miembros que aún no se habían despertado, se empujó hacia un lado. Su piel se separó de forma bastante lasciva, pero Hermione no se molestó en avergonzarse por ello. Sus ojos recorrieron su cuerpo antes de que él se pusiera de lado, lejos de ella. La manta que se había caído se levantó del suelo y él se la colocó alrededor de sí mismo y se volvió a tumbar.

Hermione quiso gritar cuando su piel quedó oculta a la vista, pero su cuerpo tenía otras prioridades. Con un pequeño resoplido, rodó el resto de la cama y caminó, un poco torpemente, hacia el baño.

𝕷𝖆 𝕾𝖊𝖗𝖕𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖞 𝖑𝖆 𝕷𝖊𝖔𝖓𝖆 | 𝕾𝖊𝖛𝖒𝖎𝖔𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora