18: Visita

7 1 0
                                    

Mark

- Oh por Dios - se la mostré a Daila.
- No lo puedo creer - nos quedamos en shock.

La noticia era una foto de Alex siendo arrestado, el papá de Alex estaba atrás con una mirada de desaprobación, un policía atrás de él y 3 a lado.

La noticia había sido publicada hace tres horas, seguro ya estaba en la  comisaría.

- ¿Deberíamos a ir- pregunté dejando el celular a un lado.
- Mañana, es tarde, también lo quiero ir a ver pero debemos descansar - se acomodo.
- Bien pero será temprano okey - asintió.

--

La mañana siguente preparé el desayuno y me cambié, lleve a Daila a su casa a qué se cambiara y nos dirigimos a la comisaría.

En el trayecto estábamos totalmente en silencio. El recorrido fue de unos veinte minutos, llegamos y nos dirigimos al oficial que estaba en la recepción.

- Hola, buenos días - Daila habló.
- Buenos días, ¿en qué los puedo ayudar? - sacó uno papeles.
- Buscó a Alex Santoro - el oficial parecía que había visto un fantasma.
- ¿Para que buscan al joven Santoro? ¿Son familiares? - iba a hablar pero Daila me interrumpió.
- Soy su prima y el es mi novio, muy amigo de Alex casi como hermanos, nos enteramos de la noticia y veníamos cuanto antes - sacó una pluma.
- Está bien llenen estos formatos, solo tendrán 5 minutos - nos entregó unos papeles y los llenamos.

Estábamos enfrente de la puerta. Daila apretó mi mano con fuerza, estaba temblando un poco.

No sabíamos que iba a pasar al cruzar la puerta, lo único seguro es que alguien saldrá llorando de aquí.

Respiré hondo y volteé a ver a Daila y asintió con la cabeza, abrí la puerta y ahí estaba, sentado y esposado en la mesa. Nos recibió con una sonrisa

- Hola mi querido novio y mi mejor amiga - se rió como maniaco.
- Alex - dije maneras de salud y Daila no emitía ningún sonido.
- Que agradable sorpresa, díganme ¿Que hacen aquí - se seguía riendo.
- Sabes perfectamente el por qué estamos aquí - decidió hablar Dai.
- ¿Qué? Explicaciones, no tengo nada que decir - empezó a vacilar.

Daila se levanto y le dio una cachetada, se veía clara la irá es sus ojos nunca la había visto así.

- Sabes perfectamente que queremos explicaciones, sabes creía que te conocía, eras mi hermano ¿Que te paso? - Se secaba las lágrimas y caminaba en círculos.
- Uuuu, lamento romperles el corazón a los dos - así más claro el sarcasmo.
- Eres un maldito psicópata, nos tragamos todo, felicidades puedes ir a Hollywood - Dios no lo podía ver ni a los malditos ojos.
- Eso sería bueno, ir a Hollywood - se rió.

No aguante más y me di un golpe. En eso entro el policía.

- Ya pasaron los 5 minutos, ya tenemos que llevar al joven Santoro a la celda - lo paro de la silla.
- Me encantaría seguir hablando con ustedes pero debo irme, adiós guapo, adiós Dai - con eso se fueron de ahí.

Daila y yo salimos inmediatamente de ahí, llegamos a su casa y fuimos a su habitación. Nadie decía ni una palabra, solo estábamos ahí, ella sentada en al esquina de la cama y yo frente a ella en una silla.

Note que empezó a sollozar, me acerque y acaricié su mano, me abrazo y escondió su cara en mi cuello, acariciaba su pelo y le daba pequeños besos en la cabeza.

- Mark - la volteé a ver.
- Si - se limpió la lágrima.
- Puedes quedarte aquí por unos días en lo que pasa el juicio de Alex, porfavor - sin pensarlo dos veces le respondí.
- Si, solo necesito ir a casa por una cuentas cosas- me lávate.
- Te acompaño - salimos de la habitación y subimos al carro.

Otras vez el silencio se apoderó de nosotros, de vez en cuando un comentario.

- ¿Crees que debemos ir al juicio? - dijo con un hilo de voz.
- Tal vez - pare el carro.
- ¿Que haces? ¿Por qué te detienes? - se alteró.
- Si vamos hablar sobre Alex prefirió no estar conduciendo por qué me distraigo y pues más que nada para evitar un choque- dije y se calmo.
- Mejor lleguemos a tu casa y después lo hablamos- se limpió las lágrimas.
- Okey - me volví a incorporar a la carretera.

---
Holaaaa espero que les allá gustado el capítulo :))

Un crimen perfecto o un amor psicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora