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"El sueño"

El capitán –cuyo nombre era Druelle– la miraba a ella y luego al mandaloriano

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El capitán –cuyo nombre era Druelle– la miraba a ella y luego al mandaloriano. Repitió la acción más veces de las que Adhara le habría permitido hacer si no fuera porque tenía un bloque de carbono con un hombre dentro en frente suyo.

La chica, el mandaloriano y el escuadrón de Druelle se encontraban todos en la entrada del hangar de Peli, realizando la entrega del Toro Calican.

Los dos soles de Tatooine estaban ya desapareciendo debido a que la rotación del planeta estaba acabando. Los oficiales habían llegado unas horas luego de las anunciadas y el capitán del escuadrón había decidido hacer un patrullaje en una ciudad vecina antes de aterrizar sobre Mos Eisley.

A la chica le agradaba Druelle. Era bajo, regordete y mucho mayor que ella. Tenía una esposa que vivía en un planeta en el círculo interior de la galaxia. El escuadrón del hombre estaba lleno de reclutas novatos, jóvenes de caras sonrientes y ojos brillantes que imitaban a las estrellas. El capitán siempre fue bueno para enseñar, Adhara había aprendido de él muchas cosas sobre tácticas cuando ser una capitana de la Alianza Rebelde era todavía un sueño de una chiquilla de quince años con un viejo X-Wing que necesitaba más reparaciones de las que se podía permitirse hacerle.

A Adhara siempre le recordaba a aquel veterano con el que compartió tantas aventuras cuando todavía había un Imperio que derrotar.

–Entonces –insistió el hombre, se lo notaba cansado. Señaló a la chica con el pequeño stick que lo ayudaba a escribir anotaciones en su datapad oficial–, Calican te atacó a ti por haber tirado la nave de Fennec Shand del cielo –señaló hacia arriba–... con un Y-Wing pre-imperial –la miró como si pudiera ver a través de la mentira–. Porque Calican y Shand tenían una... alianza. Oh, y –señaló al mandaloriano–, tú, cazarecompensas, ayudaste a inmovilizar al detenido.

Adhara admitía que la historia era estúpida.

Todo el mundo conocía a Fennec Shand. Todos sabían que era una de las mejores tiradoras del sindicato de cazarecompensas, nunca fallaba un tiro. Y lo más importante: lo hacía sola. Todos sabían que experimentada cazarecompensas jamás trabajaría con un novato.

La chica asintió, de todas formas, ante la inquisidora mirada del capitán.

Sentía la vibrante, casi alarmada, figura del mandaloriano a su izquierda. Temía que el hombre cometiera algún movimiento contra la patrulla de su viejo compañero. Se había mantenido en silencio durante todo el intercambio, dejándola lidiar con los oficiales.

–Capitana Cressida, sabe perfectamente que no aceptamos detenidos en carbono...

–Vamos, Druelle –se quejó la chica, su paciencia consumida por completo–. ¿Cuántos patrullajes tuve que hacer en el borde exterior para que tu escuadrón pudiera volver a casa antes de lo planeado? Pretende que crees la historia y llévate a Calican.

SPECTRE 08 [Din Djarin x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora