Capítulo 3: Adulaciones y reconocimientos incapaces de consolar (Blake)

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Blake

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Blake

La primera semana de regreso a clases fue una completa locura. Para poderme explicar mejor, resumiré lo que ha sucedido durante estos últimos cinco días:

El martes puede ser considerado como el día más tranquilo, pues no hubo mucho que hacer. Los profesores recién empezaban a explicarnos lo que haríamos en los siguientes meses, pero también llamaron a cada uno para discutir sobre las observaciones que tenían de nuestros proyectos finales y qué debíamos mejorar. Bueno, eso sucedió con todos, excepto conmigo. ¿A qué me refiero? Pues en cada ocasión que llegaban a mi nombre en la lista, me decían que no era necesario acercarme porque mi trabajo ya era lo suficientemente bueno y completo, que cumplía con todos los parámetros e indicaciones requeridas. Sin importarles que mis compañeros estaban allí, teniendo que escuchar como exaltaban con emoción mis investigaciones y, a su vez, como les quitaban merito e importancia a las suyas. Odiaba cada vez que hacían eso, todos me quedaban viendo, y a veces creía que me odiaban.

Aún recuerdo el comentario tan hiriente de la maestra de Gestión.

Me siento muy decepcionada con sus trabajos, en todo el año anterior no pudieron hacer algo a la altura de este programa, pareciera que no les importa en lo absoluto estar aquí. Por otro lado, solo me queda felicitarle, Joven Graham, porque pude leer el mejor proyecto que he visto en todos mis años como docente del Bachillerato Avanzado, estoy segura de que obtendrá la nota máxima. Ojalá los demás al menos se acercaran un poco a la calidad de su trabajo, pero bueno, nos esforzaremos en el tiempo que nos queda para mejorarlos.  

El miércoles se comenzaron a impartir los nuevos temas que debíamos aprender con el fin de estar preparados para los exámenes externos. A pesar de que hubo mucha información que procesar, no fue del todo difícil... Bueno, al menos hasta que al finalizar de cada asignatura, sin falta alguna, los profesores nos mandaban deberes y a estudiar para dar una prueba de control, la cual tenía una calificación que afectaría nuestros promedios; así terminamos con ocho pruebas que se repartían en los primeros tres días de la siguiente semana.

En casa pasé encerrado estudiando durante todas las tardes porque mis padres se habían enterado, y no sé cómo, de lo que debíamos rendir. Pero a pesar de ello, algo me causó intriga, más bien, el comportamiento de ellos durante la cena fue lo que llamó mi atención.

—Blake, me enteré que los maestros ya revisaron el borrador de sus trabajos internos, ¿les dijeron algo sobre ello?

—Así es, incluso dieron las observaciones para que todos mejoremos los trabajos finales —capté muy bien el ceño fruncido que apareció en su entrecejo.

—¿Acaso no hiciste una buena investigación? —alzó su voz y me miró fijamente, solo suspiré antes de responder.

—Me felicitaron, dijeron que mis proyectos estaban más que listos para ser subidos, pero yo quiero seguir puliendo algunos detalles —mi apetito se acabó, a pesar de que apenas había probado mi comida.

Mi ambedo, tu litost (#PGP2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora