Blake
Se siente tan bien volver a dormir sin ninguna preocupación o molestia en mente, solo tenderte en todo lo ancho de la cama, cerrar los ojos y caer en un profundo sueño, sin sueños ni pesadillas, únicamente oscuridad que tranquiliza.
Lo único que recuerdo es haber llegado el viernes con el mismo dolor de cabeza que estuvo fastidiándome durante la semana, así que, por primera vez, decidí optar por una idea demasiado descabellada pero lógica (al menos en ese momento, pues no lograba llegar a otra respuesta).
Me escabullí con mucho cuidado por los pasillos de la casa para evitar que cualquier trabajador me viera, pues lo menos que quería era que al final terminaran avisándoles a mis padres acerca de mis acciones. ¿Qué hice? Entré al despacho privado de mi padre en busca de una botella de trago, y muy a mi pesar, lo único viable a coger sin que hubiera sospechas de mi robo era una botella pequeña de vodka.
Salí con cuidado de allí y la escondí debajo de mis almohadas, luego volví a bajar a la cocina para devolver la llave, que tomé prestada sin avisar, a mi nana. Además, aproveché la oportunidad para decirle que me encontraba agotado y me acostaría temprano.
Esa fue mi lamentable forma de intentar evitar que mis padres quieran llamarme o entrar a mi cuarto para fastidiarme, pero a pesar de ser una idea tan mala, terminó funcionando sin ningún problema.
Consideré mezclar el alcohol con algún jugo para bajar su intensidad, pero decliné de inmediato porque eso me alejaría de mi cometido, pues hubiera acabado queriendo tomar más o quizá saliendo de mi cuarto con mi habilidad de razonar en el piso.
Abrí las ventanas a pesar de la brisa helada que me hizo temblar, ya que este era el mejor truco que tenía para lograr un efecto más rápido y contundente por parte de la bebida.
Comencé a ingerir directo de la botella, tragos largos y rápidos para que actúe lo más pronto posible. No pude evitar arrugar mi cara con fuerza y disgusto, ese líquido era muy asqueroso y la sensación de calor en la garganta era asfixiante, pero incluso así, seguí en ello sin detenerme.
No sé cuánto tiempo pasó con exactitud, aunque fue el suficiente para escuchar la llegada del auto en el que venían mis padres. Me reí al imaginar sus expresiones de aberración si me vieran en este estado, me levanté y mi entorno empezó a moverse de un lado a otro, o quizá era yo.
Tiré a un lado el recipiente vacío, con ayuda de la cama, el escritorio y la puerta de cristal, pude llegar al balcón, donde el frío invadió mi cuerpo por completo, aumentando mi mal estado el doble o triple.
Y hasta ese preciso momento llega mi lucidez.
Desperté casi a las cuatro de la tarde, sin ninguna molestia, me sentía renovado por haber dormido casi veinte horas, una cifra que ni siquiera me sorprendió porque no se acercaba ni un poco a mi gran récord de hace un año.
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Mi ambedo, tu litost (#PGP2022)
Teen FictionBlake Graham y Kerrick Mills, dos chicos que lo tienen todo, sin necesidad de envidiar a otros porque a ambos se los puede considerar la crème de la crème en el instituto privado GPDG's. Pero a pesar de ello, en su vida se han dirigido la palabra, n...