ㅤㅤㅤ O3. SINCERA

5.5K 774 41
                                    

ㅤ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


ㅤㅤㅤAnastasia pensó que tan solo llevaba segundos, un minuto a lo mucho, mirando fijamente, a través de la ventana de su auto, la casa de Charlie Swan. Si le preguntaban a Jasper, quien estaba a su lado en el asiento conductor, ya habían pasado dos horas desde que llegaron y su tía se había quedado paralizada igual que un venado frente a dos faroles de auto.

El rubio quería darle espacio y tiempo, pero también sabía cuándo ya debía presionar un poco y ese era el momento. Si no lo hacía, ella iba a retroceder y volver a la casa sin haber hecho nada, lo cual no era una opción. A la siguiente tendría a Alice como compañía y eso no iba a salir nada bien.

—Tía —llamó el menor, sin que la mujer de señales. —Tía —volvió a llamar en un tono más fuerte y la rubia se sobresaltó. Se giró y miró a su sobrino con confusión. —Tienes que ir.

—En un momento —murmuró y regresó su vista a la casa.

—En un momento dijiste hace dos horas —ella frunció el ceño y agarró la muñeca de Jasper, mirando la hora en el reloj que él tenía.

En efecto, habían pasado dos horas. Ni siquiera lo había notado.

—Tal vez no vuelva a verlo después de esto...

Si Charlie se negaba a toda esa situación, no lo culparía de hacerlo, tendría que hacer lo mismo que hizo Edward y huir lejos, dejando que el castaño vuelva a su vida tranquila y pensara que todo había sido un mal sueño. Un muy mal sueño, o más bien una pesadilla.

—Yo no estaría tan seguro de ello —Ana suspiró pesadamente ante la seguridad del vampiro. —¿Quieres que vaya contigo? Puedo calmar...

—No, de ninguna manera —interrumpió. —No vas a afectar las emociones de Charlie —tomó una larga respiración, mirando por última vez la casa a través de la ventana. —Que sea lo que tenga ser...

Abrió la puerta y bajó rápidamente, dejando en el auto las oportunidades de arrepentirse. Ya no podía dar marcha atrás, no a ese punto. Aguantó la respiración mientras se acercaba a la casa, no merecía sentir el característico olor a vainilla y café dulce. Su mano tembló al acercarse al timbre junto a la puerta.

"Si no te arriesgas nunca lo sabrás."

Tragando saliva, tocó el timbre.

Ya me arrepentí.

La idea de salir corriendo desapareció al escuchar los pasos del humano, sabiendo perfectamente que estaba en la sala de estar viendo televisión como era usual. Ana sintió su estómago revolverse y tenía ganas de llorar en los segundos, que se sintieron eternos, en los que Charlie tardaba en caminar desde el sofá a la puerta.

DEAD, charlie swanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora