ㅤㅤㅤ 11. MENTIRAS

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ㅤㅤㅤAnastasia rodó los ojos apropósito, con una sonrisa divertida en sus pálidos labios. Sin tener el don de Alice, pero sabiendo que sucedería, rio entre dientes cuando Charlie le dio un suave codazo en las costillas. Ella hizo un falso mohín.

―Eso no es muy caballeroso ―murmuró con actuada tristeza.

―No soy caballeroso, soy anticuado. Según tus palabras ―la rubia volvió a reír. ―Déjame lavar, tu trajiste la comida. No me parece justo ―la mujer bufó.

―Déjame tú a mí, quiero hacerlo. En casa, Esme no me deja tocar nada porque cree que soy muy descuidado y que lo voy a romper.

―¿Y no es cierto? ―preguntó en tono bromista. Ana jadeó indignada y le dio un suave golpe en el brazo, haciendo que él solo responda con una carcajada.

―No deberías burlarte tanto de mí, no queras que deje de ser tu amiga ―murmuró abriendo el grifo y comenzando a lavar, ignorando que el hombre no quería que lo hiciera.

―Creo que jamás lo harías ―dijo muy autosuficiente y tomó un trapo para secar los platos. La vampira se sorprendió un poco por el tono. ―Me amas demasiado.

Vaya que sí...

Ella sonrió para sí misma. Él estaba bromeando, eso estaba más que claro, y lo peor era que no sabía que eso era lo más cierto y certero que existía en la vida de Cullen.

Si algo estaba más que segura, es que lo amaba. Lo amaba tanto que le dolía.

Se giró a ver el perfil del humano con sus ojos dorados llenos de admiración. Se veía adorable al estar tan concentrado en la tarea de secar completamente todo lo que ella lavaba. Una sonrisa se le escapó.

Estaba enamorada de Charlie. Ninguna novedad a decir verdad, pero era la primera vez que lo admitía para sí misma.

¿Qué se supone que haría con eso?

―Mira quien suena ahora muy narcisista ―respondió divertida en voz baja, riendo entre dientes cuando lo escuchó bufar.

―Es necesario, para mantener equilibrada nuestra relación.

―Excusas. Todos saben que en el interior eres un egocéntrico de mierda.

―¡Claro que no! ―exclamó sorprendido.

―Por favor ―lanzó un falso suspiro impaciente. ―Ser el jefe de la policía se te subió a la cabeza, te encanta abusar del título.

―¡Que no es así! ―dijo como un niño indignado. Ana soltó una carcajada.

―Sí es así ―murmuró aunque fue audible para el humano.

―Que no ―insistió en el mismo tono y le dio una golpe en el brazo con el trapo.

DEAD, charlie swanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora