ㅤ ㅤㅤO3. LOS TESTIGOS

1.8K 264 17
                                    

ㅤ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ㅤㅤㅤAnastasia estaba sorprendida por la cantidad de testigos que habían, no solo porque los habían conseguido en tan poco tiempo, sino porque esto se trataba de enfrentar cara a cara a los Volturis y su poderosa Guardia, cosa que nadie en sus cinco sentidos quería hacer, ni siquiera ella quería hacer esto. Pero ahí estaban, muchos vampiros, lo que estaba llevando a que hubieran más lobos, malas noticias para ella si se lo preguntaban. Incluso siendo que Alice y Jasper se fueron, habían enviados a sus amigos como testigos, como Peter, quien había peleado con su rubio sobrino cuando era neófito.

―¿Somos todos? ―preguntó su esposo.

―Aún no.

―Anastasia ―llamó Carlisle, casi parecía regañarla. ―Alister no vendrá. Ya sabes como es él.

―Mm… ―murmuró, sin prestarle verdadera atención a su hermano. ―Solo dale un minuto… ―su nariz se arrugó suavemente. ―Mejor que sean unos segundos…

De repente todo escucharon la caída de algo, o más bien de alguien. Desde los múltiples cristales que conformaban la casa Cullen se podía ver la figura de Alister acercarse.

―Lamento la tardanza ―sonrió con sarcasmo. ―Mucho trafico.

―¿No tienes un buen discurso para mi funeral? ―le pregunto la rubia con burla.

―No, solo recordé que no tengo traje. Y no planeo comprar uno.

―Es adorable saber lo mucho que te importa mi vida ―Ana le dio más dramatismo a sus palabras al ponerse una mano en el pecho.

Alister suspiró con fastidio.

―Estaré en el ático ―y eso hizo, ignorando a todos como si nada.

La gran mayoría, por no decir todos, tenían habilidades fascinantes. No era sorpresa que Bree y Charlie se asombraran, casi todos lo hacían al ver los dones de los demás.

―¿Es la Amazonas? ―preguntó Bree con un brillo de emoción en sus ojos dorados.

―Es hermoso… ―habló Charlie, son los mismos ojos de asombro que su hija adoptiva.

Ana miró a su alrededor, encontrándose con el mismo bosque de siempre. De reojo logró capturar la mirada burlona que Eleazar le dedicaba.

―Yo no veo nada ―comentó Bella, mirando a Edward confundida ya que él estaba en el mismo estado que los otros castaños.

La rubia frunció el ceño.

―Anastasia ―dijo su pelinegro amigo, casi en un tono de regaño. ―No me dijiste que tu hijastra es un escudo.

DEAD, charlie swanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora