¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤㅤㅤAnastasia sabía que las cosas estaban mal. Pero fue un poco una sorpresa cuando incluso llegaron a empeorar. La investigación del bebé de Bella no iba a ningún lado, todas eran leyendas de pocas bases. También, lo que sea que ella estuviera engendrando, crecía muy rápido y estaba consumiendo a la joven.
Bella creía que iba a lograr el parto y la transformación, pero solo ella tenía la convicción que lo lograría.
Charlie había tratado, de verdad que lo había hecho, para que no tuviera al bebé. No porque no lo quisiera, era su nieto o nieta, pero nada tendría sentido si ninguno de los dos vivía. No sabían lo que ese bebé era capaz, nadie podía decir eso sería bueno. Tal vez ni siquiera sobreviviría y sabían que Bella tampoco lo haría.
Un desperdició.
Pero nadie podía convencerla de desertar. Estaba más que decidida a seguir adelante.
Como si las cosas no iban lo suficientemente mal, ahora convivían con lobos. Metamorfos buenos y malos. Claro que cuando Jacob se enteró de todo, eso hizo que la manada se enterara. Black y su pequeña manada, conformada por los hermanos Clearwater, estaban de su parte, o algo así, mientras que Sam y los suyos estaban en su contra.
Hace semanas que no cazaban, no era conveniente salir cuando apenas estaban protegidos y una numerosa manada rondaba cerca de casa, esperando el momento para atacarlos. Con lo débiles que estaban sin sangre animal, no iban a ganar esa pelea. Además de que Carlisle se negaba a romper el tratado y, como clan, todos debían respetar esa decisión por poco favorable que sea.
La casa Cullen parecía una sala de espera a la muerte.
Aunque estaban viendo un supuesto partido importante de futbol americano, pero Charlie no lo hacía. Miraba sin mirar, perdido en lo más profundo de sus pensamientos. Incluso Bree, que estaba al lado de la rubia, prestaba más atención a la televisión. Ana tomó de la mano a su esposo, sin crear una reacción en él.
Estaba así desde que se enteró que las pocas posibilidades de que Bella sobreviviera habían pasado a ser cero.
—¿Por qué aún usas el escudo en Charlie? —le preguntó Edward. Solo sonaba curioso.
La rubia frunció el ceño.
—No lo hago —lo miró confundida.
—¿En serio? —cuestionó el chico y ella asintió. —Yo no puedo leer su mente.
—¿Mi don es un escudo? —preguntó el castaño. Tenía la voz monótona y sin emoción.
Ana le dio un apretón, por suerte él respondió con otro.
