ʀᴇᴛᴏʀɴᴀʀ

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Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.
Mateo 5:13

Dormite sobre el hombro de Tadeo en uno de los bancos del lugar, sentía los ruidos a lo alrededor, sentía ese olor fuerte a hospital que me hacía estremecer, también tenía la ansiedad de saber si Valentín estaba bien, de que se iba a salvar

No fue hasta que nos avisaron que estaba estable que el alma me volvió al cuerpo, nos dijeron que estaba en un estado de coma inducido, que debíamos esperar un par de días a que se recuperara del todo

No nos quedó otra que avisarle a Alejandro, de eso se encargo Tadeo dejándome por fuera a mi intentando que la culpa no recaiga sobre mi persona, pero yo ya estaba plagada de culpas, no solo por Valentín

—¿Fuiste a verlo?

Dos días después todavía seguía sin dar señales de querer despertar, asentí ante la pregunta de Tadeo mientras le daba una pitada a mi cigarrillo dentro de su auto frente a la capilla

—¿Queres que entre contigo?

Lo que pasó con Valentín lo tomé como una señal, señal de que tenia que rehacer mi vida, de nuevo, volver a rehabilitación. Tadeo había estado ahí todo el tiempo, solo hizo de compañía y estuve agradecida, necesitaba alguna clase de sostén

—Si entras es porque queres dejar de tomar y de vender

—Te espero afuera

Suspire bajando del auto para enfrentarme una vez más al comienzo de los doce pasos, pero esta vez convencida de no desviarme del camino o por lo menos intentarlo

Juan se alegró de verme, tuve que contarle lo que había pasado para que me entendiera, decidió que iba a acompañarme de cerca esta vez, que más que nunca necesitaba una red de contención que no me dejara volver a caer. Pero la verdad es que no la tenía, mi padre apenas me hablaba, mi novio había tenido una sobredosis y bueno, Tadeo no es el ser más limpio del mundo

Mi voluntad sería el motor de esta decisión

—¿Vas a volver? - asentí dándole una pitada al cigarrillo cuando hablo Tadeo

Últimamente estoy fumando demasiado

Estamos en la puerta de su casa, venimos de ver a Valentín que todavía no reacciona, cada vez me preocupa más el hecho de que no se despierte y estoy angustiada. Ya hace tres días que no me drogo y no tomo alcohol, aunque parece poco es mucho, es un comienzo.

Me siento mal, todo se junta, no solo mi comienzo de rehabilitación si no los dolores de eso, la abstinencia, las ganas de empinarme una copa de vino o una cerveza, tener a mano cocaína o lo que sea, sea un momento que es lo que sea, aunque me mate.

—Tranquila 

No me doy cuenta que tiemblo, pero Tadeo si, toma mis manos con delicadeza parándose frente a mi, suspira pesadamente, se que no tiene que soportar estas cosas, pero fuera de lo que haya pasado entre nosotros somos amigos, o algún tipo de vinculo tenemos.

Esos temblores siguen, con ataques de pánico y mucha ansiedad, no dejo de ir a ver a Valentín, tampoco a las reuniones y mucho menos dejo de juntarme con Tadeo, me hace distraerme, es esa red de contención que necesito para seguir adelante

Cuando por fin Valentín recupera la conciencia es sacado por Alejandro de la clínica, pero no me deja verlo, dice que seguramente yo sea la causante de todo esto, aunque no sabe que es el, o por lo menos en mi historia el es el malo. Está incomunicado, Tadeo tampoco sabe nada de el, le sumo problemas a mis problemas y termino casi que hundida en una angustia que se apodera totalmente de mi

Adicciones~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora