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Había una canción de cuna que recuerdo que mi madre me cantaba cada vez que me iba a la cama. Esa corta canción me ayudaba a relajarme y lograr dormir plácidamente.

Siempre la recordaba y pensaba que algún día, también se la cantaría a mis hijos.

Ya después de varios años, le daba voz a ese recuerdo con mi pequeño bebé.

Me paseaba por el cuarto, teniendo a Abner entre mis brazos, cayendo profundamente dormido, mientras aún tarareaba aquella melodía.

Abner cumplía los 9 meses de edad. Era increíble como pasaba el tiempo y ver como iba creciendo.

Ya con mi objetivo logrado, lo dejé suavemente sobre su cuna para evitar despertarlo y lo cubrí con su cobija.

—¿Ya estás lista?

Levi entro al cuarto sigilosamente bajando la voz a ver al menor durmiendo tranquilamente.

—Si, solo quería que se durmiera antes de irme. Es la primera vez que lo dejamos tanto tiempo solo.

—Hange y Ada van a estar con él, no te preocupes por eso. Además volveremos lo antes posible.

Ada, una joven de tez trigueña, de cabello castaño y ojos verdes, de no más de 22 años que había contraído nupcias y se mudo hace 5 meses al vecindario. Su esposo era de la milicia siendo parte de las tropas estacionarias.

Es una buena mujer, muy amable y muy servicial. Llegó cuando Abner tenía aproximadamente tres o cuatro meses, quedando absolutamente fascinada con el niño y venía a verlo recurrentemente a la casa.

Al ser nueva por el sector se fue a presentar a sus vecinos más cercanos. Al llegar a nuestra casa, fue recibida por Levi, quedando atónita al ser recibida por él.

«No puedo creer que tu esposo sea el hombre más fuerte de la humanidad»

Yo avergonzada ante sus palabras, le aclaré que Levi no era mi esposo, disculpándose de inmediato por el atrevimiento y hablar de más. Le dije que no se preocupara y que era lo más lógico que pensara en eso, encontrándose a Levi aquí en casa.

Hace un tiempo, varios rumores comenzaron a correr por todos lados. Mi embarazo era notorio, siendo hablado por gran parte de la milicia. Escuché miles de cosas, tanto de mi como de Levi o Erwin.

"¿Quién es el padre de ese niño?" "¿Habrá sido del comandante o el capitán Levi?" "¿Le habrá sido infiel?"

Nadie sabía el trasfondo de todo esto y la verdad no me importaba lo que hablaban de mi. Yo estaba tranquila.

Levi, por el contrario, era el más molesto con la situación y de todo lo que hablaban sobre nosotros, pero yo insistía en que no tomara en cuenta tales palabras.

Ante tales difamaciones, el comandante Pixis y Nile se encargaron de ponerle fin a tales rumores. Por mi, por Abner, por Levi y la memoria de Erwin.

—Aún así, es tan pequeño... pero confío en que ellas cuidarán bien de él.

—Ya llegaron, están abajo.

Le di una última mirada a Abner, acomodando su cobija para que quedara cómodo. Deposité un beso en su frente para salir por completo de su habitación.

Con Levi bajamos las escaleras y ahí estaban las dos, conversando mientras estaban en la sala.

—Hange, Ada, ¿Cómo están?—las saludé a cada una con un abrazo.

—Muy bien—respondiendo al unísono soltando un par de carcajadas ante lo ocurrido.

—Me alegra mucho. Siéntanse como en casa.

"ᴍᴇ ʜᴀꜱ ʜᴇᴄʜᴏ ᴀᴍᴀʀᴛᴇ"-ᴀᴍᴏʀ, ᴄᴏɴꜰᴜꜱɪᴏɴ ʏ ᴜɴᴀ ᴅᴇᴄɪꜱɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora