Primer capítulo.

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Primer capítulo.

-Mark, quédate quieto ¿si? Me pones cada vez más nervioso.
-¿Yo? -respondió mientras se paseaba como una fiera dentro de la aséptica habitación- si no fueras tan estúpido no estaríamos aquí.
-Cállaate de una vez -apretó los puños con fuerza- insististe en venir a este lugar.
-¡Tu también querías! -gritó pisoteando con fuerza.
-¡Gastaste todo nuestro dinero! -se paró al fin de la silla de metal- te dije que no siguieras apostando.
-No fue mi culpa, lo viste -entrecerró los ojos- era una buena mano.
-No tienes respaldo Mark -se acercó al otro que seguía con el movimiento nervioso- no hay forma que pagues esa deuda.
-Que paguemos...
-Lo que sea -dijo y volvió a su lugar- ahora tendremos que esperar a ver que pasa, espero no involucren a la policía.

Los dos se ubicaron frente a la mesa de madera oscura pulida, Mark tenía razón, realmente había sido una buena mano, él mismo habría apostado todo, por esa razón no lo había detenido y ahora estaban en esta situación, y si no querían terminar tachados como estafadores, de seguro deberían firmar algún poder en nombre de los abogados del Casino para saldar la abultada deuda.

-Mierda, mierda, mierda! -gritó tironéandose el pelo- no puedo creer que estemos en esta situación.
-¿Tú? -increpó Mark- ¿Qué pasa si se entera mi padre?
-Ya eres bastante mayor -elevó una ceja ante la pregunta- supongo que podrías mantenerte solo.
-O podrías mantenerme tu -sonrió con cinismo- ya sería hora.
-Eso ni lo sueñes.
-Vamos Perth...

La puerta al abrirse frenó de lo que seguro sería otros de los berrinches a los que Mark lo tenía acostumbrado. Las dos personas que ingresaron llevaban el semblante serio, el aura de superioridad emanaba de la postura que denotaba que los tenían en sus manos.

-Por aquí por favor -los guiaron hacia una puerta contraria- los dos siganme.

Caminaron detrás del joven que no tendría mas de 25 o 30 años, el traje de negocios indicaba que no era un simple empledado de seguridad, otro de aspecto similar se ubicaba tras ellos. Atravesaron varias habitaciones hasta ingresar a una oficina de tonos claros y un gran ventanal que daba al lago frente al hotel donde se ubicaba el casino.

-Sientense por favor -indicó el joven que los guió- supongo que se imaginaran porque están aquí.
-Y usted es... -habló Mark apenas se ubicó frente al escritorio.
-Soy representante del grupo de abogados que protege a esta empresa de estafadores como ustedes -la mirada dura en los ojos oscuros- señor Rathavit para ustedes.
-Señor Rathavit -empezó Mark- no se loque piense, pero nosotros nos somos estafadores, solo fue algo de mala suerte.
-Ohhh claro -suavizó la voz- y supongo que si vemos las cámaras de seguridad no lo veremos con...digamos...alguna carta extra.
-¡Eso es imposible! -se exaltó levantándose de la silla- yo nunca haría algo así.
-Eso lo tendría que evaluar la policía.
-Señor Rathavit- intervino Perth- podríamos firmar algún documento donde nos comprometamos a pagar la deuda.
-Señor Tanapón ¿verdad? -su rostro era indescifrable al mirarlo- no creo que sea tan sencillo, tenemos una política de cero tolerancia, y la deuda es millonaria.
-Pero podemos conseguirla -intervino Mark- si nos da un plazo puedo conseguirla.
-¿Qué le parece un plazo de una hora?
-¡Qué!? -volvió a hablar Perth- es es una locura, es imposible!
-Siempre está la opción de la policía.
-No no no -negó Mark- no puede involucrar a la policía
-¿Que tal a sus padres señor Siwat? -algo en el tono mostraba que estaba disfrutando la situación- puede pedirles el total a ellos.
-No -golpeó la superficie con las manos- no voy a permitir...
-No entiende -el abogado se paró frente a ellos- usted no está en condiciones de permitir nada.
-Tiene que haber alguna opción -trató de mediar Perth- alguna forma de pagar la deuda.
-No se si tengo interés en que la paguen -sonrió de lado- tal vez solo informe a la policía y me deshaga del problema.
-No -negó Mark- no puede ser así.
-¿Saben que? -bajó la voz- los entiendo, y aquí entre nosotros también me parece engorroso hacer intervenir a la policia, tal vez pueda hacer algo por ustedes.

Perth miró al abogado desaparecer unos segundos por la puerta, atrás suyo todavía el otro hombre que los había seguido observando cada uno de sus movimientos, no se animó a decir nada a Mark, sabía que la culpa era de los dos. Tal vez fueron minutos, pero le parecieron horas hasta que el señor Rathavit estaba frente suyo con la cara en una mueca.

-Señores -habló mientras se sentaba- esta es una situación delicada, pero creo haber encontrado una solución, no está en mi poder y tuve que hablarlo con un superior.
-¿Si? -salió de la boca de Mark- ¿podemos solucionarlo?
-Podrían saldar una parte de la deuda, pero todo debería quedar entre estas cuatros paredes.
-¡Si! -exclamó Mark, lo que sea.
-Bueno es simple -una sonrisa en sus labios- es solo un poco de sexo.
-¿Qué? -Perth no podía creer lo que escuchaba, era inconcebible- es una locura.
-No no no Perth -lo cruzó Mark- no es nada, es solo sexo, yo no tendría problemas.
-No voy a dejar que lo hagas.
-De hecho -todos los dientes del abogado haciendo aparición- el señor Tanapón deberá tener sexo con alguien que podría pagar la mitad de su deuda, el resto lo pagaran ustedes y no interviene la policía, de más esta decir que no podrán volver a ingresar a este establecimiento.
-Esto es demasiado -habló una vez mas- no puedo hacer algo así.
-Entonces es una pena -comenzó a levantarse- la denuncia seguirá su curso, no puedo hacer más.
-No! Por favor Perth -tironeó su brazo-no es como que nunca hayas hecho esto con otra persona.

Eso era verdad, su historia venía desde hace tiempo pero nunca fueron exclusivos.

-¿Sólo una vez?
-Sólo esta noche -afirmó el abogado- la mitad de la deuda saldada.
-¿Dónde?
-En una suite de nuestro hotel, por supuesto, total privacidad.
-Lo quiero por escrito.
-Señor Tanapón -su tono era condescendiente- no está en posición de exigir nada.
-Está bien -relamió sus labios- está bien... ¿Mark me espera aquí?
-No, verán... Mark va a permanecer en la misma habitación.
-Oishhhh Perth -exclamó el aludido- ¡esto es mejor de lo que pensamos!
-Usted no va a participar -las palabras fueron dichas con asco- solo va a permanecer en el mismo lugar.

El discurso del abogado se cortó cuando de inmediato les indicó que lo siguieran, caminaron hasta un ascensor de paredes de vidrio que recorría los lujosos pisos del hotel.

-¿Puedo saber como se llama? -indagó ya en la puerta de la suite.
-No estoy en posición de revelarlo -la mueca del abogado mostró una emoción que no pudo reconocer.
-No debe ser más que puto -acotó Mark.
-Señor Siwat -habló entre dientes- si hay aquí un puto es el señor Tanapón, y ¿eso que lo convierte a usted?, no sería mas que su chulo.

No pudo decir nada porque esa era la verdad, en este momento debía prostituirse para pagar una deuda.

-Y señor Tanapón -golpeó la puerta para anunciar que estaban allí- hace algo fuera de lugar, y no va a existir lugar en el mundo donde pueda esconderse.

Observó la espalda del abogado al marcharse antes de que el suave click de la puerta le dijera que era el momento.
Entró con la cabeza gacha, detrás de él, Mark cerró dejándolos dentro.

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Hola! Resubiendo esta historia, veremos que resulta.
Saludos! Cuidense.

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