Quinto capítulo.

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Quinto capítulo.

Dejó la moto en el estacionamiento interno y colocó el casco sobre el asiento antes de acomodarse la ropa.
Un movimiento en lo cercano le indicó que no estaba solo, la presencia a metros de él era demasiado intensa como para ignorarla.

-Lo estaba esperando -sintió las palabras llegar a sus oídos y deslizarse dentro como miel tibia.

Intentó no demostrar ninguna reacción que delatara el torbellino que recorría su cuerpo y deseó lanzar los estúpidos anteojos lejos. Avanzó unos pasos ignorando el cuerpo que comenzaba a seguirlo y sacó el celular para llamar a seguridad, la presión cálida en su muñeca le impidió continuar con la acción.

-Por favor -pidió Perth a centímetros de él.
-¿Necesitas dinero? -las palabras fueron burlescas y lo recorrió con la mirada intentando hacerlo sentir incómodo- realmente ya no me interesa.
-Unos minutos... -insistió.
-A diferencia de usted, tengo un trabajo que hacer -escupió con malicia- no obtengo plata fácil.
-Deje de tratarme como un prostituto -los ojos del morocho se cerraron en dos rendijas oscuras.
-Para no ser un prostituto se comporta como tal, y no tengo el mínimo interés en contratar nuevamente sus servicios.
-Basta -masculló entre dientes acercándose un poco más.
-Hay cámaras de seguridad, yo que usted pensaría muy bien lo que va a hacer.
-¿Si? -un paso más cerca- yo pensé que le gustaba que lo observaran.
-Imbécil -lo empujó con las palmas de la mano sin lograr que se moviera ni un centímetro- quiero que se vaya.
-No.
-Dije que ya no requiero de sus servicios.
-Deje de provocarme -gruñó y pudo sentir el aliento sobre su piel- no soy tan dócil como piensa.
-No es mi problema, nuestro trato está terminado.
-Muy por lo contrario -se mofó- recién estamos empezando.

Fue cuestión de segundos, su cuerpo ya no estaba en el mismo lugar y no era dueño de sus movimientos. El dolor en el labio y el sabor ferroso le indicaba que el choque de la boca del otro había provocado un corte. Su espalda chocó contra la pared, una pierna colada entre sus muslos mientras era devorado, un beso demandante, cruel, duro y extremadamente excitante.
No pudo o no quiso detenerlo, ansiaba sentirlo, aún cuando luego doliera, aún cuando supiera que este era el peor error de todos.

〰️〰️〰️

Mordió con fuerza los labios del otro, lo tenía donde quería, retorsiéndose entre su cuerpo y la pared del estacionamiento. Esto no era lo que había venido a buscar, la verdad no sabía que lo impulsó a merodear y esconderse entre las sombras para poder llegar a este hombre que por lo visto solo quería humillarlo tratándolo de prostituto. No le importaba, en todo caso era molesto pero se compensaba holgadamente con el frenesí de un beso que tenía ardiendo sus terminaciones nerviosas.

-Dime tu nombre -exigió llevando la boca cerca de su oído, pero no hubo más que jadeos- vamos...dilo.

Apretó su pélvis para que percibiera la dureza que ya comenzaba a ser dolorosa mientras seguía el juego entre sus lenguas. En ese momento no importaba nada, no pensó en si había cámaras o guardias de seguridad cerca, solo sabía que la necesidad era cada vez más poderosa. El sonido del ascensor deteniéndose alertó de que había alguien cerca, se alejó del cuerpo unos centímetros para notar que un par de personas salían. No lo pensó mucho, locura era una palabra que no alcanzaba a describir el siguiente movimiento, lo tironeó aunque el otro no puso resistencia y lo llevó de la mano al ascensor. 
Entró, sin pensar cerró y colocó la parada de emergencia, a la mierda el que necesitara usarlo, lo de ellos era más urgente. Miró los ojos canela tras unos lentes de montura metálica, se veían un tanto hinchados y en algún punto la mirada era vulnerable hasta que fue reemplazada con un desafío.
Se entretuvo mirando el cuerpo dentro las paredes de metal y el espejo que los encerraba dentro, quería acorrarlo, tenerlo a su merced.

-Quiero que me digas tu nombre -Perth caminó un paso mas cerca, hipnotizado por la piel cremosa y sonrojada.
-No tengo que decir nada, y tendrías que retirarte.
-No pienso hacerlo -un paso más y estaba sobre su cuerpo pegando la nariz en su cuello.
-Voy a llamar a seguridad... -sintió el movimiento que realizó al tragar.
-Hazlo -lo retó mientras le colocaba una mano en la cintura apretando con fuerza- vamos...no te lo impido.
-Vete, no quiero escándalos.
-Cuando me digas tu nombre me voy.
-No estás en posición de exigir nada.
-Yo creo que si... -lamió la piel de la mandíbula obteniendo un pequeño estremecimiento.
-No...
-Shhhhh -llevó el lóbulo de la oreja dentro de su boca y lo mordisqueó- tengo muchas ganas de exigirte varias cosas.
-Estas loco...-la voz en un gemido, las piernas abriéndose dándole un lugar entre ellas- vete...

Tal vez tendría que haberse detenido, dejarlo allí, pero el aroma de los cuerpos excitados era más de lo que podía manejar.

-No puedo -admitió al fin mientras le colaba una mano en la parte trasera del pantalón.

Observó la imagen del otro en el espejo, la mueca de placer mientras con un dedo le acariciaba la entrada buscando volverlo loco, dejarlo sin voluntad o pensamiento racional. Se sentía desesperado, ansioso por estar una vez más en su calidez, perderse en el placer de poseerlo y hacerlo gemir hasta que la voz no fuera más que un hilo. Se quedó obnubilado por la imagen que devolvían, el perfil blanco, la nariz delicada, los labios carnosos entreabiertos dejando al descubierto los dientes y la lengua rosada.

Terminó antes de haber empezado, el sonido de su celular retumbando en el espacio, el repiqueteo cortando lo que podría haber sido, las manos del castaño alejándolo de un empujón y no le quedó mas que ceder a la lejanía, ante él ya no estaba el hombre que gemía perdido en el placer, otra vez estaba el ser frío que lo miraba como si fuera algo malholiente pegado en tu zapato.

-Vete o te hago sacar arrastrando -ordenó entre dientes- ahora.

Perth pasó las manos por su pelo e intentó arreglar el desoreden, segundos después estaba activando nuevamente los mecanismos de ascensor, la llamada entrante recordándole lo cerca que había estado y lo imposible que aparecía ahora.

-No quiero verte nunca más, reforzaré la seguridad si es necesario -escuchó a sus espaldas y no quiso volver la vista para ver la mirada de triunfo que seguro tenía.

Se alejó saliendo por el estacionamiento, avanzó con el sabor de la piel pálida ardiendo en sus labios, el tacto que en cuestión de segundos lo volvió loco. El sonido del celular una vez más le indicó que era hora de salir de la ensoñación. "Mark" leyó en la pantalla y se sintió tentado por ignorarlo pero al final no lo hizo, siempre terminaba por volver a Mark.

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¿Esto se va poniendo bueno o a mi me parece?
Saludos! No se olviden dejar algún comentario o estrellita..
Cuidense.



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