Décimo tercer capítulo.

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Décimo tercer capítulo.

-Prem -intentó llamar la atención del joven que seguía con la vista perdida- Prem!

Era la hora del desayuno, en los tres años que pasaron desde su cambio radical de vida, tenían un ritual donde los tres organizaban la jornada laboral desde allí y luego dirigían todo desde la oficina del primer hotel, en este momento ya se habían expandido para crear un complejo turístico distribuido en la costa.
Plan, con el paso de los meses había logrado adaptarse al calor y la humedad, el ritmo que llevaban en la zona compensó la incomodidad y ya pocas veces se quejaba. Para Prem fue de la misma manera, muy rara vez se le oía alguna queja, el aire de melancolía había desaparecido dando lugar a un joven dulce y risueño, alguien que se había convertido en un gran amigo, la convivencia lo llevó a conocer un alma gentil que había sido demasiado castigada.

-Prem! -llamó una vez más, pero el castaño permanecía perdido en sus pensamientos.
-Déjalo -habló Plan mientras revisaba la agenda que habían marcado para el día- ya volverá de las nubes en las que vive.

Hizo tal cual le dijo pero lo miró con atención, sabía que en esa cabeza había demasiado y a veces era mejor dejarlo hasta que decidiera contarlo por sí mismo.
Terminó el desayuno y buscó el atuendo para el día, un pantalón en una tela rústica y una camisa de lino en tono manteca que llegaba a su antebrazo, algo tan alejado de su pasado que si el Saint anterior lo viera no lo creería posible. Se peinó con las manos el cabello castaño que  había crecido más de la cuenta y se calzó unas sandalias de cuero que ya necesitaban un cambio. El día de hoy se iniciaba con la reunión con un paisajista, la entrevista a varios chef y por último supervisar la construcción del muevo solarium que estaba trayendo algunos dolores de cabeza.
Caminó por la casa, Prem miraba por una ventana que daba a la arena de la playa, se mordía un pulgar con insistencia.

-Prem -le apoyó la mano en el hombro- niño, me estás asustando.
-Saint -su voz era muy pequeña- el profesor cree que podrían exponer algunas de mis fotos junto a la de otros compañeros...
-Prem! -lo abrazó con fuerza- ¿por eso estás así? ¡Es grandioso!

Al tiempo de mudarse, con Prem dejando atrás años de maltrato familiar, había comenzado los cambios, librándose de las imposiciones para buscar una identidad propia, la fotografía fue lo que le permitió encontrar su espíritu artístico, un talento innato nacido del dolor para encontrar la belleza.
Prem le devolvió el abrazo, pero persistía en su actitud taciturna.

-No se... -dijo mirando a un costado- tampoco son tan buenas.
-¿Estás loco? -buscó su mirada- sabes que no te mentiría, lo has visto tu mismo, la expresión de quienes entran al hall del hotel y ven la foto central, todos quedan maravillados.
-Si, bueno... es distinto.
-No lo es, tienes un gran talento -le sonrió con ternura, a veces era un niño que no podía reconocer su propio valor.
-Saint -clavó sus ojos en él- hay algo más.
-Puedes decirme.
-La exposición no es aquí.
-Podemos tomarnos unos días -no le pareció un problema- hay suficientes empleados y todo seguirá en su lugar cuando volvamos.
-Lo se -hizo una mueca- el caso es que, tendríamos que volver...
-Oh -exclamó y quedaron en silencio los dos.

Ya casi nunca pensaba en el pasado, lo había dejado atrás, y aunque le dolió, ni siquiera volvió a visitar la tumba de su madre, había dejado al Saint que vivió a la sombra de su padre muy lejos que aquí. Pero era más fuerte que eso, mucho más.

-¿En cuántos días tendríamos que ir?
-El próximo fin de semana es la inauguración.
-Entonces hay mucho que organizar -caminó a la mesa y tomó la tableta donde llevaba la agenda- lo del solarium tiene que quedar resuelto antes de irnos, lo mismo quiero organices todas las reuniones, el chef se elige hoy mismo, el personal nuevo tiene que firmar contrato a más tardar el jueves.
-Si.
-¿Qué día deberíamos estar allí?
-El sábado.
-Entonces saldremos el viernes por la madrugada para tomarnos unas horas de tranquilidad y poder organizarnos.
-Gracias Saint...
-No hay nada que agradecer, y ahora corre, hay mucho que hacer.

〰️〰️〰️

La semana pasó en un borrón, los problemas con la constructora del solarium seguían igual, pero por lo menos tenía un nuevo chef, un joven que era una promesa en lo suyo, y cada uno de los empleados había firmado un contrato provisorio hasta que demostraran que estaban cualificados para los puestos que habían postulado. Partieron el viernes después del alba, el color naranja avanzando a medida que ellos desandaban el camino que tanto tiempo atrás habían realizado cargados de anhelos.
El hotel donde pararon era en la zona céntrica, no muy alejado del que había sido su casino, y por segundos sintió la opresión del ahogo en el pecho al recordar todo lo vivido allí, desvaneciéndose con la misma rapidez con que llegó.
El dia sábado asistieron a la exposición, muchas veces había observado fotografías tomadas por Prem, tenía un especial talento para capturar el alma en cada toma, tenía algunas reproducciones en el complejo hotelero, pero no era nada comparada con las imágenes que tenía frente a sus ojos, el juego del blanco y negro con algunas motas de color retratando miradas de niños de varias edades, en ellas se podía ver todo, la inocencia, la dulzura, la tristeza o el dolor, algunas tan sentidas que hasta podía verse en ellas.

-Es impresionante -le comentó a Plan que miraba embobado una donde las cejas se juntaban en forma pícara- ¿Cómo puede pensar que no es bueno?
-Supongo porque se lo han dicho muchas veces en la vida -fue la simple respuesta- el maltrato tomó mucho de su autoestima.
-Entonces voy a seguir metiéndole sentido común hasta que entienda.

Recorrieron la galería, hablaron con otros fotógrafos y los profesores, observaron a Prem hablar de sus obras y desenvolverse con soltura en un mundo que le era propio. Más tarde se despidieron de él para dejarlo unas horas de festejo con sus colegas. Caminó con su amigo, la noche templada le regaló un tiempo ideal para hacer el recorrido a pie, si en un momento pensó que volver le afectaría, ahora veía que solo había estado en su cabeza, este era un lugar como cualquier otro.

-¿Qué piensas de un helado? -la voz de Plan lo volvió al momento- extraño los sabores que solíamos tomar.
-Es una buena idea.

La heladería que hace años había sido su favorita apenas había sufrido cambios, las luces blancas en el frente y una glorieta con flores de jazmín invitaban a dejar los problemas por unos minutos.

-¿Lo de siempre? -le preguntó mientras él buscaba una butaca en el espacio exterior.
-Por supuesto -sonrió- extra chocolate de cubierta.

Miró las luces parpadeantes de los autos que pasaban, algunas parejas caminaban de la mano y por un instante deseó tener alguna vez algo así.

-¿Saint? -la voz conocida pero a la vez diferente se ubicaba a su espalda.

Pensó en ignorarla, fingir no escucharlo o ser otra persona.

-Saint... -volvió a decirle y esta vez caminó para mirarlo de frente- eres tu.
-Si -dijo de manera cortante.
-Esto es...
-Debes irte.
-No -exclamó para luego bajar la voz- no... tres años esperé para hablar contigo.
-Yo no tengo nada que decir.
-Por favor Saint -había súplica en sus palabras- solo un poco de tu tiempo.
-Mark -suspiró- no hay nada que puedas decir que me interese.
-Por favor -repitió- nunca más volví a verte.
-Esa era la idea.
-Solo unos minutos, aunque no lo merezca.

Podía negarse, decir que no, pero algo muy ínfimo dentro de él gritaba que si, que escuchara todas las mentiras que de seguro diría, solo era curiosidad.

-Mañana.
-Si -dijo con algo parecido al entusiasmo- cuando digas.
-En alguna cafetería o lugar público, no pienso estar a solas contigo.
-Si si -había algo esperanzador en su mirada que realmente detestaba- puede ser donde quieras.

Quedaron en verse a media mañana en una cafetería por la que a veces pasaba camino al casino, era una estupidez, pero por alguna extraña razón, no estaba dispuesto a escuchar a su instinto, quisiera o no, Mark había sido gran parte responsable de su caída.

〰️🖤〰️

Y si...se que estoy atrasada, pero pasaron cosas buenas y malas que me demoraron. A la vuelta de la esquina tenemos un reencuentro, espero no decepcional@s.
Les agradezco que esten aquí aunque se que me estoy volviendo aburrida.
Un beso inmenso, cuidense.

Caída libre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora