Séptimo capítulo.

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Séptimo capítulo.

-Prem -dijo al pasar por su escritorio- te necesito en mi oficina.

Saint apenas se había recuperado del encuentro en el estacionamiento, tenía que sentirse agradecido de que el sonido del celular hiciera que su cerebro volviera a funcionar y le dijera que estaba cometiendo una locura. Se acomodó en la silla desde donde presidía su empresa y apoyó la frente sobre la madera oscura, era un idiota, de vez en cuando debería hacerle caso a Plan y no seguir sus impulsos.

-Señor... -la voz de Prem lo llamó al entrar, odiaba que se escuchara así, casi con temor.
-Nada de señor y lo sabes bien -intentó calmarlo- ven siéntate.
-Es que...
-Es una orden Prem -fue firme y lo vio dar un respingo antes de acercarse.
-Lo siento, yo realmente creí que era mejor que usted supiera que alguien... -las palabras salían atropelladas mientras retorcía sus dedos.
-Para Prem -le pidió- espera un segundo.
-Se que usted me dijo que no debía interrumpirlo pero...
-Prem! -lo cortó ante el evidente nerviosismo.

Lo observó, las mejillas apenas abultadas donde apoyaban unos lentes bastante grandes, el pelo casi negro peinado al medio, los ojos oscuros un tanto hinchados, se le hacía demasiado tierno, y lo que era más raro aún, se reconocía en ese joven, podía verse reflejado, la misma tristeza que él había llevado a cuestas la sentía sobrevolando la mirada del joven, por lo que odiaba causarle algún tipo de miedo como de seguro sentía ahora mismo.

-No quise gritarte ni tratarte de mala manera.
-O no, no usted no hizo nada de malo, fue mi error.
-Prem -llamó su atención antes de que las palabras volvieran a ser dichas de corrido- fue algo sin importancia, no debí tomarla contigo.
-Pero -lo miró desde atrás de los cristales con aumento- usted no...
-Ahora quiero que me escuches si, no me vas a discutir, ¿entendido?
-Si...
-Lo de hoy no va a volver a pasar -dijo sin creerlo realmente- era un viejo conocido que no se animaba a llamarme.
-Ohhh entonces ¿no era nada malo?
-Nada malo -le sonrió- solo alguien que pasó a saludar.
-Okey -dibujó una mueca- pero no volveré a equivocarme.
-Esta bien -respondió antes de levantarse- ahora corre a tu lugar, que luego se corre el rumor de que hay favoritismos.
-Si si claro -se apresuró a levantarse.
-Niño calma, es una broma -le aclaró mientras lo veía salir- y por ahora no me pases llamadas, deja las reuniones para mañana.
-Esta bien...

Miró al joven salir con rapidez y sacudió la cabeza, era imposible mantener algún enojo sobre él, sobre todo cuando el cuerpo aún vibraba con la sensación de los dedos de ese estúpido sobre su piel.

〰️〰️〰️

-Mierda mierda mierda! -gritó casi en un susurro luego de mirar por la ventana.

Había llevado a Mark directo a la casa, un pequeño departamente interno que sus padres alquilaban para él hace ya un par de años. Lo había desnudado, metido bajo la ducha de agua tibia y desde hace cinco horas su amigo dormitaba en la cama de la única habitación. La puerta volvió a sonar y sabía que no quedaba otra que abrir, sólo podía rogar de que lo que se había metido Mark ya estuviera fuera de su sistema.

-Perth -lo habló con la dulzura propia de su voz- sólo pasaba a ver a Mark... hace un tiempo que no pasa por casa.
-Este no es el mejor momento... -aún con sus palabras lo dejó entrar.
-¿No? -bajó la mirada- oh... esperaba verlo, hablar con él.
-¿Tal vez otro día? Ahora está durmiendo.
-Pero va a levantarse para cenar... supongo -dijo con un tono de duda- podría preparar algo para él, para los tres si quieres.
-Gun... -necesitaba negarse porque de seguro el otro se enojaría si se lo permitía.
-Traje para hacer algo de pasta -lo vio levantar la bolsa de un mercado cercano- recuerdo cuanto le gusta.
-No es el mejor momento -reiteró aunque el otro ignoró sus palabras y camino hacia la pequeña cocina.
-Se lo dejaré preparado -declaró con apenas una sonrisa- podrán comerlo más tarde.

No le quedó más que dejar que hiciera lo que quisiera, el castaño de piel clara, miembros largos y desgarbados se movió entre los muebles y artefactos como si lo hiciera habitualmente aunque tenía la certeza de que no era así, Gun no era una visita muy querida por Mark y por lo general lo evitaba como la peste.

-Dime -habló para llenar el silencio- ¿cómo van los estudios?
-A nada de recibirme -sonrió dejando entrever un pequeño colmillo en su dentadura mientras acomodaba las verduras sobre la mesada- solo quedan unos meses de práctica y los exámenes finales.
-Eso es genial.
-Lo es, realmente es demasiado agotador, las horas en la sala de clínica a veces es un caos pero es lo que amo.

Los ojos del joven se iluminaron al hablar, fue contando sobre sus prácticas de enfermería mientras cortaba las verduras y las llevaba al fuego, el tiempo que pasó en la sala de urgencias, su predilección por el sector de pediatría en el cual pensaba especializarse.

-En ocasiones es doloroso -dijo mientras revolvía la salsa que ya llenaba de un aroma a especias el ambiente- pero ayudar a los más pequeños es lo que quiero hacer por el resto de mi vida.

Continuaron hablando hasta que la voz adormilada de Mark llegó desde el pasillo.

-Por fin te decidiste a cocinar -se escuchó cada vez más cerca, casi se había olvidado de él.
-Mark! -exclamó Gun al verlo aparecer arrastrando los pies totalmente desnudo.
-Oh mierda, eres tu -se rascó la cabeza- no creo haberte invitado.

El muchacho miró a un costado pero las mejillas rojas eran evidentes.

-Pasé porque hace tiempo no vas por casa -había un temblequeo en su voz.
-Eso es porque no tengo interés en verlos -declaró sin moverse ni hacer nada por cubrirse.
-Si... -agachó la cabeza- sólo pasé a ver si estabas bien.
-Bien, más que bien, así que puedes irte.

Perth pensó en intervenir cuando los hombros de Gun cayeron, era un buen joven, y en todos los años desde que lo conocía no había sido más que amable en el trato.

-Papá y mamá quieren verte -las palabras fueron casi un susurro- sabes que te extrañan, lo dicen todo el tiempo.
-¿Eso es todo lo que tienes que decir?
-Si -caminó hasta la mesa, tomó el celular y unas llaves que había dejado allí y avanzó hasta la puerta -Perth... no dejes que se queme la salsa, dejé fideos dentro de la heladera.
-Esta bien -no pudo decir nada más, la postura de los hombros de Gun indicaban su tristeza y no se le ocurría nada para consolarlo.
-Mark... -la mano ya en el picaporte- cuídate ¿si?

El de pelo oscuro no respondió, se limitó a mirarlo mientras el castaño salía arrastrando los pies, el dolor dejando un hueco en el espacio que había ocupado.

-Pero que mierda Mark! -le gritó al enfrentarse una vez más a él- eres un imbécil.
Lo escuchó bufar antes de retroceder unos pasos hacia la habitación. Tendría que irse y dejarlo solo por idiota, odiaba el trato que le daba a Gun, el joven irradiaba dulzura pero Mark desde siempre lo trataba con la punta de sus zapatos. Al principio, cuando se conocieron pensó que solo eran celos de hermanos, pero ahora, ya más de doce años después, la situación era mucho peor, aún cuando el menor siempre intentó un acercamiento Mark lo rechazó de forma continua y en ocasiones de manera cruel.
Camino a la cocina y apagó el fuego, no estaba de ánimo para terminar la comida y dudaba que Mark pudiera comer sin vomitar.

Cerró la puerta con llave, buscó un par de mantas y se acomodó sobre el sofá, y si bien no se molestó en ver una vez más a su amigo, su conciencia no le permitía dejarlo sin ningún tipo de control aún cuando ya había pasado lo peor.
Acomodó un brazo tras la cabeza y observó sin ver el techo de la sala. Sin quererlo sus pensamientos fueron a los labios que mucho más temprano había besado, al sabor dulce que habían dejado sobre él, al tacto de la piel pálida, al aroma masculino y picante que se había colado hasta su cerebro, a los pequeños quejidos que se filtraron en sus oídos. Era malditamente adictivo y por más que no quisiera, muy pronto caería por su próxima dosis.

〰️🖤〰️

Hola! Tal vez piensen que soy de lo peor, pero tengo dos problemas, uno, el tiempo por mi trabajo y dos, esta historia, aunque está en mi cabeza me cuesta ponerla en palabras y no quiero apresurarla y escribir algo sin sentido, así que pido disculpas.
Espero les vaya gustando y prometo tenerle más pronto, no pienso abandonarla.
De paso les recuerdo pasar a leer el PinSon Fest que está muy muy bueno, con ideas geniales y grandes escritoras para ustedes.
Les agradezco estar aquí y seguir acompañandome! Besos. No olviden dejar estrellita y/o comentario. Saludos

Caída libre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora