Décimo sexto capítulo

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Décimo sexto capítulo

Miró la sonrisa de Saint, esa que solo se le aparecía en sueños, la que había adorado en la adolescencia, la que lo había cautivado en ese momento y que ahora volvía a ver para caer rendido ante ella. Pasaron la tarde sin cuestionarse nada, las manos tocándose al caminar y recorrer la ciudad. Llegaron a la extención de arena de una playa apacible y vacía para tirarse allí tal como lo habían hecho en el pasado, miraron el cielo pincelado con algunas nubes en un silencio cómodo.

-Cuéntame de tu madre -le pidió el castaño volviendo la cabeza hacia él- recuerdo un poco de ella.
-Era... era una luchadora, fue quien en primera instancia consiguió una beca para que ingresara al instituto, ella quería asegurarme el mejor futuro, supongo que estaría muy decepcionada por lo que hice con mi vida.
-No digas eso...
-Pero es verdad -reiteró- si por casualidad se hubiera enterado de lo que te hice... ella ya estaba enferma, eso hubiera aumentado su dolor, era una persona muy justa y se habría enojado conmigo.
-¿Enserio lo hiciste solo por dinero?
-Si -tragó fuerte antes de continuar- él  se acercó a mi, ni siquiera pude negarlo porque tenía todos los detalles de nuestros encuentros, era una persona cruel y dispuesto a todo, se que nada justifica mis acciones, pero ahí estaba él ofreciendo el dinero que me daría la oportunidad de darle a mi madre cosas que de otra manera posible.
-¿Lo valió?

Podría decir que no, podría mentir y fingir que no lo haría de nuevo si eso le permitiera ver el rostro de su madre humedecido por las lágrimas sentada frente al mar.

-Te entiendo -suspiró Saint antes de que le diera una respuesta- porque si los papeles hubieran sido al revés...
-Ella solo quería conocer el mar y quedarse allí hasta el final -sintió un nudo en la garganta- se fue de forma calma, tranquila, solo éramos nosotros dos...

La mano de Saint tomó la suya y le dio un consuelo que no merecía. Habló de su madre, de los momentos buenos antes de la enfermedad, de su belleza y ternura, de la fortaleza al mantenerlo sin ayuda de nadie, de sus horas interminables de trabajo.

-Merecía más -habló mirando el cielo- merecía mucho más, pero yo no pude dárselo.
-Perth, eras un adolescente -la voz sonó calma- una buena madre hace lo que debe para proteger a su hijo, y eso es lo que ella siempre hizo.
-Tal vez si las cosas hubieran sido distintas...

Volvieron al silencio y se quedaron así, el sol ya teñia el cielo de naranja anunciando el atardecer, las horas juntos estaba llegando a su fin.

-Saint... -dijo sin mirarlo.
-Está bien Perth -la sonrisa estaba en sus palabras- nos debemos un final.

Se sacudieron la ropa y caminaron sin rumbo, era algo doméstico y simple, dos personas hablando de todo y nada planeando una cena que compartiría poco después, como si no estuvieran rompiéndose por dentro, como si no los destrozara saber que no habría nada más.
Entraron a la casa, el perro saltando exaltado al ver a su dueño y al acompañante que le regaló varias caricias tras las orejas.
Cocinaron juntos, un ritual que nunca antes habían realizado pero que sincronizaron como si lo hubieran hecho siempre.
Cenaron uno frente al otro, un mantel de cuadros amarillos, dos copas de vino, los platos rebosantes de pastas con verduras salteadas y pan fresco. Se robaron miradas y caricias, rieron antes ocurrencias de sus vidas, recordaron lo bueno que había dejado su relación antes de que todo se volviera dolor.

-¿Vas a quedarte? -lo miró entre las pestañas bajas rogando por una respuesta afirmativa.
-Voy a avisarle a Plan -contestó dándole lo que esperaba antes de levantarse para hacer una llamada telefónica.

Retiró los platos y los lavó mientras Saint se ocupaba de sus asuntos, le dio algo de intimidad y sacó a Chicho que husmeó los árboles cercanos antes de hacer sus necesidades.
Cuando regresó lo encontró sentado en el sofá, la vista perdida en la pared.

-Tal vez este sea otro error -su tono era suave- posiblemente debería irme y olvidarte de una vez y para siempre.
-Lo se -reconoció con tristeza.
-Pero decido quedarme esta noche, aquí contigo y mañana volveré a la vida que elegí para mí.

Hicieron el camino a la habitación tomados de las manos, Perth guiando los paso que lo llevarían al lugar donde los dos dejarían su corazón. Se apoyó contra la puerta una vez que estuvieron dentro, el cuerpo del castaño en el centro atrayendo cada uno de sus deseos y esperanzas.

-Saint -avanzó hacia él y lo tomó de la nuca antes de un primer beso.

Las manos fueron presionando en cada punto sensible, las caricias subiendo bajo la ropa, arrastrándose a través de la piel tibia y anhelante. Quitarse todo fue el siguiente paso, prenda a prenda las dejaron caer alrededor mientras las bocas buscaban más donde saborear, las lenguas encontrando más rincones en los que deleitarse.
La cama fue el lugar seguro, el aroma de la excitación llenando sus fosas nasales, el sabor un tanto salado llenando sus papilas gustativas.

-Perth... -salió de la garganta del hombre que volvía a sentir lo que creía olvidado- un poco más Perth...

Rozaron sus cuerpos, las manos buscando cada llanura y cada recoveco, reconociendo el tacto que nunca pudieron olvidar.

-Saint... -lloró sobre la boca- por favor Saint...

Se colocaron lado a lado, los cuerpos enfrentados, las piernas enredadas.

-Saint -llamó luego de bajar de un primer orgasmo producto de las caricias- necesito algo más.
-¿Si? -sonó algo somnoliento y tal vez eso le dio ánimo para continuar.

Se colocó sobre el cuerpo pálido de piernas gráciles y suaves. Dejó su alma volver a su lugar, las caricias recorrer el torso pálido, el cuello delicado, las mejillas abultadas y rosadas. Las pupilas se trabaron unas con otras y solo pudo pensar que esto no podía acabar así.

-Saint... -dejó un beso suave antes de continuar- aunque hoy termine todo y el mundo se derrumbe, necesito solo una cosa.
-¿Qué?
-Necesito tenerte dentro de mi... -respondió sin temor porque no había ninguna duda.
-¿Lo dices enserio? -los ojos se veían inmensos en la incredulidad..
- Si Saint -besó con suavidad los labios rojos y carnosos- lo quiero todo, contigo lo quiero todo.

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Hola!!!!
¿Se nos viene una probada de SonPin?
Ya estamos en el final, tal vez dos capítulos más, espero que hayan disfrutado esta historia!
Como siempre, agradezco cada mensaje y estrellita.  Un beso inmenso. Cuidense.

Caída libre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora