Sarita se despertó aquella mañana temprano como de costumbre, pero sin ganas de salir de la cama en todo el día. Miro a su lado a Franco durmiendo placidamente, como todas las mañanas al despertar le agradecía al destino por haberlo puesto en su camino, ya llevaban casi tres meses de casados y Sara aún no se acostumbraba a que esa era su vida ahora, que por fin había encontrado la felicidad eterna con un hombre maravilloso. Recordó que aquel día era sábado, Franco no tenía que ir a la oficina, podían tranquilamente desperdiciar el día en la cama o salir de paseo los dos solos, desde que habían vuelto de su luna de miel no se habían tomado días libres, pero las cosas marchaban de maravilla, ¿porque no aprovechar? - Buenos días, preciosa- un Franco con voz de recién levantado la sacó de su trance- ¿que hace esa cabecita pensando a esta hora? ¿no te parece muy temprano? -Mmm - Sarita plantó un cálido beso en los labios de su esposo- estaba pensando algo muy bueno, ¿qué tal si nos tomamos el día libre? -¿Quien eres y que hiciste con mi esposa mandona y adicta al trabajo?-bromeo Franco sentandose en la cama al mismo tiempo que sarita - me encanta que por fin entiendas que no todo es trabajo, nos tomamos todos los días libres que quieras mi amor- -Empecemos por uno, luego vemos si necesitamos mas- Rió Sarita apoyando su cabeza en el pecho de su esposo, su lugar favorito- Franco le plantó un beso en la cabeza, y Sara se aferró fuerte a el, no necesitaban palabras para expresarse amor, con estar uno al lado de otro podían transmitirse todo. Al cabo de un rato, cuando ya se estaban quedando dormidos en aquella posición, alguien tocó a la puerta y les obligó a regresar al mundo real -pase -exclamo Sarita mirando a su esposo con mala cara por la interrupción, Franco soltó una risa al mismo tiempo que Eva se asomaba por la puerta- -Disculpen los dos, el desayuno está listo- indicó Eva -Eva por favor envíe a alguna de las empleadas con el desayuno aquí arriba, la señora aquí presente no quiere levantarse- Franco rio mientras Sara lo miraba con una cara de falsa ofendida- -y por favor Eva avisale a Juan que no voy a trabajar hoy -Me parece muy bien que aprovechen para tomarse días libres, enseguida mando a que les suban el desayuno-sonrio Eva abandonando el cuarto
Quince minutos después, Quintina ya les había subido el desyuno y los señores de la casa estaban riéndo a carcajadas mientras intentaban desayunar sin hacer un desastre en la cama, misión en la que estaban fallando miserablemente
-Francooooo!-lo regaño Sara cuando vio que su esposo había regado parte de su café en la colcha -mira lo que haces, Quintina nos va a regañar cuando vea las manchas - le recordó mientras pasaba una servilleta por la colcha aunque el color café claro ya se había impregnado en ella -Ya no soy un niño chiquito, no me regañes- Rió Franco dejando la taza a un lado para agarrar la cara de sara entre sus manos y besarla- -Jaja, entonces no te comportes como uno- le aconsejó antes de juntar sus labios con los de Franco por un largo rato- Te amo -Y yo a ti, Sara, no tienes una idea de cuanto te amo, y no cambiaría por nada este momento, cada segundo a tu lado es perfecto
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