preescolar

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Sara y Franco estaban dando un paseo en caballo por los predios de la hacienda, eran pocos los momentos en los que podían escaparse así, si no era el trabajo, era Andrés quien necesitaba atención, y les tocaba quedarse siempre en la casa.

-Sara- Franco llamo la atención de su esposa mientras se acercaba a ella-

-Dime

Franco detuvo su caballo junto al de ella y la miro a los ojos, sabía que a Sara no le gustaría lo que Franco le propondría

-¿No crees que ya es hora de que Andrés ingrese a preescolar?

-No- respondió Sara con total seguridad-

-Sara... ya tiene casi tres años

-No me importa, sigue siendo un bebé

-¿Si sabes que tiene que entrar, verdad?

Franco se bajó del caballo y camino hacia Sara para ayudarle a bajar

-No quiero que ingrese aun, es mi bebé y lo quiero conmigo en casa

-Amor- Franco la abrazo por detrás, colocando su cabeza sobre el hombro de Sara- en algún momento tendrá que ir, no lo atrases más.

-Es que no quiero que crezca, quiero que siga siendo mi bebé

-Siempre será nuestro bebé, pero ya es un niño grande y tiene que ir, Juan David ingresó a su misma edad

Sara sabía que Franco tenía razón, pero le costaba horrores separarse de su pequeño.

-Va a hacer amigos y ya no va a querer pasar tiempo conmigo – Dijo Sara haciendo un puchero-

-Sara –dijo Franco riendo- sabes que eso no va a pasar, ese niño te ama más que a nada, que te parece si intentamos de a poco, si vemos que no funciona, seguimos esperando, ¿sí?

Sarita asintió.

-Y que no funcione no es que tu no quieras, es que el niño no quiera, que te quede claro – Le dijo señalándola acusatoriamente-

Sarita lo miró con mala cara antes de pedirle que la ayudase a subir al caballo nuevamente-

{...}

Sara intentaba contener las lágrimas mientras acomodaba el uniforme de su pequeño.

Finalmente, Franco se había salido con la suya y el pequeño Andrés Reyes comenzaba hoy el preescolar.

Cuando Franco le contó al pequeño Andrés que en el preescolar había mas niños y que podría compartir algo de tiempo con Juan David, además de que pronto se le unirían los mellizos, el niño no lo dudó ni dos minutos.

Sara había odiado a Franco por utilizar la carta de los mellizos, Andrés amaba a sus primos y haría cualquier cosa por estar cerca de ellos.

-Ay mi amor, quédate quieto- río Sarita mientras su hijo no dejaba de brincar en la cama-

-Estoy emocionado, mami, quiero ir a jugar

Sarita no pudo evitar que algunas lágrimas bajaran por sus mejillas

-¿Qué pasa, mami?- preguntó el niño-

A pesar de no tener ni siquiera tres años aun, Andrés Reyes era muy inteligente para su edad, podía darse cuenta de que su mamá estaba mal, y odiaba verla llorar

Andrés se acercó a su mama y colocó sus pequeñas manitas en sus mejillas, limpiando torpemente las lágrimas que caían por el rostro de su mami.

Franco entró en la habitación en ese momento, y vio la tierna escena que se le presentaba, caminó hacia Sara y abrazó a su esposa por detrás.

-Papi, mami está llorando –le informó el niño de inmediato al verlo-

-Mami es una niña llorona –se burló Franco riendo mientras Sara sin mirarlo le daba un golpe en la pierna-

-¡No! Esta triste –aseguró el niño abrazando a su mamá-

-Mami solo llora porque tú estás grande, mi amor- le aseguró Franco- y mami quiere que tú seas siempre un bebé

Andrés tardo un poco en entender lo que su padre le decía, pero lo comprendió y abrazó más fuerte a su mamá.

-Siempre voy a ser tu bebé, mami –le aseguró el niño-

Sara rompió en llanto al escuchar aquella frase salir de la boca de su pequeño.

Parecía que fuese ayer cuando Andrés llegó a la casa, recién nacido, y ahora Sara tenía en frente suyo un hombrecito de dos años y once meses, tan inteligente como para consolarla con sus palabras

Franco estrechó entre sus brazos a Sarita, sabía lo difícil que era para su esposa separarse de su niño, pero también sabía que dolería más si atrasaban aquel acontecimiento

-Andrés –lo llamó su papá- ¿Por qué no le pides a Quintina tu lunch? Enseguida bajamos mamá y yo

El pequeño asintió y con cuidado se bajó de la cama para ir escaleras abajo.

-Mi amor –Dijo Franco tomando la cara de Sarita entre sus manos- si realmente no estas lista, podemos aplazarlo unos meses más-

Franco tampoco quería llevar a su hijo al preescolar si Sara estaría tan deprimida.

Sara sonrió y se limpió las lágrimas.

-Estoy bien –Le aseguró ella- tienes razón, tengo que aceptar que está creciendo, no me hará bien aferrarme tanto a el

Franco le dio un beso en la frente a Sara antes de tomarla de la mano, y tomar la mochila de Andrés que estaba sobre la cama.

La pequeña familia de tres integrantes se detuvo frente al preescolar de San Marcos, Andrés corrió hacia las rejas, de allí podía ver algunos niños jugando en el parque.

-Buenos días –los saludo una de las maestras- Tu debes ser Andrés, ¿verdad? –Preguntó dirigiéndose al niño-

El primogénito de Sara y Franco sonrió orgulloso.

-Bien, si quieres puedes pasar, mira –Dijo señalando a una maestra que estaba dentro- Ella será tu maestra, te indicara donde es tu salón.

El pequeño corrió a darles un abrazo a sus padres

"No llores mami" le susurró al oído a Sara cuando la abrazó

Luego, corrió hacia dentro, listo para empezar esa aventura llamada preescolar.

La maestra les indicó a Sara y Franco los últimos detalles que no habían aclarado en la reunión donde conocieron el edificio, y se despidió antes de entrar nuevamente al lugar.

Sara suspiró mientras ella y Franco caminaban nuevamente hacia el auto

-Tan solo tres horas, y tu chiquito estará de nuevo en casa, ¿sí? –Trató de animarla Franco-

Sara asintió, pero no pudo evitar ponerse a llorar, Franco la abrazó con fuerza.

-¿Por qué tiene que crecer tan rápido?- preguntó Sara a su esposo mientras intentaba controlar las lágrimas-

Franco solo sonrió antes de abrazar a su esposa con más fuerza. 

sarita y franco imaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora