bebé en camino

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Sara se levantó esa mañana más temprano que de costumbre, debía supervisar algunos asuntos en las caballerizas antes de ir a la oficina.
En el momento en que se levantó de la cama se dio cuenta que no iba a ser un buen día, se sentía mareada, pero Oscar y Jimena se habían ido de vacaciones esa semana y no había quien ayudara a Franco en la oficina, debía seguir adelante con el trabajo y ya en la tarde tendría tiempo de descansar.

Luego de estar un rato en las caballerizas se arregló y despertó a su esposo que seguía durmiendo sin parecer molestarse con el ruido que hacía Sara mientras se arreglaba
-Franco, amor, vamos tarde- Le recordó Sara en cuanto su esposo abrió los ojos-
-Un rato más?
-Ningun rato más señor, tenemos muchos pendientes, vamos, arriba- le ordenó mientras terminaba de colocarse los pendientes- te espero abajo en 10 minutos, ni uno más señor Reyes- Rio sarita antes de salir de la habitacion-

Casi llegando al medio día Franco y Sara habían acabado con las reuniones pero aún tenían que arreglar unos asuntos antes de volver a la hacienda, el problema era que no lograban ponerse de acuerdo, ya ya llevaban 20 minutos discutiendo sobre el tema, llegado a un punto que Sara no aguanto y salió de la oficina, Franco tras ella para calmarla
- Sarita.....Sara!- intento alcanzarla mientras bajaban las escaleras de la entrada
-Ya Franco has lo que quieras! La verdad no me interesa discutir contigo
-Pero tenemos que solucionar esto, simplemente admite que estas equivocada y se terminó
-Ja! Crees que voy a admitir una equivocación cuando estoy en lo correcto? No señor, tu eres un cabeza dura y hasta que se te pase la terquedad no pienso hablar contigo
-Sara Elizondo Reyes no me dejes con la palabra en la boca
-Ja! Mira como lo hago- Sara se dio vuelta de repente y lo siguiente que sintió fue su cuerpo golpear contra el piso, antes de quedar inconsciente.
-Sarita! Franco corrió a socorrerla antes de que cayera al piso pero fue demasiado tarde, la tomó entre sus brazos y corrió hacía el auto sin importarle los asuntos que tenían que terminar de resolver

En menos de 5 minutos Franco ya había llegado al hospital más cercano, e ingreso con Sara en sus brazos, por suerte la atendieron de inmediato, y en la sala de espera Franco no dejaba de culparse por no haberla dejado irse a casa, si el hubiera cedido esto no habría pasado.
Sara nunca se desmayaba ni se sentía mal, realmente debió hacerla enojar para que terminará así
-Señor Reyes, ya hemos terminado de revisar a su esposa, puede pasar a verla- le anunció el doctor sonriente-
-Gracias
Franco llegó a la habitacion donde estaba Sarita y al entrar la vio sentada en la cama, esperando a que el entrara, con una sonrisa de oreja a oreja
-Perdoname -fue lo primero que dijo Franco al entrar al cuarto, cerrando la puerta y yendo de inmediato a su lado- fui un imbécil y- Sara lo cayó tomado su cara entre sus manos y plantandole un beso-
-Callate y no me hables de nada de la oficina, esos asuntos los arreglamos luego
-¿Te ha dicho el médico porque te desmayaste? ¿pico de estrés?
-Tranquilo mi amor, no fue nada relacionado a la oficina
-¿Entonces?- Sarita no podía esconder la risa viendo como Franco nisiquiera se imaginaba lo que estaba a punto de contarle-
-Que te parecería si te dijese que en unos pocos meses ya no seremos tu y yo?
-De que vas? Sarita háblame claro- suplico Franco sin tener ni la menor idea-
-Ay! Que eres tonto- Sara tomó las manos de Franco y las apoyo sobre su vientre, aquel vientre plano que en unas pocas semanas comenzaría a crecer poco a poco- En 7 meses seremos 3 mi amor, tu, yo, y el bebé que está creciendo aquí dentro-

Sarita vio la cara de su esposo volverse blanca, y creyó que se iba a desmayar, pero al contrario de eso Franco se abalanzó con cuidado a abrazarla y besarla mil veces antes de decir una palabra.
Sara se sentía en el cielo, debió haberse dado cuenta que los malestares tenían una hermosa razón detrás, aquel bebé que estaba en camino era lo único que les faltaba a ella y Franco, cuando el doctor se lo anunció apenas 10 minutos antes, Sara no sabía donde colocar tanta felicidad, por fin iba a cumplir su sueño de tener una familia, un bebé, su propio bebé, ya no era un sobrino como Juan David, ahora tendría un niño que sería producto del gran amor que Franco y ella se tenían, una personita que sería la mezcla de lo mejor de cada uno de ellos.

-Por favor dime que no estoy soñando y que lo que acabas de decir es verdad- Franco la miro y ella notó que su esposo tenía los ojos aguados, intentando que las lágrimas no cayesen, pero al cabo de un par de segundos pequeñas lágrimas salieron por los ojos de Franco y Sara tampoco pudo aguantarse más, ambos con lágrimas en los ojos se miraron fijamente, las palabras sobraban en ese momento, ambos sabían lo que ese bebé significaba, lo significaba todo.
-¿Realmente crees que bromearia con eso?- Dijo Sara antes de volver a besar a su esposo- Mi amor, nuestro sueño ya no es un sueño, en poco tiempo tendremos a nuestro bebé en brazos, empezaremos nuestra familia.
-Sara, te amo más que a nada en el mundo, me acabas de hacer el hombre más feliz en toda la faz de la tierra
-Y tu me haces la mujer más feliz de la tierra cada día que despierto a tu lado, aunque a veces seas un cabeza dura en la oficina
-Pues ya no más, porque de ahora en más pienso consentirte en todo con tal de no estresarte  a ti ni a ese bebé hermoso que crece ahí dentro- prometió Franco antes de besarle el vientre-

sarita y franco imaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora