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Un contento Niall caminaba hacia la casa de Lou al día siguiente.

Se lo encontró justo saliendo de su casa.

— ¡Lou! —chilló.
— Niall —rió — Me has asustado, estúpido —dijo con la mano en el corazón.
— Ay, perdón —sonrió dulce — ¿Qué tal anoche? —preguntó.
— Emm... —dudó — Bien —contestó.
— No suena eso muy convencido —levantó una ceja.
— De verdad —le puso la mano en el hombro.
— Bueno —aceptó — ¿Y dónde vas? —decía mirando que Louis iba vestido deportivo.
— Al gym —comenzó a caminar — Solo voy a probar, y si veo que voy bien, seguiré yendo —explicaba.
— Oh —se sorprendió — Yo estoy buenísimo, no me hace falta ir —chasqueó la lengua y guiñó un ojo.

Louis rió.

— Nos vemos, Ni —dijo ya en la puerta del gimnasio.
— No te pongas muy buenorro, anda —soltó divertido.
— Perdona, pero yo ya lo estoy —habló creído — Vengo porque no tengo nada mejor que hacer —frunció el ceño.
— Ya, ya —dijo irónicamente alejándose lentamente.
— Valiente tonto —rodó los ojos y entró.

Tras darle varios datos personales a la recepcionista para rellenar su ficha, se adentró y observó cada una de las máquinas que allí había.

Se decidió por la cinta de correr.

Subió a ella y poco a poco fue aumentando la intensidad de esta.

Pasaron unos 15 minutos cuando la puerta de la sala se abrió.

Louis giró la cabeza sin dejar de correr para ver a la persona que acababa de entrar.

Sí, era Harry.

Harry siempre iba a ese gimnasio, y hoy, Louis estaba ahí.

El rizado sonrió cuando vio a su pequeñín justo en la máquina de enfrente, pero no podía sacar de su cabeza las palabras feas que el ojiazul le había dicho la noche anterior. Aun así, no lo culpaba, todos cometemos errores, y para Harry, Louis podía cometer mil errores que él seguiría estando ahí.

Una cara de ignorancia y "asco" apareció en el más bajo, volviendo a mirar al frente.

— He visto tu nombre en la lista —habló sonriente estando detrás de Louis.
— Muy bien —respondió sin dejar de correr.

Hubo un silencio incómodo por unos instantes.

— Oye, yo... —intentó decir.

Harry dejó de hablar cuando vio al castaño ponerse los cascos para no escucharlo.

Esa felicidad que hasta hace segundos atrás el rizado tenía, se fue instantáneamente.

Louis estaba siendo muy estúpido. No se daba cuenta de las cosas. Tampoco hacía el intento por querer que todo estuviera bien, o no lo parecía. No se podía hacer una idea de lo mucho que ese "fuckboy hetero" lo quería.

Ambos tenían sentimientos por el otro que nunca se decían.

Sí, eran unos cobardes.

Al ver que ese pequeño tonto no tenía intenciones de hablarle, decidió empezar con su rutina diaria de ejercicios.

Estaba más que claro que intentaría de nuevo hablar con él más tarde.

Sin dejar de hacer sus ejercicios, Harry no paraba de mirar a Louis ir de una máquina a otra, contemplando como cada vez se volvía un poquito más loco por él.

Realmente estar en esa situación lo estaba dañando mucho.

Al menos, sí estaba contento por algo. Había echado a Desmond de la casa. Después de lo que le hizo anoche y de que tuvo consecuencias respecto a Louis, Harry estalló.

Llegó a su casa muy enfadado y con rabia subió a por la maleta de su padre, tirándola fuera de la casa y sacándolo a empujones a él detrás.

El ojiazul se quitó los cascos y cogió su mochila, entrando en un cuarto que había en la misma sala para cambiarse.

Fueron varias las veces que el rizado pensó en entrar y darle un beso sin decir palabra alguna. Tal vez eso ayudaba al enano cabezón a abrir los ojos.

Pero no, lo más seguro era que se enfadara más de lo que ya estaba.

Así que decidió esperar a que saliera.

No tardó más de 7 minutos. Se veía bonito. Aunque claro, para Harry ya podía ir en tanga que igualmente se vería bonito.

Rápidamente corrió hacia él y se colocó delante impidiendo que pudiera salir.

— Escúchame, escúchame —hablaba rápido — Por favor, dame 3 minutos —pedía.
— Quítate —ordenó.
— Solo quiero dec- —lo interrumpió.
— No quiero escuchar nada —intentó apartarlo de la puerta.
— Pero, ¿qué te pasa? —preguntó sabiéndolo perfectamente.

Louis rió sarcásticamente.

— Que qué me pasa, dice —volvió a reír — Deja de hacerte el bobo y déjame pasar —decía apretando los puños.
— Mi padre —soltó — Fue mi padre —lo miraba a los ojos.
— Tu padre ni siquiera está aquí —le llevó la contraria.
— Sí, sí —afirmó — Él vino hace unos días y- —volvió a ser interrumpido.
— No tengo tiempo para excusas —dijo borde — Ahora quítate, tengo prisa —se cruzó de brazos.

Harry bajó la mirada muy apenado y se quitó de la puerta.

Solo pasó 1 segundo cuando Louis cruzó la puerta, dejando a Harry atrás.

— Louis —nombró haciendo que este se diera la vuelta — Recapacita, por favor —añadió.

El más bajo se quedó mirándolo por unos momentos y siguió caminando sin decir palabra alguna.

Los días pasaban y ellos seguían sin hablar. Tampoco se veían.

Pero aquí no solo pasaba eso. Louis tampoco quedó con Alex después de lo que pasó esa noche.

Se podía decir que realmente estaba pensando las cosas.

¿A quién quería? ¿Sentía algo por Alex? ¿Solo era una venganza? ¿Debería escuchar a Harry? ¿Estaba siendo un tonto?...

Demasiadas preguntas que estaban saturando su mente.

...

Era 29 de diciembre. Ya mismo sería la cena de Año Nuevo, y con ello, llegaría el 2014.

El ojiazul estaba deseando que acabara el año, aunque a decir verdad, empezaría el siguiente solo. O por lo menos en la situación en la que se encontraba ahora mismo.

Se tiró en la cama, se relajó, dejó de pensar, solo necesitaba desconectar un poco, y dormir, necesitaba dormir. Últimamente no dormía bien, ¿por qué?, ni él lo sabía.

Cayó en un sueño profundo en pocos minutos. Le hacía demasiada falta.

1 hora y aproximadamente 30 minutos después su teléfono comenzó a sonar. Lo estaban llamando.

— ¿Niall? —respondió adormilado.
— Ay, ¿estabas durmiendo? —preguntó — Lo siento —dijo en voz baja.
— No es nada —le quitó importancia — Dime —se levantó de la cama.
— Nada más quería saber sobre el tema de Harry —aclaraba.
— No hay nada nuevo —explicó — Todo sigue tal y como te dije —agregaba.
— Okey —asintió.
— Voy a comer algo —dijo yendo hacia la cocina — Hablamos pronto —se despidió.
— Vale —aceptó.

Louis colgó y cogió algo para merendar. Se sentó en el sofá y vio la TV un rato mientras terminaba de comer.

Unas notificaciones de WhatsApp llegaron a su móvil. Era Alex.

No abrió los mensajes, solo los miró desde la pantalla de bloqueo.

6 fotos recién enviadas más un mensaje después de ellas que decía: "Mira Harry 😬"

Lo que nunca te dije Donde viven las historias. Descúbrelo ahora