Lo que nunca te dije

Todo estará bien

Louis estaba demasiado entretenido con Harry para darse cuenta de que su móvil estaba vibrando.

En realidad lo estaba escuchando, pero lo estaba ignorando.

— T-Te llaman... —dijo Harry en un suspiro.

Tenía los ojos cerrados y las manos apoyadas en su cabeza, lamiéndose de vez en cuando los labios con una sonrisa engreída.

— Déjalo —contestó apenas audible con la boca llena.

El teléfono volvió a sonar unas cuantas veces, a lo que el rizado actuó, dándole la vuelta y dejándolo boca abajo para que se apagara y dejara de sonar.

Realmente esa llamada era importante.

...

El de ojos azules no se había vestido así de rápido en la vida.

Pero cuando se dice "en la vida" es "en la vida"

— Mi amor... Mi amor —se levantó de la cama — Mírame —lo agarró de la cara.

Unas lágrimas cayeron por la suave mejilla del más bajo.

— Tienes que calmarte —limpió las lágrimas.
— No... No... No... —intentaba hablar.
— Shh —hizo el intento de calmarlo — Shh —nuevamente.
— Tengo que ir, Harry —lloraba más.
— No vas a salir a estas horas, Louis —negó — Está lejos y no tienes coche —advertía.
— Puedo ir en taxi —daba opciones.
— Hace mucho frío —no funcionaba — Te vas a poner malo —lo abrazó.
— Eso me da igual —apretó su carita al pecho de Harry.
— A mí no —decía pegándolo más a él.
— Déjame —quiso soltarse.
— No —volvió a negar.
— Ven conmigo, si quieres —se estaba desesperando.
— Podemos ir otro día —lo separó para mirar esos ojos que tanto le encantaban.
— Pero, y si... —no terminó la frase.
— No. Ni se te ocurra decir lo que estás pensando —dijo preocupado — Vamos a la cama —ordenó — Por favor —pidió.

Louis no respondió. Solo se quedó mirándolo.

Tras unos segundos asintió.

Harry tiró de él hasta sentarlo en la cama y comenzar a quitarle la ropa que para nada le había servido ponerse.

Estaba mal. Louis estaba mal, pero decidió confiar en su niño.

— Ey —consiguió llamar la atención del de ojos azules — Vamos a ir otro día —aseguraba — De verdad —sonrió.
— Vale —sus lágrimas dejaron de salir, pero igualmente estaba triste.

Harry lo acostó en la cama y se tumbó al lado de él, abrazándolo para que se calmara y pudiera dormir un poco.

— Hazzie —nombró.
— Dime —respondió instantáneamente.
— Te quiero —lo miró.
— Todo estará bien —recibió otra sonrisa y un beso en su frente.

El sueño se hacía dueño de Louis, aunque por su cabeza pasaron algunos pensamientos antes de conciliar el sueño.

¿Por qué Harry nunca le había dicho te quiero? ¿No lo quería? ¿O por qué ninguno de los dos había decidido dar el paso de decirle al otro lo mucho que quería salir con él y hacer la relación pública? Sin esconderse o avergonzarse.

No quería salir más afectado de lo que ya estaba, así que decidió no pensar y dormirse.

Pasaron 2 días y Harry no había salido de la casa de Louis en ningún momento. Necesitaba apoyo.

Mientras el rizado desayunaba escuchó a su enano hablar por teléfono. Nada nuevo. Desde esa noche Louis no dejaba de hacer llamadas o estar pendiente del móvil.