Un partido amistoso

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Niall miraba a Louis con la boca abierta sin creer lo que acababa de escuchar.

— Louis, ¿te han sentado mal las galletas? —decía mirando la fecha de caducidad de estas en la caja.
— No. Escúchame —le quitó el paquete de galletas y le agarró la cara con las dos manos —No es una atracción amorosa —soltó — Es sexual —agregó soltando a Niall.
— ¡Louis por el amor de Dios, no te puede atraer de ninguna manera la persona que te ha mandado hace unas horas a la enfermería! —dijo tapándose la cara con las manos — ¿En qué cabeza cabe? En la tuya solo —no podía creer nada.
— Yo no quiero tener una relación con ese idiota, ni mucho menos —decía con cara de asco — Solo digo que no pasaría nada si fuésemos un lío de esos que se ven a escondidas y... Bueno —negaba con la cabeza para no darle importancia.
— Es hetero. No va a tener nada contigo —aclaraba el rubio caminando con la bandeja de vuelta a la cocina.
— No lo será si yo consigo lo que quiero —se cruzaba de brazos mirando al techo con una sonrisa pícara.
— ¡NO VAS A CONSEGUIR NADA! —le gritó Niall desde la cocina — Ahora deja de decir estupideces y saca los apuntes —ordenaba llegando al salón de nuevo.

Liam escuchó atentamente toda la conversación desde su habitación. Minutos después, comenzó a hacer algunas llamadas.

Al día siguiente, Louis y Niall quedaron para ir juntos al instituto.

Todos empezaron a reírse al verlos entrar por la puerta principal. El pasillo estaba lleno de estudiantes que miraban su móvil para después llevar sus miradas a Louis.

Louis sentía una presión muy fuerte en el pecho. Se estaba agobiando.

Salió corriendo, subiendo las escaleras y dirigiéndose a los baños de la segunda planta. Vio como Liam estaba sentado en el primer escalón sin expresión alguna.

— ¡LOUIS! —Niall salió detrás de él.

Escuchó un portazo. Louis se había encerrado en el baño.

— No les hagas caso. Son tontos —dijo intentando calmar a Louis — Sal, por favor. Tenemos que ir a clase —pedía.
— No quiero ir a ningún lado —unas lágrimas caían por sus suaves mejillas — El mundo me odia Niall. No merezco estar aquí —decía dándole dos puñetazos a la pared.
— ¡Ey no digas eso! —intentaba abrir la puerta — Louis deja de darle golpes a la pared, por favor. Te vas a hacer daño —Niall empezaba a ponerse muy nervioso.
— A lo mejor es eso lo que necesito. Hacerme daño —seguía dándole puñetazos a la pared.

Niall consiguió abrir la puerta y entró corriendo.

— ¡Para! ¡Para ya Louis! —le dio un abrazo.

Louis se escondía en el cuello de su amigo, llorando y con los nudillos llenos de sangre por los golpes.

— ¿Por qué se reían? ¿Qué he hecho? —dijo separándose de Niall y limpiándose las lágrimas.
— No lo sé. De verdad que no lo sé —decía sin entender nada.

Cuando Louis pudo calmarse, los dos bajaron a la clase. Ya iban 10 minutos tarde.

No había nadie en ella.

— ¿Dónde están? —preguntó Louis.

Niall se quedó pensando.

— ¡Claro! Hoy es martes —se acordó.
— ¿Y eso qué? —dijo mirando al rubio.
— Tenemos gimnasia a primera. Están fuera. Hay q ir al campo, hoy toca fútbol —corrió emocionado.
— Bueno, al menos en eso soy bueno —lo seguía Louis andando.

En el campo, Harry y otro chico hacían los equipos para comenzar el partido. Elegían de uno en uno.

— Novato —dijo Harry indicándole a Louis con la cabeza que se pusiera detrás de él.

Harry lo había elegido para formar parte de su equipo y Louis no podía creer nada.

Caminando rápido, se colocó detrás de Harry junto con otros chicos que ya habían sido elegidos antes.

Al siguiente que eligieron fue a Niall, pero no Harry. Niall iba en el equipo contrario.

Los equipos ya estaban hechos y cada uno se colocó a un lado del campo.

Harry y Louis quedaron jugando en la misma banda, y esperando a que el otro equipo se colocara y comenzaran el partido, Harry habló.

— No sabía que te ponían las cosas imposibles, novato —decía mirando al frente con sus rodillas flexionadas y las manos apoyadas en estas.
— ¿Cómo? —dijo Louis confundido.
— Que ya me he enterado —Harry notaba como Louis lo miraba de reojo.
— ¿De qué? —volvió a mirar al frente.

El silbato sonó en señal de que el partido había comenzado y Louis se quedó sin respuesta alguna, pues Harry había comenzado a correr.

A los pies de un inmóvil Louis por la pequeña conversación que acababa de tener con Harry, llegó un balón.

Louis reaccionó y empezó a correr con el balón en los pies. Regateando a los jugadores del equipo contrario y pasándole la pelota a Harry, el cual se la estaba pidiendo para marcar.

Un pase limpio y rápido logró hacer que Harry marcara con un toque de cabeza.

El partido siguió. Esta vez fue Louis el que metió, asegurando la victoria por parte del equipo de Harry en los últimos minutos.

Todo el equipo fue corriendo y gritando a abrazar a Louis. Todos menos Harry, que miraba desde la portería contraria.

Louis se sentía bien. Se sentía importante y querido por primera vez en mucho tiempo.

La sonrisa de Niall mirando a su amigo desde la otra punta del campo gritaba felicidad, orgullo. No tardó en llegar donde Louis y saltar encima de él.

El silbato del profesor finalizó el partido. Todos entraron a los vestuarios a ducharse y cambiarse de ropa.

— ¡Pero pedazo de partido te has marcado! —le gritaba Niall a Louis.
— Creo que es lo único que se me da bien —rió.
— Yo no creo poder jugar así ningún día —frunció el ceño — ¿Me has visto tocar la pelota? Porque si la he tocado no me acuerdo —decía divertido.

Los alumnos salían poco a poco del vestuario cuando ya estaban listos.

— Tengo que ir un momento a la sala de informática antes de volver a la clase. ¿Te espero o me voy? —preguntó el rubio.
— Ve. Te veo en la clase —respondía el ojiazul.

Niall salió y Louis se quedó solo en el vestuario. O eso pensaba.

— Buen partido, novato —dijo Harry acercándose a él tras salir de un baño.

Louis se giró dando un pequeño salto. Se había asustado.

— Louis. Me llamo Louis —le corrigió.
— Buen partido, Louis —rectificó y salió del vestuario.

Lo que nunca te dije Donde viven las historias. Descúbrelo ahora