Desmond

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Eran las 9 de la mañana.

Louis comenzaba a abrir lentamente sus ojos al escuchar un leve sonido que provenía de la TV de su habitación.

Se frotó los ojos y miró a su alrededor mientras se removía en la cama.

Una expresión de asombro y felicidad apareció en su cara cuando giró la cabeza y vio a Harry sentado a su derecha.

— Buenos días, princesa —dijo el rizado pasando los canales de la TV rápidamente — No hay nada interesante que ver, la verdad —miró a Louis y sonrió.

Le devolvió la sonrisa.

— ¿Cuándo has venido? —preguntó levantándose despacio para sentarse en la cama.
— Anoche —contestó mientras apagaba la TV —Alex me avisó en nada que salió de aquí —explicaba.
— ¿Llevas ahí sentado desde anoche? —señaló el sillón.
— Sí —respondía.

Harry se puso de pie y llegó hasta Louis.

— Te juro que van a pagar por lo que te han hecho —decía agarrando sus manos.
— No merece la pena, Harry —habló mirándolo a los ojos —Además, no quiero que te metas en líos, por favor —pidió.
— Mira como te han dejado —señaló su cara y su cuerpo.
— Estoy bien... —le quitó importancia — Solo eran unas fans tuyas, locas —rodó los ojos.
— A mí esas fans locas me sudan la polla —dijo seguro.

Louis agarró la cara de Harry y la acercó a la suya, dándole un corto beso en los labios.

— ¿Me puedo ir ya? —preguntó el ojiazul.
— Eso creo —respondió — El doctor llegó hace 2 horas y dijo que te podías ir en cuanto despertaras —aclaraba.

El más bajo dio un saltito de la cama y se bajó para vestirse.

Cuando estuvo listo, cogió su mochila y salió de allí con Harry.

— Anoche te pregunté una cosa —decía el rizado mirando al frente — Claro, que no me respondiste, estabas dormido —rió sintiéndose estúpido.
— ¿Qué cosa? —lo miró.
— Si querías que pasáramos la Navidad juntos este año —contestaba tranquilo — Si no vas a cenar con tu familia, eh —aclaró.
— No creo que cene con ellos —dijo un poco triste — Ellos no pueden venir hasta aquí y yo no me llevo muy bien con el novio de mi madre —explicó — Siempre acabo discutiendo con él. Así que yo tampoco voy a ir —decidía.
— ¿Entonces...? —lo miraba con los ojos abiertos incitándolo a responder.
—Vale —sonrió.
— ¡VAMOS! —gritó Harry — Hace mucho que no paso la Navidad con alguien —decía rodeando la cadera de su enano y pegándolo a él.
— Lo siento —lo miró sintiendo pena.
— No te preocupes —le devolvió la mirada — Me he terminado acostumbrando —agregó.
— Oye, el lunes dan las notas. De 10 a 12 de la mañana —le recordó — Tenemos que ir al instituto a recogerlas, no las ponen online —terminaba.
— Tampoco es que yo tenga mucho que ver en ellas —rió.
— No digas eso —frunció el ceño — Habrán salido bien —le daba esperanzas.
— No lo creo, pero si tú lo dices... —levantó sus brazos.

Llegaron a la puerta de Louis y este abrió.

— ¿Quieres quedarte a desayunar? —preguntaba señalando el interior de la casa.
— No, no te preocupes. Creo que me iré a casa a dormir un rato —contestó.
— Vale —asintió de acuerdo.

Harry se dio la vuelta y comenzó a caminar.

— Despídete al menos, ¿no? —dijo con los brazos cruzados y una cara enfadada que era realmente adorable.

El ojiverde se giró y caminó hasta llegar a Louis para agarrar su cabeza y darle un besito en la frente.

El castaño entró en su casa al ver como Harry se iba y se asomó por la ventana para verlo alejarse poco a poco.

— Me encantas, Hazza —susurró viéndolo desaparecer al cruzar la calle.

...

A lo lejos, Harry vio como una persona, que no conseguía ver bien quien era, estaba sentada en la puerta de su casa con una maleta al lado.

Se acercó algo confundido hasta que llegó y pudo ver de quien se trataba.

— ¿Desmond? —preguntó sin entender nada.
— Hijo —se levantó y le dio un abrazo que Harry no le devolvió.
— ¿Se puede saber qué haces aquí? —decía apartando a su padre.
— He venido a pasar las navidades contigo —respondió.
— Pues lo siento, pero tengo planes —dijo abriendo la puerta.
— Eso ya lo veremos —contestó con autoridad.

Desmond entró y dejó la maleta en la entrada.

— No te vas a quedar aquí —lo miró — Así que ya puedes estar sacando la maleta —ordenó.
— ¿Estás echando a tu padre? —habló intimidante.
— ¿Qué padre? —preguntó — ¿El que se desentendió de mí cuando apenas era un niño? ¿El que desapareció por años? ¿El que dejó sola a mamá? ¿El que no quería saber nada de mí? —siguió — Tú para mí no eres mi padre, Desmond —terminó.
— Si estoy aquí es porque quiero arreglar todo eso —decía intentando convencer a Harry.
— ¿Seguro? —respondió — ¿Seguro que no estás aquí porque no tienes nada? —preguntaba sabiendo perfectamente la respuesta.
— Hijo... —intentó hablar.
— Vete —lo interrumpió.
— No —se sentó en el sofá.
— O sales tú, o te saco yo —amenazó.
— Solo quiero pasar unos días contigo —dijo sonando bastante falso — Así no pasarás solo la Navidad —añadió.
— No la voy a pasar solo —aclaró.
— ¿Y con quién? —frunció el ceño.
— No te interesa —se cruzó de brazos.
— Ahhh... Con tu novia —dijo creyendo saberlo.
— Mira, no tengo ganas de aguantarte más —sacó la maleta a la calle.

Desmond volvió a cogerla y entró de nuevo.

— Soy tu padre. Merezco respeto —le levantó el dedo.
— Tú no mereces nada mío —lo encaró.

El más mayor esquivó a Harry ignorando sus palabras y comenzó a subir las escaleras que se dirigían a las habitaciones.

— ¿Cuál es mi habitación? —habló estando ya arriba.

Harry salió de la casa dando un portazo con enfado e impotencia.

— ¡JODER! —gritó dándole un puñetazo a la pared.

El rizado sabía que su padre no estaba ahí por querer arreglar las cosas o querer pasar tiempo con él. Esas mentiras se las podría colar a cualquier otra persona, pero no a Harry.

Estaba ahí porque se había quedado sin nada. Seguramente su nueva mujer lo habría echado de casa.

Solo era un borracho que se pasaba el día entero en el bar sin hacer nada productivo, importándole una mierda el hecho de que ella tuviera que mantenerlo.

La rabia y las ganas de echar a su padre de la casa recorrían todo el cuerpo del ojiverde, pero, ¿qué podía hacer?, al fin y al cabo era su padre, por mucho que no quisiera.

En resumen, Harry tenía el presentimiento de que Desmond lo iba a joder todo.

Lo que nunca te dije Donde viven las historias. Descúbrelo ahora