Axl me encerró en una clínica de rehabilitación. No, no fue la misma en donde nos conocimos. Eso hubiera sido ridículo. Tantos años de la misma mierda para terminar en el mismo pinche lugar. No es justo que él no esté aquí también. No es justo que me haya visto a los putos ojos como si de pronto se diera cuenta que era una puta drogadicta y que necesitaba ayuda. No era que no lo hubiera visto antes.
Se suponía que iba a estar seis meses en esa mierda, se suponía que Axl viniera a verme, para qué mierda querría verme. No me necesitaba.
Era pendejo recordar mi vida antes de Axl porque no tenía una vida, solo parecía una estúpida planeando mi muerte. Al menos en algo aún estaba de acuerdo, tenía que matarme yo, ¿Pero eso era suficiente? El pinche miedo seguía ahí, el puto pánico de querer huir del tiempo era tan jodidamente estúpido como hacer una lista de lo que harás los próximos años para acabar matándote en diecisiete años.
Y donde estaba su pinche familia, además de los muertos por pendejadas como las que hacía ella. Realmente no le importaba, le valía verga porque después de todo por su puta culpa está ahí, planteándose matarse y pensando que lo único bueno de su pendeja vida era haber conocido a Axl Rose. Imagina cuán mal debía estar alguien como para decir que unos años de sexo, drogas, violencia y la mejor puta música que había escuchado fueron sus mejores años. Quién mierda pudiera pensar así, si no estaba realmente mal.
Vaya que le gustaba su música. Pero Axl era un pendejo y estaba mucho más jodida que ella, y lo sabía porque le había dicho te amo. Quién chingados podría decirle que la amaba, alguien mucho más jodido que ella como para enamorarse de la mierda que era.
Y había ido a verla.
Estaba extrañamente en calma, y vestía jeans y una remera como cualquier pendejo en Los Angeles, pero traía su bandana. Podría usar la mierda que quisiera, pero si no portaba su bandana no era Axl Rose. Tenía cientos de ellas, la mayoría rojas, en especial tenía una roja, esa roja, pero aun así ella sentía cierta debilidad por la azul y lo sabía, no por otra cosa la había traído hoy.
Cuándo mierda habían sido mil novecientos noventa.
Cuánto mierda había pasado, apenas hacía días de acabar de conocer al pelirrojo que estaba parado frente a ella, apenas había ido a algún concierto cuando supo que podía cantar, apenas habían peleado y tenido sexo, apenas hizo que casi se matara ella en lugar de él. No habían podido pasar años, Axl siempre había hecho música, Axl siempre había llevado bandana, Axl, Axl no siempre estuvo en calma. Eso la trajo de vuelta.
—¿Baudell?
—No estoy muerta, Rose, aún sé quién eres.
Aún sabe quién es, eso le preocupó un poco, mentira, le había preocupado toda su pinche vida porque un puto día no lo va a saber, no va a saber ni madres, no se va a acordar de todos esos pinches años con él, no se va a acordar de nada.
—Ha pasado la misma mierda de siempre, supongo. Aunque quizá nos separemos.
—Eso parece más mierda de la de siempre.
Steven Adler había demandado a la puta banda, Izzy por fin se había largado y Duff y Slash casi no se hablaban con Axl. Joder, cuánto tiempo ella llevaba ahí. Realmente todo se veía de la mierda para aquella banda que alguna vez vio brillar mientras bailaba por todo Sunset Strip. Vaya que esos fueron años.
Baudell no le creía. No la parte de todos los demás, sino que realmente se terminara Guns N' Roses. Eran una puta banda, eran de las mejores putas bandas que habían existiendo y sabía bien que en algunos años aún seguirían siendo la misma puta banda porque esa puta voz no se olvidaba fácil.
—¿Entonces vas a sacarme ya de aquí?
—Unos días más, nena.
Y cómo la seguía jodiendo que le dijera así.
—Lo siento, Baudell.
Si le hubieran dicho que la encontraron tirada en el baño luego de meterse heroína alucinando con que Axl Rose le decía lo siento, lo hubiera creído.
—No soy tu responsabilidad, Axl —"Sí lo eres" le dijo—. Axl yo te necesito, siempre te necesité y tú hiciste más mierda conmigo de la que puedo recordar. Y te sigo necesitando, te necesito más que a nada y a aquí estás y haces cosas por mí como meterme en una pinche clínica para que yo esté bien, y no tienes que hacerlo —"Sí tengo que hacerlo"—. No, Axl, no tienes que hacerlo. Te preocupas por mí cuando a mí no me interesa mi puta vida. Yo te necesito Axl, pero tú no me necesitas a mí. Tú solo necesitas algo de vida. Quiero decir, mira donde estás ahora y mírame a mí, mira todo lo que hiciste, Axl, porque joder sé que no eres mío, pero yo sí soy tuya. Tienes mi puta vida en tus jodidas manos, la has tenido siempre, y parece que hasta ahora lo sabes.
Axl había dejado de hablar, solo pensó en que mentía porque ella siempre se había preocupado por él aunque en ninguno de los putos años lo había hecho por ella.
—Y sé que lo quieres, pero Rose, no puedes componerlo todo en una sola noche, comprende. El tiempo es tuyo, lo haces tú. Incluso te daría el mío para que tu vida fuera mejor que la mía. Algún día vas a hacerlo, solo para de intentar arreglar una vida que no quiere hacerlo, mejor hazlo contigo, para ti, para que signifique lo puto mismo que siento yo al verte. Eres una buena persona Axl, y tu vida ha sido una mierda desde que estás aquí, pero sabes cómo arreglarlo, siempre has sabido cómo, siendo una puta estrella allá afuera y siendo tú.
Y siguió callado, admirando el movimiento de sus labios mientras evitaba la lluvia de sus ojos, no quería mojarse, no quería irse sin que eso fuera todo porque parecía que lo aceptaba. Nunca la vio más lúcida como hoy, nunca la escuchó sintiendo que no mentía, nunca quiso estar mas con ella como alguna otra vez. Y recordó el te amo, le había dicho te amo, joder. Él nunca había estado más lúcido cuando se lo dijo. Axl, quédate conmigo. Déjate llevar por lo jodido de mi dolor porque sé que es tu placer. Solo quédate, Axl.
Ella lo quería. Lo quería tanto como para no decirlo, tanto que le daba miedo. Lo quería tanto como para dejarlo ir y simplemente pasar la vida dejándose quererlo. Lo quería de la manera más jodidamente extraordinaria porque lo seguiría queriendo hasta en la muerte. No sabía que había hecho con ella, pero lo que le causaba casi hacía que pensara en la vida, por primera vez, en su vida.
Si le dijera un te amo, pensó, él me mataría ahora.
Y se despidió de ella.
No la besó como si se tratase de otro día, no la besó como si fuera a cogérsela antes de si quiera besarla. No la besó como si no volviera a verla, aunque eso sentía exactamente. No la besó tomándola del rostro o tomándola con fuerza. No la besó con el sabor que implicaban sus labios luego de una noche de concierto. Axl la besó como si fuera la mujer que había estado una vida con él. La besó como si sus labios se hubiesen acostumbrado a sentir los suyos en un día de desearle suerte antes de salir a un escenario. Fue un beso en unos labios sin estar de rojo, sin la necesidad de que lo estuvieran, o que se movieran. Fue un beso que describía perfectamente la simetría de lo que significaba entrelazar.
Y se fue.
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𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐜𝐫𝐲, 𝐑𝐨𝐬𝐞
Non-Fiction1986. Una lucha de problemas internos que afectan tanto a él como a ella. Necesidad incontenible de placer, de disfrutar la vida y evitar sentir. No llores, Rose. Historia escrita +18 Contiene lenguaje sin censura. Escenas explícitas (sexuales...