Seis

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Rainbow era lo mejor en estos momentos, siempre teniendo lo que a todos los hace felices: música, sexo y drogas

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Rainbow era lo mejor en estos momentos, siempre teniendo lo que a todos los hace felices: música, sexo y drogas. Daba igual el tiempo, siempre resultaba bueno.

Hoy los chicos tenían concierto en el  Arlington Theater, al parecer era importante o eso mencionó Steven, no lo sé, serían teloneros de Alice Cooper.

—No puedes dejar que te haga eso, Baudell.

—Él está peor, créeme.

Más allá de lo angustiante que hubiera podido ser la situación de que Izzy Stradlin viera marcas no solo en el rostro de la mujer, era ciertamente preocupante. Ella era igual que él. Podía haber días en los que lo pasarán bien. Después de la orgía y que todo se arreglara, Baudell no había vuelto a acostarse con ninguno de la banda más que con el pelirrojo, era completamente ridículo. Y ella sabía bien que no podía dejar de ser una puta, no por irse con el primero que pasara frente a ella sino porque era la puta de Axl.

Baudell pasó de largo hasta el jardín luego de ese intercambio de palabras con el guitarrista. Ahora no solo los golpes eran por placer. No era diferente a cómo lo esperaba, una claridad de lo que es ahora recorrió su mente al momento de follar por primera vez.

—Hola nena.

Dos brazos rodeando el cuerpo de la mujer y un susurro al oído con esa jodida palabra hicieron que sus bragas se mojaran. Pero qué puta voz tienes.

Una caricia al rostro de ella para luego jugar con sus labios, quizá sería bueno pensar en dejar de chupar pijas porque luego vienen labios. El pelirrojo traía algo diferente, oh vamos no es cierto, eres un imbécil Axl Rose. Después de sonidos no exactamente de alegría, Baudell se encontraba preguntando por qué mierda su cara estaba en su brazo. "Supongo que eso de poner lo que te hace feliz también funciona conmigo". Baudell volteo los ojos para luego volver a los brazos del vocalista. Esto es tan jodidamente estúpido que me gusta.

Axl le habló a Baudell acerca de tener algo para ella y  hacerlo esta tarde, claro que sabía que podía ser cualquier cosa, cualquiera hacía que la volviera loca.

—Sino llegas, hijo de puta, Baudell se va a quedar sin pija.

—Seguro antes te deja sin la tuya.

Era entretenido mirar cada que ocurría algo así. La mayoría de los chicos le advirtió a Axl sobre llegar al concierto porque se iría conmigo ya que antes tenía que ver aquello de lo que hace no mucho me habló. Lo que dijo Duff era cierto, no podría quedarme sin su pija, la necesito en mi boca por lo menos una vez al día.

Luego de un " vamos, nena", Axl y Baudell salieron de la casa. Era común hablar sobre cosas de la banda y sexo, al fin sólo eran eso. Una pregunta acerca del poder de Baudell si tuviese que poner el nombre a una banda: rocket queen. No había sido difícil eso. Hacía tiempo no iban al centro de ayuda, no lo extrañaban para nada, era solo por saber que ahí tenían historia.

No demoraron mucho, era lo bueno de vivir cerca. Etaban frente a su delirio: Rainbow.

Luego de subir al segundo piso y hacer la confirmación de lo que en minutos parecería algún tipo de espectáculo, ambas personas estaban ahí, a los costados de una mesa intercambiando colores.

—Nada mal, pelirrojo.

Entre tanto los tragos se hicieron presentes, el alcohol era una necesidad que no se podía contener, era casi como el sexo. Palabras aleatorias por parte de él, de ella sobre cómo habían terminado en el centro del rock and roll de Los Ángeles.

Una historia tras otra mientras del otro lado los chicos viajaban por carretera, apenas si salieron a tiempo, casi dos horas para llegar a Santa Bárbara. Este podría ser uno de los shows más representativos para darse a conocer en California y esos cuatro chicos lo sabían bien. Esperaban que Axl también lo supiera.

La noción se había perdido completamente en las mentes que ni siquiera estando juntas podrían mirarlo todo con claridad. Baudell ya no estaba más a lado del pelirrojo desde hacía minutos y éste apenas reaccionaba ante ello. Tardó en hacer captar a su mente lo que miraba.

Ahí estaba ella, justo en el centro del escenario acompañada con solo un tubo de metal, además de la música que retumbaba por todo el lugar. Quizá algún día la música de los chicos sonaría aquí.

Los pasos de Baudel Brownstone eran como si estuviese desfilando en Milán, pero sabía que esto era muchísimo mejor; tenía un único crítico y sabía que le encantaba lo que hacía. No era una experta en bailar de esa forma, pero disfrutaba saber lo capaz que era por quien tenía enfrente. Una vuelta y otra más por el rededor del frío metal, una mirada, un contacto, Axl Rose estaba totalmente excitado. Sin despegar los ojos de la mujer que lo volvía loco su menté voló al sitio donde se despertaba lo bueno de él; no, no era su pija aunque en estos momentos ya estuviera erecta, era su espacio que algunos pendejos llamarían inspiración. Él tenía su propio mundo en su mente.

Por lo general Axl nunca pensaba las cosas, no al menos cosas que no le dolían, se odiaba tanto cuando algo así pasaba porque no era por él sino por lo que hacía. Al final esto no era una de esas cosas. Después de encontrar un lápiz negro dentro de la chaqueta de Baudell, Axl tomó una servilleta echa ovillo en el suelo para volverla a su forma original, no podía permitirse olvidar esto: 

she's got a smile that it seems to me reminds me of childhood memories.
she's got eyes of the bluest skies as if they thought of rain.

No le importaba nada más en ese instante que estarla mirando; ni siquiera las letras que recién plasmaba con un lápiz que al parecer era de sus ojos, no le importaba una mierda la música ni la bandana que hacía segundos le había arrojado, sólo quería verla bailar sin que nadie más lo hiciera, tal como ahora. Solo quería tenerla para él y hacer lo que quisiera con ella.

Pasaron menos minutos que los dólares que se encontraban al rededor de Baudell lanzados por el pelirrojo para saber que el espectáculo había concluido. La mujer bajó del escenario para correr a las piernas de Axl y tomar su cabello para dar vuelco con sus labios, estaba realmente contenta de lo que había logrado.

—Eres mía Baudell Brownstone.

Pudo sentir todo de él en ese instante. Podía indagar en las visiones de su mente hasta encontrar lo que más deseaba de él, y lo mejor era que él también lo sabía.

𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐜𝐫𝐲, 𝐑𝐨𝐬𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora