Ocho

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Hoy era el día; hoy se lanzaba "Appetite for Destrucion"

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Hoy era el día; hoy se lanzaba "Appetite for Destrucion". La emoción de esos cinco chicos rebasaba los límites. Habían estado de fiesta por más de una semana, y no los culpo, realmente eran buenas fiestas. No tengo una puta idea de qué harán hoy, pero seguro será increíble; siempre lo es estando en la cima de Los Angeles.

—¡Baudell!

—Qué pasa, pelirrojo, ¿Quieres otro pete? Te dije que con el primero no me dejarías ir y mira, aquí estás.

—En eso tienes razón, pero puede esperar –¿Puede esperar?, ¿Acaso eres idiota, Rose? Te gusta que te chupe la pija tanto como a mí me gusta hacerlo —Vendrás conmigo esta noche. No a ninguna celebración de mierda, solo iremos a algún sitio a... Yo que sé, cualquier cosa, tener sexo o lo que sea, ¿Bien?

Daba igual dónde fuera o si estuviera arriba del escenario o solo con él, lo que importaba era el sexo, y vaya que era un buen sexo.

Cuando escuché el álbum completo supe que debí haber cobrado por un par de canciones, empezando con mis gemidos en Rocket Queen, siguiendo por mi nombre en Mr. Brownstone y terminando por haber salido en It's So Easy. Cada jodida letra era diferente al igual que el ritmo, pero eso no quitaba que toda California me escucharía gemir mientras tenía sexo con Axl Rose. Esa canción será un ícono en esos momentos; tener sexo mientras suena Rocket Queen de fondo con un buen saque de merca. Eso sí que tendría orgasmos asegurados.

Últimamente el humor de los chicos cambiaba, dejando atrás el sentirse bien por su primer álbum juntos, las peleas eran más comunes y prácticamente por cualquier estupidez. Axl llegaba tarde a los conciertos y amenazaba con irse del grupo cada día; era como su ritual, Steven estaba hasta el carajo con las drogas, a veces me compartía un poco y era cuando no lo delataba del todo, Izzy se largaba cada que quería y volvía de la misma forma, solo se centraba en componer y era todo, y Duff y Slash se la vivían de bar en bar.

—¿Lista, nena?

No sé de dónde mierda Axl había sacado el auto en el que íbamos, tampoco estaba segura de si llegaríamos a donde sea que fuésemos o terminaríamos en prisión de nuevo. En cada estación de radio se podía escuchar alguna canción de Guns N' Roses, la expresión del pelirrojo era extraña, parecía como si quisiera reírse y en segundos terminó haciéndolo.

—Sabes, Baudell, siempre creí que haría esto, pero no que sería tan jodidamente genial como para tener lo que quiero. Viví una mierda en Lafayette, pero ahora estoy conduciendo un auto escuchando mi puta música y yendo a follar contigo.

—Fuiste lo jodidamente estúpido como para no saber lo grande que serías. 

Baudell era una mujer que también había pasado por mucha mierda, pero estar aquí ahora y decirle eso a Axl la hacía sentir bien, quizá nunca supo lo que quería, pero lo que tenía ahora era más de lo que podía esperar. Decir palabras como las que tenía para Axl la hacía sentirse una completa desconocida, sabía lo que tenía, sabía cómo era y lo qué era capaz de hacer con los demás y con ella misma, pero cuando él le decía algo así parece como si su vida importara menos de lo que ya lo hacía.

El pelirrojo detuvo el auto en medio de la carretera, no había más alrededor ni tampoco personas, vaya que está lleno de sorpresas. Luego de intercambiar miradas, Axl salió del auto y Baudell lo imitó. El viento estaba en contra suya, pero eso no impidió que ambos quedaran encima del auto viendo hacia el cielo. No hubo palabra alguna en minutos, solo contemplaban la existencia del otro en un momento de lucidez para ambos.

De un segundo a otro, el pelirrojo se lanzó sobre la mujer y atacó sus labios como si no hubiese mañana, le susurró al oído un: "me excita cuando usas esas medias" y la mujer dejando escapar una risa le responde con un: "tú te excitas con cualquier cosa" y realmente eso era cierto.

Luego de que las prendas de Baudell fuesen quitadas de su cuerpo con fuerza, el pelirrojo dejaba marcas de sus labios por cada rincón de ella, subió sus piernas y puso su cabeza entre ellas al compás de que Baudell pronunciaba un "Joder, Rose". Lo placentero de estar arriba de un auto con las piernas abiertas y la lengua de Axl Rose paseándose por donde se le daba gana era algo digno de más de un orgasmo. Las manos de Baudell permanecían en el cabello del pelirrojo incluso cuando terminó.

—Deberías dedicarte a esto más seguido.

—¿Lo cambiarías por poner tu boca en mi pija?

La jodía que la conociera tan bien. En definitiva no cambiaría nada por ver su rostro mientras sus labios jugaban con su pija.

El auto se movía de una forma increíble, el viento pegaba contra sus cuerpos y los sonidos hacían eco al salir como una ráfaga de su boca. Axl estaba encima de ella, Baudell tenía las manos rasgando su espalda cada que la penetraba con más fuerza, joder, esto se sentía tan bien. Parece que era por lo único que agradecía estando sobria. Las manos del pelirrojo se posaron en el cuello de la chica, estaban tan excitados que harían lo que fuera en este instante. Gritos, desesperación, ganas incontenibles de follar de por vida de esta manera era por lo que ninguno había perdido la razón hasta entonces.

—Quiero tener todo contigo, Baudell, follarte cada día, hacerte gritar mi nombre tantas veces de placer y al final decirte que solo eres mía. Porque tú eres solo mía, Baudell.

Era tan jodidamente increíble lo que esas palabras podrían causar en la mente de Baudell, eran capaces de llevarla a perder la cordura o recuperarla.

𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐜𝐫𝐲, 𝐑𝐨𝐬𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora