Parte 11

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Era el día de la boda, todos estaban ocupados y ansiosos con los preparativos y vestuarios.

-Luisa el piano va en el salón, Isabella no olvides decorar las sillas y el arco. Toñito dile a los burros que por favor se queden en el establo, Luisa estará muy ocupada hoy. ¡Julieta! necesitamos los bocaditos listos y por favor Agustín alejate de las abejas.

-Señora Alma, no debe esforzarse tanto, descanse, yo me encargare de todo.

-Y/n lo agradezco pero tu deberias ir a arreglarte ya no falta mucho. Y por favor llamame Mamá.

-Gracias... Mamá. Pero lo digo en serio, vamos, descanse un poco, qué tal si ayuda a Julieta con los bocaditos y yo me encargo el resto con Agustín.

-Esta bien pero si necesitas ayuda me avisas.

-Lo haré, ahora vaya. ¡Julieta! Tu madre te ayudará con las arepitas.

-¡Gracias Y/n!

-Pensé que no paraba de darnos órdenes.

-Mirabel sabes que ella tiene las mejores intenciones.

-Sí, pero es agotador.

-En eso tienes razón.

-¡Todos! ¡Atentos! Quiero que cumplan los mandatos de la Señora Alma, cualquier duda se dará directamente a mí. Tienen una hora, luego quiero que todos vayan a alistarse. Muchas gracias.

-Como mande Y/n

-Sí, mi señora.

-¡Con mucho gusto tía!

-Dolores, ¿dónde está Camilo?

Dolores vino a mí, demoró un poco ya que estaba lejos. Cada vez que la necesito mencionó su nombre para que se concentre en mi voz.

-Mamá aquí estoy, Camilo no ha salido de su cuarto aún, yo tengo que probarme mi vestido con el resto de las chicas así que estaré ocupada.

-Okay mija está bien, tomen su tiempo, estamos bien con la hora.

Pepa comenzó a formar un mini huracán.

-Casita no está lista, los preparativos no están terminados, los invitados llegarán en dos horas y nos falta mucho.

-Pepita tu tornado está quitando las flores, mi amor ¡las flores!

-Alguien dijo... ¿flores?

-Angelical, pero la entrada dramática ¿era necesaria?

-¡Mirabel!

-Solo digo que es muy exagerada a veces. - Aunque eran amigas ahora no podían dejar de tener las peleas de hermanas

-Mirabel no seas envidiosa. - Y digamos que Isabella no ayudaba mucho.

-Gracias por las flores Isabella. - Pepa tomó un ramo que le dio Isa.

-Okay niñas vayan a alistarse, no discutan.

Subí al cuarto de Camilo y lo encontré sentado en el suelo a los pies de su cama con un espejo frente a él cubierto por su poncho.

-¿Camilo?

-Ah, ¡Má! Hola. - Camilo secó sus ojos.

-Mijo ¿estás bien?

-Sí, sí, yo ya iba a ... - Lo quedé mirando mientras me acercaba y lo abrace fuertemente. Camilo comenzó a llorar y me respondió el abrazo. - Má, yo...

-Está bien, suéltalo pequeño.

Después de muchas lágrimas Camilo decidió contarme lo que sentía, sobre su poder y su identidad.

La verdad de un amor (Pepa Madrigal x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora