❆EXTRA #8.2

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SEGUNDA PARTE

Vacaciones y despedidas

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Vacaciones y despedidas.

8 de enero 2032

La casa de Melanie y Dave se encuentra en el mismo sector que la de nosotros, solo que unas cuantas calles abajo. Ayudo a Marie a subir a su asiento, abrocho el cinturón y le dejo un beso en sus regordetas mejillas, en la parte de atrás, Duque está subiendo al maletero, ladra cuando me ve, se acomoda con facilidad y Adam cierra la puerta.

—¿Estás segura que podrán con ellos?

—Melanie estuvo muy dispuesta, no será tanto tiempo. Aparte, ya tenemos la cita hecha—sonrío.

—¿No puedes darme una pista? —hace un puchero.

—Nop—pincho su nariz—. Vámonos, amor.

—De acuerdo.

Una vez estamos todos listos y en la camioneta familiar, la enciendo para empezar a manejar a la casa de nuestros mejores amigos; Adam y yo tenemos un asunto que atender, mis papás no pueden cuidar a los niños y mis suegros tampoco —los cuatro decidieron ocuparse juntos—, así que nuestra opción fue que Melanie y Dave los cuiden. Adam tiene miedo, pues dice que será mucha carga para ellos y sus otras dos hijas, pero Dave insistió... y nosotros no podemos perder la cita, no por nada tuve que hacer una larga vuelta hacia el centro de la ciudad.

Conduzco a velocidad media, escuchando los cantos infantiles de mis bebés y la vocecita de Jar diciendo que ya quiere regresar a la escuela y ver a su maestra, Adam le responde todo lo que le pregunta, Aaron se queda medio dormido a mitad de la canción. Veo por el retrovisor como Marie le da un ligero golpecito en la frente al verlo cabecear, pero no logra mucho, lo que hace que la pequeña rubia refunfuñe y cruce los bracitos, carcajeo al mismo tiempo que niego con la cabeza y me mantengo enfocada en el pequeño semáforo que hay antes de llegar a la casa Smith-Carter.

—¿Por qué vamos con los tíos, mami?

—Porque tu papá y yo tenemos un asunto que atender y en ese lugar no pueden entrar niños tan pequeños como ustedes.

—¿Irán al doctor? —pregunta con el miedo en sus facciones.

—No, amor—río—. Es otro lugar un poco más agradable que un doctor.

—Bueno, pero que no les pongan inyecciones.

—Claro pequeño, yo lo impediré.

Jar asiente hacia su papá y continúa viendo hacia la ventana. En diez minutos llegamos a la enorme casa, Dave ya estaba afuera con Maya, la más pequeña de sus tomatitos y un gatito color crema, Maya juega con él y Dave ríe al mismo tiempo que la graba con su celular.

Toco la bocina de la camioneta varias veces, el castaño levanta la vista y sonríe enormemente hacía nosotros. Estaciono frente a él y le devuelvo la sonrisa, Adam abre la puerta de copiloto y saca a Jared junto con su mochila, carga con cuidado a Aaron y yo me encargo de mi princesa.

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