30 de abril 2026
—Jared acaba de cumplir un año y un mes, amor. No caminará tan rápido.
—Debemos ayudarlo—menciono con confianza—. Mamá dice que yo caminé muy rápido, para mi primera navidad yo ya era un pequeño caminador oficial—sonrío.
—Es que tú has sido muy adelantado a todo—palmea mi mejilla—, pero cada bebé es diferente.
—Ándale, no pasará nada si lo dejamos de pie solito.
—Se caerá y yo no quiero que mi bebé le tenga miedo a pararse.
—No le pasará nada, estamos nosotros para cuidarlo siempre—tomo sus manos—. Lo llevamos al piso alfombrado del cuarto de juegos y ahí estará más seguro.
Ali parece pensarlo un poquito.
—De acuerdo, pero no más de dos intentos.
—Te amo—beso sus labios—. Ven rubio, tenemos un largo entrenamiento que hacer.
Saco al pequeño de su silla alta que estaba cerca de la barra de la cocina, limpio sus mejillas y casi voy corriendo hacia el cuarto de juegos, Alissa baja con lentitud las escaleritas del lugar, haciéndome sentir impaciente. Sé que juega conmigo, la conozco más de lo que ella cree.
—Amooor—la apresuro—. De aquí a que llegues Jar se graduó de universidad.
—Baboso—golpea mi hombro.
—Me amas.
—A veces me lo pregunto si te amo lo suficiente... no te creas bebé—besa mi infantil puchero— te amo con mi vida entera.
—Yo más preciosa.
Jared está sentado entre mis piernas, le pido a Ali que se siente enfrente de nosotros a una distancia corta, pero considerable para que el pequeño pueda caminar. El pequeño se chupa la manita, mientras mantiene una sonrisita torcida para su linda mamá, mi esposa le hace gestos y extiende sus brazos hacia él.
—¿Preparados?
—¿Listos? —me sigue el juego.
—¡Fuera!
Coloco a mi hijo de pie, se tambalea un poco lo que le causa un pequeño sustito, pero no pasa a mayores, mis brazos hacen como una valla protectora a su alrededor mientras que mi esposa llama su atención para que avance, el rubio carcajea e intenta mover su pie derecho, vuelve a tambalearse y su pie izquierdo también avanza, Ali me mira con asombro, pero nada positivo vuelve a suceder porque Jar se cae de sentón.
Lo miro callado, pero con los ojos muy abiertos, Ali se acerco a él pero no le hace mucho drama, hemos aprendido que si nos asustamos, lo asustamos a él y empieza a llorar mucho; para relajarnos a los tres, empiezo a reír un poco y mi rubia me sigue, Jar frunce la nariz y también empieza a reír.