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El siguiente día fue normal, estaba con Antonio y mis hermanos ayudando a los madrigal en sus tareas, mis ojos buscaban a camilo pero por mas que volteaba a cualquier lado no lo encontraba. Antonio noto mi inquietud invitándome a jugar para despejar mi mente, funciono por lo menos todo lo que restaba del día.
La noche fue mi enemigo, mi mente no dejaba de pensarlo, sentir que toca mi cabello, besa mi cara con gentileza, sus abrazos de sorpresa, mi cuerpo necesitaba el suyo - mi corazón duele- sali de la cama con cuidado, me fui a sentar a una rama viendo la enorme cascada.
- (...)- la voz de alejandro hizo que saliera de mis pensamientos sentándose a mi lado, no necesitamos hablar para saber que es lo que pasaba- te enamoraste del humano verdad-
- mas bien como una necesidad, la verdad estoy confundida, de un día para otro llega a mi vida y se vuelva un desorden, no sé si lo amo- me escondi en mis alas sintiendo su mano sobarme.
- tranquila, te darás cuenta, yo por ejemplo estoy enamorado de mirabel- su mirada estaba puesto en el cielo lleno de estrellas- el estar a su lado, oler su aroma y que ella me de acaricie, es suficiente para que la ame con locura, para jamás irme de su lado.
-y-yo también siento eso con camilo-
- entonces por q dices que no sabes que sientes por el- rio abrazándome de los hombros jalandome más a su lado - oficialmente hermanita estás enamorada de un hombre, y aún que no me guste la idea tienes que ir por el.
- y eso que arreglará -
-ya lo veras, pero eso si, tienes que controlarte recuerda que es un humano, no aguanta como nosotros, entendido.
-si?
-que bueno,ahora vete y ve con el, y hazle saber cuánto lo amas.
-gracias Ale, eres un gran hermano- nos abrazamos fuerte viendo su cola moverse- bueno me voy nos vemos en la mañana- me convertí y salí hacia el cuarto de Camilo.
"Que quiso decir"
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Daba vueltas sobre mi cama, no podía conciliar el sueño si no estaba ella abrazandome fuerte contra su cuerpo, sentir como es caliente sin ninguna cobija.
No pude verla la abuela me trajo todo el día a su lado con la escusa que necesitaba de mi poco fue la sorpresa cuando fuimos a la plaza repleto de señoritas, rápido fue la atención.
Todo mi día fue de escuchar halagos e indirectas hasta manoseadas. Que mujeres tan vulgares.
Seguía pensando en mi día, mañana me toca está con (...) espero que la abuela no me valla a necesitar otra vez.
