¿Alguna vez has amado con todo tu corazón? ¿Hubo siquiera un momento donde pensaste que si esa persona te dejaba, ibas a morir?
Mentiras, mentiras que te hace creer el corazón, o tal vez puede que sean verdades.
La mirada es el reflejo del alma por...
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Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
- Julio Cortázar
Isabella Rodríguez.
20 de junio del 2018.
El aire de mi cuerpo se ha salido por completo. No tengo palabras, ni creo que pueda crearlas.
"Me estás enseñando a amar, no sabía. Amar es no pedir, es dar. Mi alma, vacía."
Esas palabras están andando por mi mente, pero no puedo explicarlo, no sé cómo. No sé si emocionarme o llorar, por sus cambios, en unos momentos es cariñoso y en otros momentos es cortante. Pienso que es mejor llorar porque me estoy volviendo loca. Todo esto me abruma, el hecho de que estoy enamorada de él, que mi casa se haya quemado, que encontré a Axel hablando con una mujer que no me agrada y para el colmo que ella lo bese. Ya no aguanto más y empiezo a llorar. Estoy tan desolada, confundida, cansada y todo eso hace que me esté volviendo loca.
—No puedo más, Axel —digo esto y me seco las lágrimas, pero es en vano, ya que me salen más y más—. Puedes abrazarm... —ni siquiera espera a que termine de hablar y me abraza. Lloro mucho más porque estoy cansada física y mentalmente por todo esto, solo quiero tranquilidad. —. Tengo que decirte algo. Más bien aclararlo.
—¿Qué es? ¿Qué pasa, cuéntame? —pregunta, pero tiene las cejas juntas como si estuviera confundido con lo que le quiero aclarar.
—Quiero que nos tomemos la relación despacio. No quiero que adelantemos las cosas.
—Si así lo quieres, así será. Solo no me lo hagas tan difícil.
—¿A qué te refieres con que no te lo haga tan difícil?
—Hablo de que por favor trates más de comprenderme, de escucharme y no actuar de la manera en la que actuaste hace algunos minutos —me mira cansado, como si también estuviera agotado por todo lo que está sucediendo.
—¿Como no quieres que actúe de ese modo después de lo que vi? —me mira suplicándome con la mirada. Creo que ya es hora de bajarle a mi mal humor—. Bien, lo intentaré.
—Gracias —atrae mi cuerpo hacia él y me abraza, pero esta vez no es muy fuerte, solo me está envolviendo con sus brazos. Coloca su cara en mi garganta y le da un beso, eso me pone nerviosa porque no sé qué está pensado hacer. Luego de varios segundos posiciona su cara en mi cuello—. Gracias por creer en mí, aunque tal vez sea un desperdicio de tu tiempo.
—¿Por qué es un desperdicio de tiempo creer en ti?
—Porque las personas que lo han hecho, están decepcionados de mí.
