¿Alguna vez has amado con todo tu corazón? ¿Hubo siquiera un momento donde pensaste que si esa persona te dejaba, ibas a morir?
Mentiras, mentiras que te hace creer el corazón, o tal vez puede que sean verdades.
La mirada es el reflejo del alma por...
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"Nadie puede evitar enamorarse. Tal vez uno quiera negarlo, pero es posible que la amistad sea la forma más frecuente de amor".
(Stieg Larsson)
6 de junio del 2018.
Mis ojos son un reflejo de mi alma.
Nunca he sido feliz, mi infancia no fue la mejor. Lo sé. He intentando mostrar una cara feliz cuando no lo soy y que mi jefe se de cuenta de ello, me asusta.
Observo su rostro queriendo averiguar no sé qué.
—Ya que me ha escaneado, se puede ir de mi casa.
—Perdón, no quise que te enojaras, solo trataba de...
—No me interesa que intentabas hacer.
—No quise molestarla. Disculpe, ya me voy... —musita y se va dejándome sola en la cocina, pero no llega muy lejos.
Todo se paraliza en un solo instante.
La puerta principal de la casa se abre y oigo la voz de mi madre en la sala de estar. Creo que mi corazón dejó de latir, ahora sí quiero que me trague la tierra. Debí de haberle dicho que se fuera y ahora de seguro que esto no va a acabar bien. Mi madre de pronto entra a la cocina, me mira a mí y luego a él, lo hace repetitivamente hasta que habla.
—¿Qué hace este joven en mi casa Isabella?
Hoffman se me queda mirándome como a la espera de mi respuesta. Estúpido infeliz, ahora tengo que hablar.
—Estábamos charlando, sobre unos proyectos, solo eso mamá...
—Claro, te creo... —ahora mira a Axel y le dice—. Si no te importa muchacho, quiero privacidad en mi casa y contigo no la tengo, otro día puedes venir de visita.
—Si señora, disculpe la molestia y... —fija su vista en mi mira y asiente como despidiéndose para luego girarse y darle su mano a mi madre despidiéndose de ella.—. Nos vemos mañana, Isabella. No llegues tarde, tenemos muchas cosas pendientes por terminar. —dice a la misma vez que camina para salir de casa.
—Si, si claro, déjame, te llevo a la salida.
Lo empujo con una mano en su espalda y puedo sentir lo fuerte que esta. Abro la puerta y le hago una seña con la mano para que salga.
—Vuelvo a pedir disculpas por cómo te trate. No quise hacerte sentir mal ni nada de eso y perdona por haberte escaneado... —no lo dejo terminar.
—No se preocupe por eso, señor. Entendí que no era con intenciones de lastimarme... —le señalo y aclaro—. No tengo que perdonarle nada.
—Bueno, ya la dejo descansar. No quiero que su madre se enoje, así que mejor entre.