¿Alguna vez has amado con todo tu corazón? ¿Hubo siquiera un momento donde pensaste que si esa persona te dejaba, ibas a morir?
Mentiras, mentiras que te hace creer el corazón, o tal vez puede que sean verdades.
La mirada es el reflejo del alma por...
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Mi media luna
CONTINUACIÓN DE MI HOMBRE.
Si sé lo que es el amor, es gracias a ti.
-Herman Hesse.
18 de junio del 2018.
Tengo que elegir y quiero elegir a Axel, pero esto podría lastimar a Andrés, así que giro mi cara y la escondo en el cuello de Andrés.
—Isabella... —Axel menciona mi nombre lentamente en sus labios.
—No quiero irme contigo, déjame en paz, Axel. Tu mismo lo dijiste; dijiste que me alejara de ti. —digo esto escondiendo mi cabeza en el pecho de Andrés, como la cobarde que soy.
—No te dejaré. Déjame llevarte a que te revisen en la enfermería. —su rostro muestra preocupación y aunque eso me gusta, sin embargo, también me desconcierta.
—Ella está bien. Solo fueron unos simples golpes. No hay que preocuparse. —le contesta Andrés a Axel. Al escuchar lo que dice Andrés, me molesto. ¿No hay que preocuparse cuando me golpearon dos veces?
—Imbécil, eso es lo que eres. —espeta Axel furioso.—. La golpearon, ¿Cómo que está bien y que solo fueron unos simples golpes?
Me levanto del suelo y me alejo de Andrés y Axel.
—Lo siento Andrés y lo siento por ti Axel, pero no seré el trofeo de su pelea infantil.
Los dejo en el ascensor a los dos, no quiero estar en el medio de una situación tan incómoda. Pase de ser invisible en la escuela a que dos hombres quieran golpearse por mí.
Empiezo a caminar hacia mi oficina y me encierro en esta. Me siento en la silla y comienzo a mirar hacia la ventana que está a mi derecha y observando que el cielo está nublado pienso que así mismo estoy yo.
Tengo tantas sensaciones que no sé cómo explicarlas. Quisiera sentirme feliz de que Axel haya golpeado al imbécil que me golpeó, pero no lo siento. Quiero estar con Axel, pero tanto su mundo empresario como mi madre, no van a aceptar el que estemos juntos.
De momento siento que se abre la puerta y veo que es Axel. Al parecer no se cansa de molestar.
Lo miro y él muy bien sabe que no estoy de humor.
—¿Qué quieres? —digo esto parándome de la silla para abrirle la puerta para que se vaya lo más rápido posible de mi vista, pero antes de que llegue a la puerta me intercepta y me pega a la puerta colocando mis manos arriba de mi cabeza.
—No lo entiendo. Sabes, he tratado, he hecho de todo y al parecer no funciona. No te imaginas lo que me dolió ver como lo elegías a él en ves que a mi. —con ojos cristalizados me habla. Molesta por lo último que dice, le respondo igual de enervada que él.
