✨ CAPÍTULO CINCO ✨

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ALEJANDRA

Si tuviera que hacer un resumen de estos últimos días, empezaría por decir que estuve inundada de tareas. "Gracias a quien está arriba, logré terminar todo", pienso. Ahora hablemos de Connor, y sí, me refiero al chico que misteriosamente se parece a lo que imaginé como "mi chico perfecto". Les juro que traté de encontrarle alguna explicación; incluso llegué a pensar que había salido de la libreta, pero eso no tendría el más mínimo sentido. Las personas no salen de los libros (si pudieran, habría traído a Apolo Hidalgo a la vida hace mucho tiempo). Así que simplemente llegué a la conclusión de que era una casualidad.

Nuestra interacción fue mínima, ya que después de que me ayudara con Masón, solo lo he visto en una que otra clase que compartimos. En esas clases no puedo evitar dedicarle varias miradas. No me juzguen; en mi defensa, no puedo evitarlo, cada rasgo de su rostro es tan llamativo.

—Alejandra Cooper, no has tocado tu cena por estar mirando al vacío. ¿Ocurre algo, hija? —me dice mi madre.

—No, mamá, no ocurre nada, solo pienso en cosas del instituto —juro que casi pude escuchar a la voz de mi cabeza gritar "mentirosa".

—Hija, sabes que si necesitas algo puedes decírmelo sin dudarlo.

—Lo sé, mamá, gracias —le dediqué una sonrisa—. ¿Y papá?

Mi madre me mira con gracia.

—¿Acaso olvidas qué día es hoy?

Me tomo unos segundos para recordar y, al hacerlo, me doy una bofetada mental.

—Lo olvidaba, cierto, hoy es jueves de fútbol.

—Estás como enamorada, hija.

Mis ojos se abren de golpe.

—No, mamá, no estoy enamorada.

Ella sonríe.

—Sabes, sigues sin contarme qué pasó con aquel chico que delineaba sus ojos. Ambos parecían estar enamorados.

Y eso fue como si un cuchillo volviera a abrir una herida antigua. Tal vez creas que soy una exagerada, que ya pasó el tiempo suficiente para superarlo, pero es que aún duele mucho.

Miles de recuerdos pasan por mi mente, y siento el ardor en los ojos, pero logro contenerme.

—Solo terminamos, mamá. Fue decisión de ambos hacerlo.

—Hija —toma mi mano—, ya no puedo fingir que nada ocurre. Tu padre pensó que lo mejor sería darte tu espacio, pero no puedo seguir viendo cómo mi hija se cierra y deja las cosas que le gustaban hacer, solo porque un chico la dañó.

Quedé perpleja ante sus palabras, y lo último se repitió varias veces en mi cabeza: "un chico la dañó".

—Mamá, a mí nadie me dañó. Si estoy dejando esas cosas es porque ya no me van, no pasa nada, todo está bien conmigo.

—Hija, por favor, ya no me mientas más —noto lágrimas en sus ojos—. Soy tu madre, por lo tanto, te conozco mejor que nadie, y quiero ayudarte, pero no puedo si tú no te dejas ayudar.

Al carajo todo, ya mis lágrimas empezaron a salir y mi madre, al verme así, se levantó de su asiento y me abrazó con fuerza.

—Me dejó por Emma, mamá, y por eso me he sentido como una porquería todo este tiempo. Perdí mis ganas de hacer esas cosas y únicamente quería estar acostada leyendo. Perdón por no habértelo dicho, es que casi siempre los noto estresados por su trabajo y no quiero molestarlos.

Mi mamá me abrazó con mucha fuerza, ambas llorábamos en el suelo. Sentí su mano acariciar mi cabello suavemente y luego habló.

—Mi pequeña, tú jamás serás una molestia y sé que tu padre y yo hemos estado distantes por mucho tiempo, pero eso no significa que no te amemos, ni que no podamos ayudarte; todo lo contrario —me dio un corto beso en la frente—. Y en cuanto a lo ocurrido, te hablaré desde mi experiencia: la vida está llena de gente falsa. Quien menos esperas es quien te traiciona. Claro, esto no aplica a todos, ya que, aunque no lo creamos, en la vida aún hay buenas personas, como tu amigo Luka, quien sé que te apoyó en ese momento tan difícil. No porque me lo contara alguien, sino porque, a pesar de que estuviste en tus peores momentos, él estuvo ahí para ti.

—Te amo, mami.

—Y yo a ti, hija.

Lastimosamente, esto no ocurrió. Mis ojos se abrieron, mostrándome que todo lo anterior fue un simple sueño. Intenté dormir otra vez, pero fue difícil, y justo cuando lo estaba logrando, un mensaje llegó a mi teléfono.

Connor Stone: Buenas noches, señorita Cooper. Lamento la hora en la que le escribo, pero solo quería reunir el valor suficiente para hablarle a una chica tan hermosa como usted.


Escribiendo A Mi Chico Perfecto [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora