ALEJANDRA.
Desperté con dolor de cabeza y unas ganas enormes de seguir durmiendo, pero no podía. Aún no podía dejar de pensar en todo lo que ocurrió ayer. Las palabras de Masón seguían claras en mi cabeza.
Dijo que si no rompía contigo y comenzaba una relación con él, haría todo lo posible para que mi padre fuera despedido y no lo contrataran en ningún otro lugar. Iríamos a la calle solo por un capricho.
Me sentía muy mal por él. Pasó por mucho, sufrió al igual que yo. Lo peor es que no solo tuvo que aguantar chantajes y manipulaciones, sino que lo que vi en su teléfono la noche anterior hizo que todo lo que me contó pareciera diez veces peor.
La noche anterior
Después de que Masón se quedara dormido en mis piernas, intenté acomodarme para reflexionar sobre todo lo que había dicho sin despertarlo. Mi mente estaba revuelta; no sabía qué pensar ni qué hacer.
Entonces, llegó una notificación en el teléfono de Masón: cinco audios de tres minutos, todos de una misma persona: Emma Murphy. Al principio, los ignoré por respeto a la privacidad de Masón, pero al ver que seguían llegando, decidí responderle que ya se había ido a casa.
Al entrar en su chat, estaba lista para mandar el mensaje y apagar su teléfono, pero la curiosidad y la necesidad de saber si Masón decía la verdad sobre Emma me llevaron a escuchar los audios. Lo que escuché jamás se borrará de mi mente.
—¿Te recuerdo lo que pasó la última vez? Casi despiden a tu padre y lo acusaron de abuso sexual. Mi padre ya tenía los testimonios falsos y el dinero para apresurar su encarcelamiento, todo por no querer acostarte conmigo. Recuerdo lo poco hombre que fuiste diciéndome que jamás tendrías sexo con otra chica. Qué patético eres. Será mejor que te aparezcas, Masón, o haré algo parecido o incluso peor.
Sentí ganas de vomitar al leer eso. No entiendo cómo puede haber gente tan malvada, capaz de hacer estas cosas a personas de buen corazón. Masón tiene un corazón muy bonito, y saber que sufre por esto me da mucha impotencia. Creo que ha llegado el momento de que alguien detenga a Emma y su juego cruel.
Me levanté de la cama y busqué mi teléfono para mandar un mensaje. Estaba decidida a ayudar a Masón y terminar con el juego dañino de Emma. Nadie había tenido el valor de enfrentarla en estos meses, pero eso debía cambiar.
Yo: Hola Masón, ¿cómo estás? Oye, ¿podemos reunirnos hoy? Hay algo que necesito hablar contigo.
La respuesta llegó unos minutos después.
Masón: Juro que me caí de la cama cuando leí tu mensaje. Pensé que toda esa historia la inventó el alcohol.
Masón: Respondiendo a tu mensaje, quitando el hecho de que mi cabeza está a punto de explotar, estoy algo bien. Estoy feliz de que finalmente pude contarte mi versión de la historia y que me hayas creído. Claro que podemos vernos.
Morí de risa con el primer mensaje, pero esa sonrisa se desvaneció al leer el segundo.
Yo: Puedo asegurarte que no es el alcohol, aunque hubiera preferido que sí. Siento mucho que Emma te haya hecho pasar por eso.
Yo: En cuanto a lo de la reunión, perfecto. ¿Te parece vernos en el café al que íbamos siempre?
Sonreí al recordar los buenos momentos que pasamos en ese café. Elegí ese lugar por esos hermosos recuerdos; quería que estuviéramos cómodos.
Masón: Amaba cuando íbamos a ese café. Recuerdo nuestro primer beso. Fue fantástico.
Me sonrojé al leer eso.
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Escribiendo A Mi Chico Perfecto [Completa ✔️]
Teen FictionUna extraña libreta capaz de materializar lo que en ella se escriba. Una chica con el corazón roto. Y definitivamente mucho drama. Son los tres ingredientes principales que conforman la historia de Alejandra Cooper, una chica de diecisiete años la...